El Perú oficial y la Conferencia Hábitat
III de Naciones Unidas
En octubre se realizará en Quito - Ecuador, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible – Hábitat III que dará continuidad a la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos Hábitat I, celebrada en Vancouver, Canadá, en 1976 que concluyó con la creación del Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos. Posteriormente, en junio del 1996, se realizó en Estambul, la segunda Conferencia Hábitat II, también conocida como la Cumbre de las Ciudades.
La primera tarea
encomendada luego a los gobiernos –incluido el Perú– para la realización de
Hábitat III, fue alentar la conformación de Comités Nacionales de Hábitat para
la realización del Informe Nacional, informe
de país que debió ser entregado en junio del 2014 al Secretariado del Hábitat
III dando cuenta de las medidas y avances
alcanzados en el marco de los compromisos y la declaración del Hábitat II.
A la fecha no se conoce
oficialmente si tendremos el informe país. El Ministerio de Vivienda,
Construcción y Saneamiento (responsable de ejecutar este compromiso) no ha
informado nada y menos convocado a las organizaciones de la sociedad civil que
trabajamos sobre los temas de hábitat y que participamos desde el Hábitat I y
II. Preocupa que el gobierno no entregue el informe ni convoque a la
sociedad civil para acopiar sus apreciaciones y planteamientos, trabajados
desde organizaciones e instituciones que desarrollamos propuestas técnicas y
prácticas para mejorar la calidad de vida de las poblaciones urbanas y rurales
del país.
Es bueno recordar que las dinámicas de urbanización mundial proyectan un
crecimiento de la población urbana que para el año 2050 llegará al 65% del
total mundial.En el Perú, solo al año 2025 las
proyecciones indican que nuestra población urbana llegará al 82.03% del total
nacional. Esto en un contexto en el que las ciudades–real o potencialmente– son los
territorios de mayor concentración de la riqueza, en medio de una gran
diversidad económica, ambiental, política y cultural. Pero que también
corresponden a modelos de desarrollo (implementados en la mayoría de los
países) caracterizados por patrones de concentración de la renta que benefician
a pocos, provocando que las ciudades de acelerados procesos de urbanización, se
caractericen por un crecimiento urbano sin planificación que trae consigo
el asentamiento de millones de familias en zonas de alta vulnerabilidad, en
medio de una creciente privatización del espacio público, depredación del medio
ambiente y del territorio planetario en general.
No podemos olvidar que el
gobierno peruano y una delegación importante de la sociedad civil estuvimos
presentes en Hábitat II cuando se asumieron compromisos y se suscribió un Plan
de Acción Mundial que especifica la necesidad de que los gobiernos
implementen programas y políticas orientados a promover el acceso a vivienda
adecuada para sus ciudadanos, a desarrollar capacidades para que los
asentamientos humanos puedan ser sostenibles, impulsar procesos de habilitación
de territorios para ser ocupados con participación ciudadana de sus habitantes
e impulsar la igualdad de género en el acceso a la tierra. También a instaurar
sistemas de financiamiento para facilitar el acceso y construcción de la
vivienda en los sectores populares, con participación de la cooperación
internacional para desarrollar proyectos de acceso y construcción de viviendas
y la instauración de mecanismos de evaluación de los puntos referidos
anteriormente.
Hoy denunciamos una vez más
que en el Perú, la mayoría de los compromisos fueron incumplidos por los
gobiernos que se han sucedido desde 1996. Será tal vez porque como
lo expresara el expresidente Francisco Belaúnde Terry, el Estado construía
viviendas para los sectores medios porque los pobres solucionaban solos sus
problemas, expresando así una manera peculiar de entender al Perú y sus
necesidades, atendiendo una lógica de implementar políticas públicas que
discriminan a las grandes mayorías, que a fin de cuentas son las que producen
las ciudades en el Perú. Sería interesante conocer cuántas viviendas se han
producido en estos años desde el sector privado de la construcción y cuántas
desde el esfuerzo de las poblaciones de sectores populares para evidenciar el
aporte real a la económica nacional y cuán necesario es contar con inversión
pública para mejorar las viviendas autoproducidas por la gente en las
principales ciudades del país y en Lima.
Ha sido en este marco
que desco en Alianza con la Red de Municipalidades Urbanas y
Rurales del Perú y la Coalición Internacional por el Hábitat realizó en octubre
del año pasado el Encuentro Internacional de Sociedad Civil y Gobiernos
Locales hacia Hábitat III: derecho a la vivienda, barrio y ciudad que
concluyó señalando que “ante la
configuración de territorios divididos, el ordenamiento territorial debe
considerar e implementar regulaciones orientadas a revertir la tendencia
histórica del campo hacia la ciudad y la concentración del capital y la
financiarización de la economía, evitar la superposición de concesiones
extractivas y áreas naturales protegidas, contrarrestar la generación de
enclaves, buscando el fortalecimiento y desarrollo de las ciudades intermedias,
con una revisión de la institucionalidad para lograr mayor coordinación
territorial entre los distintos elementos del Hábitat, la salud, la educación,
el trabajo, la vivienda y el buen vivir de todas y todos”.
Las tareas urgentes por atender en el territorio nacional son de
carácter técnico, político y administrativo. La manera de enfrentar las
limitaciones y bondades del proceso de urbanización tienen que ser asumidas desde
una lectura territorial que nos permita actuar sobre los vacíos acumulados
durante décadas en que la atención a la vivienda de los sectores populares ha
sido mínima, mal resuelta mediante el modelo de la llamada invasión
que le ha permitido al Estado desentender la habilitación de terrenos para las
nuevas viviendas que han surgido y hacer una buena gestión del suelo. De haber
planificado y conducido mínimamente bien el proceso de facilitar el acceso a la
vivienda para los pobres, como la entrega de los títulos de propiedad,
seguramente los especialistas no hablarían ahora de las posibles 50 000 muertes
que puedan ocurrir –solo en la ciudad
de Lima– en caso de producirse un sismo de gran
magnitud.
Desde la sociedad civil seguimos trabajando y esperamos que el Estado y
los sectores del gobierno nos convoquen a dialogar para avanzar juntos en la
solución de estos problemas que nos afectan a todos. Así, por ejemplo, desde inicio del año desco, en
alianza con la Fundación Friedrich Ebert, la Coalición Internacional por el
Hábitat, WIEGO, la Pastoral Social de la Diócesis de Chosica, Alternativa, la
Red Interquorum Arequipa, Cedepaz, Cidap, Cepru y la Universidad Nacional del
Callao, venimos impulsando los talleres “Hábitat, ciudad y territorio:
sustentabilidad y tareas pendientes en Lima Metropolitana, El Callao y el
Perú”. Estos talleres buscan identificar orientaciones prácticas
para mejorar la gestión sustentable del hábitat, las ciudades y el territorio
peruano. Las propuestas levantadas serán llevadas a Quito y se
presentarán en el Foro Social frente a Hábitat III en vista de
que el gobierno peruano ha asumido una postura que limita o ignora la
participación efectiva de los ciudadanos peruanos y las organizaciones de la
sociedad civil global, como ocurre en otra medida con la convocatoria oficial
de la organización de Naciones Unidas.
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