Pisando
Fuerte No. 84
A propósito de plagios, politiquería “Made in Perú” y “Acusadores”
Por: Marcial Guillermo Pérez Herrera
Los
últimos acontecimientos , sobre el caso Acuña y los plagios, profusa y
mecánicamente, difundidos, por los “grandes” de la comunicación en el Perú, a
la postre , verdaderos “lavadores de cerebros” de la opinión ciudadana,
rebotados con entusiasmo en las redes sociales, de las cuales, también
comienzan a posicionarse y adueñarse, nos muestran , como le hemos dicho anteriormente,
en el comienzo del fin , de una era de la política peruana, cuando no el “crash”
inevitable, de más de 35 años, de ejercicio del poder, de manera cazurra, cínica
, prepotente e incapaz por los capitostes, responsables de su destrucción.
Efectivamente,
el delito es delito, así sea pequeñito, “regularcito” o mega enorme, y debe ser sancionado, aun
cuando, hasta la justicia y sus adláteres, estén en serio cuestionamiento,
debido a sus tropelías e incontables manifestaciones de corrupción y degeneración
administrativa, sobrepasando, hace rato, las líneas correctas de la ética y la
moral. En ese camino, es de expectativa , de quienes sin ser , ni creernos, la
palabra autorizada, sino solamente, el espacio justo del ciudadano, de a pie,
esperamos sea eficiente en el tratamiento de este proceso, que abre una serie
de caminos a recorrer, por ejemplo, el de la idoneidad de los acusadores políticos,
donde en una comparsa sin aliento, se dan la facultad de oidores de la Real
Audiencia, personas, que hace rato, deberían haber estado fuera del escenario
electoral e incluso de la política, pues han tenido años dedicados a la
prescripción de delitos evidentes, o, jamás han explicado de donde salen sus
recursos económicos, para explicar costosos ritmos de vida e increíbles “ascensos
sociales”, o, aquellos que han acompañado a criminales confesos, delincuentes “con
corbata”, autores de diversos robos y “mega estafas” , aunándose, por allí, de
manera subalterna, aquellos que en nombre propio o de otros, no responden aún,
por crímenes de lesa humanidad o algo peor, genocidios, nunca esclarecidos, ni
sancionados.
En
esta línea, también sale a la luz, lo que algunos calificados y reconocidos críticos
insertos en el saber colectivo (de los pocos), han expresado ,con preocupación,
como es, la concepción asentada, en
amplios sectores poblacionales, en especial, con mayor énfasis a finales de los
80 y comienzos de los 90, caracterizado en el dicho “No importa que robe, con
tal que haga obra” y que pasmosamente, ha entronizado por el voto, en cargos de
representación pública, a candidatos abierta y manifiestamente impugnados por
la ley y el orden civilizado, por sus actos de inmoralidad económica y
financiera. De allí se desprende, que con toda alevosía y ventaja, hayan
decenas de postulantes congresales, incluyendo, los presidenciales, que hablen
de sanciones contra quienes “Cometen delito”, olvidando, cual amnesia curativa
y cómplice, los latrocinios, que ellos han efectuado, y, que con el amparo, de
la perversa justicia existente, han salido bien librados.
Lamentable,
que la mención antes indicada, marcada a fuego, en el tiempo, sea el imperfecto
y falaz modelo, con el cual, van creciendo nuevas generaciones de ciudadanos,
jóvenes y muy jóvenes, sin que hasta estos momentos hayan reflejos evidentes de
cambios en positivo, que puedan revertir este cruel postulado.
Y
seguimos, en el desagregado, donde con insistencia, afirmamos, que los medios
de comunicación y los que invierten en ellos, muchos de ellos, sin haber
resuelto interrogantes sobre sus actos dolosos, se han convertido en la última
palabra de la verdad y la mentira, ajustician, sancionan, absuelven, levantan o
sepultan, con anticipación, y, son el referente necesario y definitivo, para
que robóticamente, opinemos, decidamos, levantemos la voz, bajemos el tono con
mansedumbre o compremos el producto sea presencial o ideológico, que ellos con
insistencia mediática, nos oferten mañana, tarde y noche , mejor, a la hora de levantarnos
o a la hora de acostarnos, para que nuestro inconsciente, sea totalmente
controlado, cual experimento Pavloniano,[1] con la diferencia, que
somos seres racionales y mentalmente aptos y no animales sin razón, y solo
hechos al instinto.
Seguramente,
son más las aristas, pero, no quería culminar este artículo, sin esbozar, otro parámetro,
a propósito del “Caso Acuña”, donde las consecuencias pueden ser imbarajables,
como por ejemplo, tener que auscultar, junto con la idoneidad de todos sus
grados, la suficiencia de la Universidad que ha permitido estos extravíos, y,
junto con ello la necesaria revisión de todos sus tesis de egresados y
titulados, aparte, de salvaguardar lo logrado con justeza y honestidad por
cientos de sus profesionales certificados. Las preguntas son: ¿Y si comenzamos,
para dar el ejemplo, y, como parece, ya está
prendiendo en el actuar público, a validar los grados y títulos , expuestos con
toda rimbombancia por todos los presidenciables, por lo menos?, ¿Y si la
vigilancia y contrastación de calidades educativas, no sólo quedan en Perú y
todo el amplio espectro de “Universidades de prestigio” y “de menos prestigio”
y van más allá, hacia el extranjero, en la rancia Europa, la intocable “transparencia
académica norteamericana” y las de México y Latinoamérica?, ¿ Y qué garantía o qué
futuro tienen o como quedan los profesionales que pugnan por un empleo, si
agregada a la discriminación del cliché, “Que venga de Universidades exitosas y
famosas” el de “Que provenga de universidades donde la copia y el plagio jamás
se han dado”?
La
caricatura social y el “populorum” que nutre nuestras mentes, sonríe de sí
mismo, al decir que en el Perú, “No se gana, pero se goza” y que puede pasar de
todo, menos dejar de aburrirnos, por cada hecho socarrón que nos tienen
acostumbrados los politiqueros y los “Voceros de opinión” (Sabe Dios quien los
ha santificado). Sin embargo, lo que está sucediendo, no debe llamarnos a
ignorar y hacer de tripas corazón o efectivamente jaranearnos o desternillarnos
de burla y fácil sonrisa, sino, todo lo contrario, constituir en un tema
central de análisis y búsqueda de soluciones, porque en ello, a mi entender,
está en juego la viabilidad de país y el recambio real y saludable de ideas y
formas de convivir en sociedad, cuando no, de recuperar la política, como forma
de administrar racionalmente el gobierno del país y su rol de vocación de
servicio, antes que cundera repartija de intereses y acomodos innombrables, al
status quo, denigrante y desvencijado, que hoy impera.
[1]
Pávlov es conocido por formular la ley del reflejo
condicional. Pavlov observó que la salivación de los perros que utilizaban en
sus experimentos, se producía ante la presencia de comida o de los propios
experimentadores, y luego determinó que podía ser resultado de una actividad
psicológica, a la que llamó "reflejo condicional"
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