UN APORTE AL DEBATE POLÍTICO
EN EL PERÚ DE HOY
Los seres humanos siempre hemos vivido en comunidad,
formando sociedades desde las cuales hemos desarrollado a partir de establecer
diversas formas de organización, expresión, economía y creencias; estos
procesos han dado diversos resultados cada uno más evolucionado que otro, lo
que hoy conocemos como los diversos grados de desarrollo. Pero esta relación de
vida entre cada ser humano como individuo y su colectivo como sociedad no ha
sido simple, muy por el contrario, nos muestra una muy variada y compleja relación
llena de conflictos, los cuales en muchos casos no se han logrado resolver
hasta hoy, y quienes han podido lograr condiciones básicas para vivir en
conjunto, han tenido como su mayor instrumento el consenso, el cual les ha y
les permite llegar a objetivos claros, los mismos que se expresan en esos
grados o niveles de desarrollo.
Estos procesos de vida en común o mejor dicho de vida en
sociedad, son el resultado, nada fácil por tanto, de haber logrado consensos
basados en haber armonizado intereses entre cada uno de los individuos y con su
sociedad; esto significa el haber asumido funciones y roles, así como el
promover liderazgos dentro de ella, creando para ello normas, reglas, procesos
y mecanismos que les permita solucionar sus diferencias; mejor dicho el haber
institucionalizado la política y el quehacer de gobernar, no solo para
garantizar su supervivencia sino fundamentalmente garantizar el bienestar común
en su presente y futuro.
En nuestro continente el proceso evolutivo que se venía
dando a partir del imperio Incaico, se vio traumáticamente destruido o
paralizado, a partir de la imposición de una forma de vida completamente
distinta a la que se venía dando y que la población no entendía. Toda esta
etapa colonial caracterizada por la fragmentación del imperio Incaico, la
esclavitud, la imposición de creencias y de saqueo durante tres siglos, en el
Perú produjo una nueva sociedad, la cual también se impuso a partir de la
llamada vida republicana, entre los siglos XIX y XX, la cual también ha
producido una importante fragmentación territorial, racial y cultural, que
también, salvo algunos episodios aislados entorno a algunos temas, mantiene las
características del saqueo e imposición de creencias y pensamientos, los cuales
vienen generando enormes barreras para constituirnos como una nación integrada,
generadas ya no por los conquistadores, sino por los propios peruanos;
produciendo grandes desigualdades económicas, sociales, culturales y políticas,
a partir del diferenciado acceso a los derechos entre ciudadanos.
Como respuesta a esta situación y a la necesidad de
supervivencia de la población, se dan grandes procesos migratorios de las zonas
rurales hacia las ciudades, y es justamente producto de estos procesos que las
nuevas generaciones, tras la búsqueda de mejores condiciones de vida, para
ellos y sus futuras generaciones, en educación, salud, empleo digno, lucha
contra las distintas formas de violencia, así como de identidad y compromiso
con nuestro país, que se han convertido en actores indiscutibles del
surgimiento del emprendimiento popular y del auto empleo, nutrido por los
efectos de la globalización mundial, y su vida en ciudades urbanas, desarrollando
esta capacidad desde diversos escenarios socioeconómicos, tanto informales, en
todos sus aspectos y expresiones, como formales.
Es así que nuestro Perú actual, pese a los grandes
problemas que enfrenta y a las aparentes mejoras de económicas, que las quieren
disfrazar como crecimiento, representa el esfuerzo de miles de mujeres y
hombres que continuamente van creando fuentes de riqueza, ampliando las
oportunidades laborales, y desarrollando expresiones culturales diversas, a
partir de iniciativas privadas que, además de generar valor mejoran el
posicionamiento social de las personas incorporándolas al reconocimiento como
ciudadanos.
Situación que hoy se ve amenazada por la falta de ética e
interés por el país de quienes nos gobiernan, provocando un mayor aislamiento
de esta gran mayoría de peruanos entorno al ejercicio de la política y al
manejo del Estado, ya que hoy estos escenarios necesarios para ordenar la vida
social del país, son utilizados por individuos que utilizando el quehacer
político, basado en un populismo clientelista, asumen la administración del
Estado para beneficiarse a título personal sin importares las grandes mayorías
del pueblo peruano.
Es justamente frente a lo antes expuesto que se hace necesario
reconstruir el país desde algunas perspectivas básicas, las cuales tienen que
responder al consenso reclamado, sin asumir extremos ideológicos de derecha o
de izquierda, la idea es responder a esa gran mayoría de peruanos que conjugan
el actual escenario sociopolítico y que ningún partido político lo representa.
Por ello es necesario el reconocer a la democracia como
el único sistema capaz de organizar a cada una de las personas para ejercer el
poder y que por tanto este le corresponde a todos los ciudadanos y que las
decisiones se toman por mayoría, para lo cual se hace necesario el respeto y
mejora de las normas y reglas que permiten una convivencia política y social
ordenada, y que para su buen ejercicio esta tiene que convertirse en una forma
cotidiana de vida desde la célula más básica de la sociedad que es la familia.
Lo que exige en si mismo el respeto a los derechos y obligaciones individuales
y colectivos de todas las personas, sin distingo alguno, así como que el
ejercicio de este se basa en la representación directa o indirecta del pueblo,
el cual define sus representantes cuyo objeto fundamental es el de promover el
consenso basado en una Justicia Social, con equidad, a partir de reconocer el
derecho de todas las personas de beneficiarse con el reparto equitativo de los
bienes sociales, respetando por tanto su acceso al goce de los derechos humanos
y a las oportunidades de desarrollo.
Debemos asumir un modelo estatal, que más allá de una
meritocracia administrativa funcional a intereses de los gobernantes de turno, responda
a los objetivos y aspiraciones sociales, económicas y culturales de todo el
pueblo peruano, asumiendo nuestra independencia de hecho y derecho,
convirtiéndonos en una nación o comunidad que conjuga nuestra diversidad
sociocultural y reconoce el Perú de hoy como resultado del impulso creativo de
todo el pueblo, y que debemos de defender por encima de todo, procurando una
identidad basada en el sentimiento de pertenencia colectivo de todo lo que
significa histórico, social, económico, cultural y en otros diversos ámbitos el
Perú, e incorporando en este sentir nuestra creatividad y capacidad de
emprendimiento como de auto empleo, generando con ello la cohesión y unidad de
todo nuestro pueblo en favor de nuestro desarrollo.
Recuperando la esencia de una Economía Social de Mercado
en donde se busque recuperar el rol del Estado como el principal agente promotor
del crecimiento económico, promoviendo el pleno empleo, el desarrollo del
emprendimiento, teniendo la obligación de crear las condiciones para que cada
individuo, mediante su esfuerzo, encuentre la posibilidad de obtener el ingreso
que necesita para sí, y por sí mismo atender sus necesidades, velando por el
bien común y corrigiendo las desigualdades sociales, con el fin de que todos, y
no unos pocos, sean partícipes de los resultados del progreso. Esto significa
el no imitar modelos o ceder ante presiones internacionales, sino dando
soluciones a nuestros problemas con algo de sentido común. “Ludwig Erhard,
segundo Canciller Alemán de la post guerra, dijo: el milagro alemán, no es
fruto de un milagro, esto es fruto del trabajo de todo un pueblo”.
Esto significa que el Estado debe garantizar un mercado
eficiente a partir de conseguir que exista libertad de mercado estableciendo
normas y reglas económicas, políticas y sociales para que este funcione en
forma adecuada; se desarrolle la competencia a partir de comprometerse a actuar
cada vez que existan situaciones que afecten la sana competencia en los agentes
económicos buscando su eficiencia por tanto se alcance un mayor bienestar
social; que su presencia la cual es múltiple y variada (subsidios, compras, regulaciones,
impuestos, protección, incentivos, etc.) se den en forma consistente y sobre todo
permanente a través del tiempo para no hacer difícil el planeamiento de las
inversiones de los agentes económicos.
Así mismo la economía social de mercado busca superar
algunos inconvenientes o fallas que se generen en el libre mercado; pudiendo ser
estas: la existencia de monopolios naturales (servicios de agua o energía), por
tanto debe garantizar eficientes mecanismos de control de estos si no existiese
otros ofertantes para generar competencia; el hecho de que ciertos productos o
servicios no generan una demanda individual, como es el caso de la producción
de información, la investigación básica, la infraestructura pública, la
formación de recursos humanos o la seguridad pública, debiendo para ello no
solo promover competencia, sino el garantizar procesos de control y autocontrol
para la implementación de estas inversiones, provocando la participación
ciudadana en estos mecanismos de control; la falta de capacidad empresarial
para responder a los deseos de los consumidores o a las oportunidades del
mercado, tanto interno como externo, debiendo para ello no solo incentivar la
formación y capacitación empresarial, sino fundamentalmente establecer
mecanismos de protección, normas y reglamentos de protección del consumidor.
Desde esta perspectiva de modelo económico debe buscar
principalmente el bienestar de las mayorías, siendo necesario por tanto que el
mercado funcione eficientemente y que todos los agentes económicos participen
de manera activa. Por lo que asumimos que dentro de este modelo el conjunto de
instituciones u organizaciones, públicas y privadas, se desarrollan para
atender las necesidades de toda la sociedad, desde una perspectiva solidaria,
es decir que se llegue a la equidad o mejor aún a la inclusión de toda la
población en el disfrute de los beneficios de las actividades económicas del país,
en términos de bienes y servicios, tangibles e intangibles, buscando ante todo la
“paz social”.
Por tanto el construir desde una actuación activa de los
actores reales del desarrollo nacional, a partir conceptualizar la política
como el arte o ciencia de ejercer el poder, desde una perspectiva ideológica y
en sus distintos ámbitos de la vida humana, buscando los necesarios consensos
orientados a mejorar las condiciones de vida de la población y su derecho al
desarrollo asumiendo este como la satisfacción de la generación actual sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades.
Bajo este concepto asumimos la necesidad de reestructurar
un quehacer de las organizaciones políticas, en forma organizada, disciplinada
y comprometida con la mayoría de la población a partir de tres elementos
fundamentales; la capacidad de recoger los sentimientos y demandas de la
población a fin de proponer alternativas de solución basadas en la justicia
social; la actuación docente de educar, promover, defender y exigir el
ejercicio de la democracia como parte del ejercicio cotidiano de la vida en
común, la defensa del ambiente, la justicia social y el respeto a los derechos
humanos de las personas sin distingo alguno; así como el buscar meritocráticamente
la representación de la población, a partir de mantener una relación cotidiana
y saludable con la población.
Marco A. Linares P.
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