¿Por qué la izquierda se suicida siempre en España?

¿Por qué la izquierda se suicida siempre en España?

Podemos, la última explosión 'descontrolada' de la izquierda

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Pablo Iglesias saluda junto a un sonriente Juan Carlos Monedero durante una reunión de Podemos, el 15 de noviembre de 2014 en MadridPablo Iglesias saluda junto a un sonriente Juan Carlos Monedero durante una reunión de Podemos, el 15 de noviembre …Falta por dilucidar si Juan Carlos Monedero se fue voluntariamente de Podemos, o si Pablo Iglesias forzó su salida, pero la marcha del ya exsecretario de Proceso Constituyente y Programa de Podemos ha sido de todo menos amistosa. La prueba de lastensiones existentes es que la formación lleva 72 horas negándolas y desvinculando la salida de Monedero de cualquier otro debate interno, como el que clama ahora por unareunificación del partido. Un nuevo capítulo de la arraigada tradición de luchas intestinas de la izquierda en España.Nada que ver con las que tiene la derecha. Mientras las unas acaban en marchas y salidas para fundar nuevos partidos, las otras acaban en cierre de filas salvo excepciones anecdóticas como Vox. "Con el PP nos metemos nosotros, los del PP. Pero que no venga nadie de fuera a plantarnos cara, pues eso nos hace más fuertes", señalan desde Génova.
El caso es que, sin necesidad de remontarse a los tiempos de la Cuarta Internacional de Leon Trotsky, o a la sangrienta batalla entre comunistas y anarquistas en la Barcelona de la Guerra Civil, se pueden recopilar un buen puñado de desuniones en la izquierda española.
El PSOE no acaba de retomar el pulso de la política nacional desde que Alfredo Pérez Rubalcabaabriera la puerta a unas primarias. Pedro Sánchez salió vencedor de la batalla, pero no de la guerra. La distancia que con él mantiene constantemente Susana Díaz, y el renovado liderazgo obtenido por la andaluza en los pasados comicios autonómicos sigue dejando abierto el debate sobre el candidato idóneo para las elecciones generales de otoño.
Para tratar de evitar nuevos zarpazos, Pedro Sánchez ha intervenido en los territorios menos fértiles para sus políticas cortando la cabeza a Tomás Gómez en Madrid y colocando en su lugar a Ángel Gabilondo. ‘Que se vea quien manda’.
Izquierda Unida es casi un oxímoron en sí misma. Porque desde que en 1986 fuera fundado como partido plural, sus diferentes facciones -entre las que destacan Partido Comunista de España e Izquierda Republicana- han venido manteniendo una lucha soterrada que en los últimos meses ha acabado por estallar como ha quedado patente en Madrid. El pulso entre las familias lideradas porTania Sánchez, de un lado, y Gregorio Gordo, por otro, ha acabado con una nueva división y varias salidas de dirigentes. Algunos se han alistado en Podemos, otros en Ahora Madrid -la marca blanca para la Alcaldía de la capital- y otros directamente se fueron a otras formaciones, como es el caso de Inés Sabanés que se sumó a Equo.
Y eso solo en los últimos años. Tantas han sido las pugnas internas que el estado natural del partido es de agitación constante. Hasta el punto de que unas palabras del exsecretario general del Partido Comunista de España (PCE), Julio Anguita, en 1992 podrían haber sido pronunciadas ayer mismo por cualquiera de sus dirigentes actuales: "Hay personas que estamos hechas para la guerra y que estamos hartas de dirigir esfuerzos para solucionar problemas internos".
Por no hablar del divorcio socialista que Rosa Díez y José Luis Rodríguez Zapatero sellaron en 2007 dando lugar a UPyD. Un partido que nació, como recogen sus estatutos, para atraer a los desencantados con los partidos tradicionales. De nuevo predominó el término ‘dividir’ en detrimento de ‘sumar’
El caso es que todas estas peleas les han alejado del objetivo que les hizo enrolarse en un partido de izquierdas: Unir fuerzas para combatir a la derecha. La prueba más palpable es falta de sintonía entre PSOE e IU en Extremadura, aupando a la presidencia regional al popular José Antonio Monago.
La única diferencia entre quienes se revolvieron contra los suyos en décadas anteriores y quienes lo están haciendo a día de hoy es precisamente el bien común. Por lo menos en lo que atañe al Ayuntamiento de Madrid. La candidatura conjunta que forman miembros de Ganemos, exdirigentes de IU, y candidatos de Podemos ha sabido limar las asperezas, fijar un espacio común de entendimiento y, en definitiva, sumar. Un verbo que tradicionalmente no ha sabido conjugar de manera habitual la izquierda en España.

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