Mirando y Preguntando No.20 MIRANDO LA COYUNTURA :Frente a un denigrante espectáculo


Mirando y Preguntando No.20
MIRANDO LA COYUNTURA :Frente a un denigrante espectáculo
Por : Lic. Marco Linares Pastor

Estimados amigos, el reconocido sacerdote Jesuita, teólogo y filósofo español Juan de Mariana el cual dice a la letra “La república, verdaderamente llamada así, existe si todo el pueblo participa del poder supremo; pero de tal modo y tal templanza que los mayores honores, dignidades y magistraturas se encomienden a cada uno según su virtud, dignidad y mérito lo exijan. Mas cuando los honores y cargos de un Estado se reparten a la casualidad, sin discernimiento ni elección, y entran todos, buenos y malos, a participar del poder, entonces se llama democracia. Pero no deja de ser una gran confusión y temeridad querer igualar a todos aquellos a quien la misma naturaleza o una virtud superior han hecho desiguales”, lo expresado por este personaje, en 1599, nos demuestra que desde este entonces la llamada democracia se presentaba débil, por otro lado, el Dr. Oscar Arias Sánchez abogado, economista, politólogo y empresario costarricense, en su discurso en la ciudad de Cancún, en la Cumbre entorno al Cambio Climático, expreso entorno a la democracia “No se debe confundir el origen democrático de un régimen con el funcionamiento democrático del Estado (El Parlamento es un poder del Estado). Hay en nuestra región (América Latina -Perú) gobiernos que se valen de los resultados electorales para justificar su deseo de restringir libertades individuales y perseguir a sus adversarios. Se valen de un mecanismo democrático, para subvertir las bases de la democracia. Un verdadero demócrata, si no tiene oposición, debe crearla. Demuestra su éxito en los frutos de su trabajo, y no en el producto de sus represalias. Demuestra su poder abriendo hospitales, caminos y universidades, y no coartando la libertad de opinión y expresión. Un verdadero demócrata demuestra su energía combatiendo la pobreza, la ignorancia y la inseguridad ciudadana y no imperios extranjeros, conspiraciones secretas e invasiones imaginarias”; lo expresado en el 2010, nos muestra lo que estamos viviendo en diversos países.
Compañeros, el Perú no es ajeno a estas circunstancias, cuando la Constitución y la Ley, se convierten en instrumentos para consolidar y fortalecer a grupos de personas que su accionar se caracteriza por su indudable accionar en favor de grupos económicos que afectan los intereses de la nación, el imponer un supuesto poder, muy por encima de la voluntad de la población y del interés del desarrollo de los pueblos, se convierte en principio en algo antidemocrático, el actuar irracionalmente sin respetar y degradando los ideales, sentimientos y perspectivas de los seres humanos que conforman la ciudadanía de un país, continente o del mundo, ya no solo es antidemocrático, es autoritario y dictatorial.
Amigos, lo que estanos viendo hoy es una expresión lamentable de este proceso de destrucción de la democracia, agrupaciones que se auto denominan partidos políticos y no son otra cosa que clanes de personas que pretenden imponer sus intereses particulares sea como sea, con subterfugios aparentemente legales o actitudes autoritarias y violentas por encima de la voluntad de nuestro pueblo, no puede ser aceptada, y menos para apoderarse e imponer a personajes en favor de la corrupción en una institución como es el Tribunal Constitucional.
El pretender distorsionar la real lectura de la crisis política que estamos atravesando, a partir de hacer suyos escenarios formales de participación en el Estado, y el generar situaciones autoritarias y violentas para imponer personas que favorezcan en los diversos escenarios institucionales del Estado, con el único objetivo de imponer intereses privados subalternos al país y el pueblo.
La Constitución señores es nuestra máxima ley y como tal si bien es cierto nos debemos someter todos en el país, para evitar conflictos y vivir en armonía, pues su finalidad es el promover la grandeza del pueblo, su desarrollo moral, físico, intelectual, económico, industrial, etcétera, y por ende sus reglamentos, estatutos y decretos deben garantizar la justicia y propender al desarrollo igualitario de sus habitantes, por tanto quienes la aplican y las general tienen la obligación ética, moral y solidaria con su pueblo de reflejar en sus acuerdos el interés real de lo que el pueblo reclama.
La formulación y la aplicación de la ley está atrapada entonces entre el poder del Estado y los derechos de las personas, entre la represión y las libertades; pero ha derivado, sin embargo, y cada vez con más frecuencia, en una eficiente herramienta para imponer unilateralmente una tesis y afianzar ideologías y/o intereses.
Por tanto, el tema de fondo no es solamente el revisar si la democracia formal, la república de papel o la Constitución transformada en vestuario del poder, cumplen o no con su rol, sino que el tema de fondo es la verdadera función de la ley, su legitimidad, su justicia y sus límites, lo que nos lleva a ver si quienes ejercen la función de legislar, interpretar la Ley o aplicarla, cuentan realmente con las exigencias de moralidad, eficiencia, transparencia, autonomía y compromiso con los intereses nacionales.
Lo que nos lleva finalmente a reconocer que si bien es cierto el cierre del congreso coyunturalmente es positivo, el reto real es a quien vamos a elegir y que tanto de compromiso tenemos cada uno para preocuparnos por elegir y promover a quienes realmente garanticen el ser nuestros reales representantes, pues el peligro esta en el futuro, mejor dicho, en nuestros hijos, nuestra familia, nuestro barrio, nuestro distrito, nuestra sociedad, nuestro país y por qué no el mundo.  
Marco Linares P.


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