Pantallazo No 48: Tu Mirada
Por: Marcial Guillermo Pérez Herrera
Despierto,
y que encuentro, tu mirada, después de haber estado muy lejos del epicentro
terrestre, en somnolencia cuasi mortal, del increíble estado del saber que
desapareces momentáneamente, en un segundo , que puede ser eterno y de no regreso,
pero al sentir que estar vivo, que en medio de los dolores corporales que te
espantan, rodeado de dolientes y ayes de dolor de muchos, en camas rígidas y
blancas, matizadas, sólo con los aparatos que te rodean el cuerpo, en el ánimo
de sentir que aun estas allí, junto a otros destellos corporales, que no eres
alma, ni eres visión atormentada de la sinrazón.
Pareciera
que cual película acelerada han pasado por mi mente, en las profundidades del
inconsciente, todos y cada uno de los hechos, que han escrito la existencia
fugaz, tan fugaz, que cuando nacemos, sabemos inevitablemente, cual anuncio de
siempre, que tendrás que irte en algún instante, de esos que te tocan en la
ruleta inexplicable del humano, sin embargo, tu mirada, indescifrable, puede
ser de dolor, de sorpresa, alargada en sus ojeras, encendida en sus sorpresas,
esperanzada, al verme abrir las retinas , entre dormitadas, dudosas y
afiebradas, y, vaya que me alientan, incluso a esbozar una sonrisa, en medio de
las tristezas de un cuerpo manipulado durante horas, por la mano sapiente del
cirujano, hacedor de oportunidades, prolongando esperanzas, evitando llantos
oscuros y rostros enjutos de tristeza, escogido de repente por Dios, para en su
nombre y representación patente, defina, si la ruta aún puede ser caminada, por
los mismos pies , que algún día recorrieron, tal vez mucho, tal vez poco, de lo
que le toco caminar, abriendo vericuetos sin sentido o de repente floridas
praderas de luz y alegría, encandiladas con la esperanza y el devenir permanente
del ser.
Es
tu mirada, en ese segundo interminable, el periscopio inagotable, de lo que
debo ver, percibir y ansiar, disfrutando en medio de antibióticos, sueros,
agujas, ampollas y manipulaciones sanitarias, del olor, del aroma, aun
sanguinolento, pero patente y concreto, viviente, del estar allí, del no
haberme retirado de la escena, del gran teatro del mundo, pleno de
incertidumbres, lastimero en sus masivas lamentaciones, pero, aun así fértil de
amor, lleno de alientos frescos y tiernos, hasta el abrigo animador, de
inocentes criaturas, que deben, necesitan vivir, rodeados de lo mejor, que
pueda dar la naturaleza humana, de lo bello que finalmente es disfrutar de
colores, sabores, alegrías, fortalezas de papel fantásticas, sueños hechos
miel, de tanta belleza que representa la inocencia y el disfrute de futuros
escritos con marcadores de dulce y
almíbar.
Atrás
va quedando la soberbia del Prometeo encadenado, del mito hecho semidiós, del
eterno volver a cometer las fallas y errores del ayer, de creer que somos
únicos, omnipotentes, pero, no , no somos más que una brizna débil , coqueta y
aguilucha, deslizándose en los vientos de fantástica imaginación, en aguas de
tormenta, hechas suaves y mansos manantiales, porque lo que importa, es saber
que estas allí, que te sientes hecho carne, que tu cerebro te toca coquetón, de
oníricos pensamientos, de pesadillas y placeres detonantes , que te van
regresando a la realidad, de que seguirás
con ella, con ellos, con todos, los que son parte de esta orquestada
fabula de ilusión en lo que viene, a pesar de contaminados ambientes, violentas
escenas, hechas gente, países, continentes, globales de ambiciones
inimaginables, pero, finalmente, una oportunidad de transcurrir, con la
experiencia del regreso, del haber estado muy lejos, de haber tocado de repente
a quienes añoras, y, que hoy son otra dimensión, otras normas cósmicas, otros paraísos
o infiernos de rotación y traslación interminables.
Tu
mirada, que no logro describir, que nunca podré hacerlo , pero siempre allí,
para explicarme, que debo ser , cada vez, más, el simple instrumento de hacer justo
lo injusto, más realizable lo indeseado, más abierto, lo que a la vista, parece
imposible de abrir, hacer de la tristeza de quienes amas o aprecias, una
simiente inagotable de calma y agradable realización, en fin, todo aquello, que
en este instante te permite afirmar, que volviste, pero eres uno y diferente,
eres la prueba irrefutable, que el milagro de vivir, debería ser la fuente real
y lógica de hacer , nuestro mundo de concreción, un espacio fundamental e intransferible
de paz, convivencia y entendimiento.
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