Pantallazo No.56
¡Tan
Lejos y Tan Cerca!
Por:
Guillermo Pérez Herrera
Estaba
por dormir, incluso con un cansancio redomado, hecho realidad, en los últimos
meses, cual fatiga secular, lacerante y por momentos antojadiza. Pero, si pero,
algo pasó, como viene sucediendo últimamente y nada, el letargo se convirtió en
ansiedad, las cobijas en medio del clásico y húmedo frio limeño, comenzaron a
pesar, a ser densas, como si algo las aplastara, cual demonio inaccesible o
angelical y sugerente mano ajena, que no es precisamente la de mi lecho. Aquí
estoy despierto, al costado de la nada, más allá de lo visible, y, realizable,
casi atemorizado de cerrar los ojos ante los infortunios, las dudas que me acosen
desde hace algún tiempo, y, que no poder despejar, por más esfuerzo que haga o
pasividad impropia.
Digo
, quizás sea el “acumulado” del sufrir ancestral o la visita casi permanente de
un inconsciente atormentado, recordando y añorando, lo que se fue, lo que paso
y nunca volverá, salvo que hayan otros
círculos virtuosos, de eternidad fingida o de ciencia inalterable, que pudiera
hacerte repetir, lo deseado y nunca alcanzado, como si estuvieras cada vez
cerca, muy cerca , pero luego, cual espejismo fugaz, se siga perdiendo en el
horizonte de mis desesperanzas, preguntas no respondidas y temores escapados de
las ergástulas propias de los sentimientos, irrealizables , quejumbroso y
perdidos en la oscuridad de mis noches.
De
veras, a veces quisiera entenderme, ir hacia adentro a esas cuevas y fosos
profundos de la incomprensión, de un corazón, que cada vez, late menos de amor,
cual si fuera la magia desparecida del candor y la rosa magullada por el
desprecio de la mortal existencia.
Cada
que los escalones de mi morada física, son con mayor lentitud, recorridos por
mis plantas y mis pensamientos ásperamente codiciados, espero encontrar en la
superficie de la urbe, del tramo, cada vez tremendamente corto, que me toca
recorrer respuestas, si ¡RESPUESTAS! y solo encuentro abundancia de interrogantes, y, vaya por un
corto momento, siento que estoy solo, totalmente solo, habiéndose hecho
inmóviles, imágenes silentes, los seres de carne y hueso que me transitan, que
me observan o que simplemente ignoran que estoy presente.
Pero
en verdad, quiero dormir, necesito aliviar con los ojo cerrados de la ausencia
temporal, estas perturbadas ganas de enviar cual auto al abismo, todo aquello
que hace impenetrable, el sentir felicidad, sin distingos, sin temores, sin
cálculos, sin paciencias y tolerancias ignotas, ¡AY!, pero no es posible, me
toco llegar hasta aquí, ruego al Superior Dios, ayuda de todas las formas, que
el espíritu conoce, disfrutando de efímeras bonitas palabras y tiernos, pero
muy cortos momentos, como si sintieran piedad, quienes me las otorgan, tal vez,
con la máxima de las inocencias y candores, y, cada vez más lejos de sentirlo
de a verdad. ¿Me siento inaccesible?, ¿Quiero tener lo que no podre tener?
¿Quiero amar a quien ya no me ama?, ¿Pretendo recomponer aquello, que ya será igual? ¿Pido sin haber
sembrado o haber insertado equivocadamente las semillas del amor?, en serio,
¡NO LO SE!
Y
pues, aquí estoy sin banderas, ni medallas, sin remedios y sin cura, sin cuerpo
y con un alma perturbada, deslumbrado por las ansias de un deseo, que no quiere
regresar, sin afectos incondicionales, sobre los cuales, de repente, hice muy
poco por ganarlos o salte por encima de ellos, creyendo en vitalidad disolutas
y necesidades postergadas.
SI!
¡Tan lejos y Tan Cerca! No hay batalla que se pueda dar con las mismas razones
del pasado o los imaginarios de un futuro, a veces pequeñito, porque pequeños
son los techos que me rodean en esta aventura de vida y esperanza, de un día
que llegue, por los escenarios de la mortalidad, tan humanos como tangibles son
los dedos de mis manos, que hoy observo con curiosidad meridiana y misterio
casi infantil.
Lima,
08 de Julio del 2019
LIMA-PERÚ
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