Cornejo fija posición del APRA en relacion a gestión municipal de CASTAÑEDA

Enrique Cornejo: “Esta vez Lima no le va a dar mucho tiempo de tregua a Castañeda”

Domingo, 11 de enero de 2015 | 
Enrique Cornejo: “Esta vez Lima no le va a dar mucho tiempo de tregua a Castañeda”. a.
Economista. Ex candidato del Apra a la alcaldía de Lima. Ex ministro de Transportes y de Vivienda del segundo gobierno aprista. Catedrático en la UNMSM y en Centrum de la Universidad Católica. Docente en el Instituto de Gobierno y Gestión Pública de la USMP.
Enrique Cornejo (58) reconoce que tuvo tres golpes de suerte en la campaña municipal, esa campaña que marcó un punto de quiebre en su vida política. El primero fue en eldebate electoral que organizó el Colegio de Periodistas. Castañeda no fue y entonces la foto del día siguiente fue su silla vacía. ¿Y quién aparecía en la silla de al lado? Cornejo, con el brazo estirado, señalando esa ausencia.
El segundo fue después de que el aprista aseguró que había leído todo el plan de gobierno  de Solidaridad y había descubierto que no proponía una sola obra nueva para la ciudad. Castañeda pisó el palito y afirmó que sí había una gran obra: el monorriel. La suerte de Cornejo fue que conocía el proyecto; una empresa lo había propuesto al Estado cuando él era ministro. El proyecto era malo. Y él lo destrozó.
El tercer golpe de suerte ocurrió en el último debate. El sorteo puso a Cornejo a debatir de tú a tú con el favorito. Ya dependía de él exponer sus debilidades. Y lo hizo. Sin piedad. La prensa lo consideró el gran ganador de la jornada. Cosechó adhesiones. Logró casi 900 mil votos y quedó segundo. Gracias a esos seis minutos, pasó a otro nivel.
Por eso ahora los medios lo buscan para que hable sobre la nueva gestión. Su opinión es una referencia en estos días. Él dice que para llegar hasta acá, para ser quien es ahora, hubo mucho trabajo, "mucha transpiración". Pero también mucha suerte.
Verlo opinar sobre Castañeda en estos días trae a la memoria esa escena del debate en la que usted lo deja mudo...
Más mudo (risas).
Más mudo, seguro. Tengo la impresión de que esa escena no ha terminado. De que usted sigue lanzándole preguntas al alcalde.
Lo que sucede es que desde que terminó la campaña me quedó claro que la alta votación que tuvimos me estaba dando una responsabilidad, que era seguir de cerca los temas de Lima. Y estoy cumpliendo esa tarea. Si encuentro que las cosas que se hacen son, a mi juicio, temas que vale la pena alentar, lo haré sin ningún problema. Y si hay que fiscalizar, fiscalizaremos.
¿Cuál sería el peor error que podría cometer Castañeda en este inicio de gestión?
Tratar de hacer con su antecesora lo que ella hizo con él. Es decir, perder tiempo criticándola, tratando de minimizar lo poco o mucho que haya hecho, y tratando de reinventar lo que ya está inventado. He visto una transición inmadura. Primero, la señora Villarán, que le dijo a Castañeda "yo no hablo con usted, le mando cartas". Y luego el señor Castañeda, que también le contestó 'epistolarmente'. A ambos les ha faltado altura para ponerse por encima de las pasiones y los entredichos de la campaña. Y lo que ha ocurrido a consecuencia de esa situación es que la administración entrante no tenía datos muy precisos de lo que había, y entonces han salido una serie de declaraciones alarmistas.
Como decir que la municipalidad está en una "quiebra institucional".
Como decir que está en una "quiebra institucional", aunque tratando de ser objetivos, cuando Castañeda dejó la municipalidad, las contingencias sumaban unos 800 millones y ahora suman más de 1,200. Se han incrementado.
Usted ha dicho que hablar de quiebra es exagerado.
Sí, porque yo creo que todos los municipios del país tienen un sobreendeudamiento producto de circunstancias ajenas a los alcaldes que entran y que se han ido acumulando. 
Entonces, ¿por qué el alarmismo?
Porque creo que el señor Castañeda y sus principales colaboradores no se han desprendido todavía de este aspecto emotivo de la campaña, y cuanto más rápido salgan de eso, mejor para Lima. Porque a diferencia de sus gestiones anteriores, esta vez Lima no le va a dar mucho tiempo de tregua mientras se va acomodando.
¿La ciudadanía lo va a tratar de manera distinta?
Creo que dentro de seis meses le van a exigir cosas muy concretas. Quizás por eso se ha adelantado y ha dicho que en tres meses va a acabar el puente Dueñas y que va a hacer unos bypases. Pero, en esencia, el discurso de Castañeda tiene el defecto de carecer de un enfoque estratégico.
Pero eso estaba claro en la campaña. Él no planteó ningún enfoque estratégico para la ciudad.
Es cierto, pero yo esperaba sinceramente que desde el 5 de octubre el señor Castañeda se pusiera a hacer su tarea y nos sorprendiera favorablemente el 1° de enero con un discurso en el que ya hubiera ese enfoque. Pero no lo hubo y eso es lo que me preocupa. No sería lo mejor para Lima que él mantenga el perfil que ha tenido de "no hablo, yo hablo con obras". Él pretende curarse en salud al decir que el presupuesto para obras era de solo 15 millones de soles. Todos sabemos que hay un Presupuesto Inicial de Apertura (PIA) y que ese PIA va creciendo en función de los proyectos que uno va generando. De manera que lo más lógico sería que hacia marzo, si hay proyectos, el municipio tendrá una ampliación presupuestal para obras. Yo soy crítico con Susana Villarán pero estoy tratando de ser objetivo. Y, en ese sentido, no me parece que cierren el Parque de las Aguas diciendo que no ha habido mantenimiento. Y llevan las cámaras y resulta que había tres losetas que no estaban bien colocadas y mmm... Yo creo que el grueso de las personas que ha visto este tema se da cuenta.
¿Es solo revanchismo?
Sí, eso es devolverle lo del cambio de pintura a las escaleras. Les cambiaron el color de amarillo a verde y ahora la respuesta es "mira, tú no sabías ni siquiera administrar el Parque de las Aguas".
¿Qué cosas puntuales deberían continuar de la gestión saliente?
Creo que la política cultural que desarrolló la señora Villarán hay que mirarla con atención. Decir "voy a dejar sin presupuesto esto porque no me parece importante" no me parece adecuado. Lo que yo hubiera hecho es poner en valor la Bienal de Alberto Andrade y la hubiera acompañado con unos pasacalles para levantar todo el emprendedurismo provinciano y que las varias Limas se encuentren culturalmente.
Ese discurso se parece al de Villarán, pero no recuerdo haberle escuchado a Castañeda nada parecido.
Es que yo revisé el plan de Castañeda y la verdad, como en muchos otros temas, no había nada. Pero lo segundo que continuaría es el Mercado Mayorista. Creo que es bueno. Yo le añadiría un matiz: hoy día los comerciantes son inquilinos; yo los haría concesionarios. Y lo tercero, los corredores de transporte. Yo tengo una crítica integral que va no solo con Susana Villarán sino también con Castañeda. Creo que en una ciudad de casi 10 millones de habitantes no se puede tratar el tema del transporte como compartimentos estancos, en los que por un lado está el Metro, por otro el Metropolitano y por otro los corredores. Tienen que tratarse como una unidad y en esta unidad la base es el Metro. ¿Qué debe hacer Castañeda? Poniendo sobre la base el Metro, tiene que revisar las líneas del Metropolitano, complementarlo e ir en paralelo. Mantener los corredores, pero articularlos sistemáticamente. Esa es una tarea que todavía no se ha hecho.
Usted ha dicho que le preocupa que el alcalde regresa a sus prácticas poco transparentes. Sesiones de concejo cerradas, a las que va un rato y luego desaparece...
Por versión directa de personas que han estado en sus gestiones anteriores, como (el regidor aprista electo) Luis Jiménez, entiendo que el estilo de Castañeda es bien autoritario. Es de poca conversación y búsqueda de consensos. Si fuera cierto, este no es tiempo para ese tipo de liderazgo. Se requiere conversar mucho.
Luis Jiménez fue regidor entre 2006 y 2010 y no recuerdo que haya alzado la voz para criticar ni denunciar este tipo de cosas.
(Respira profundamente) Sssííí... hizo algunas críticas, pero probablemente en esta oportunidad tiene una experiencia mayor como para mirar con mejor perspectiva el escenario.
Pero esa bancada aprista fue bien permisiva con el alcalde.
Sí, y yo creo que nuestros regidores tienen un desafío: debemos ser coherentes con el mensaje que nos ha dado la población que votó por nosotros, que no es fastidiar ni boicotear, pero tampoco es dejar que las cosas pasen así nomás. 
¿Usted será una piedra en el zapato para el alcalde?
Cuando sea necesario, lo seré.
¿Y Alan García no se incomodará de que lo sea? Es su amigo.
Bueno, esa es una buena pregunta que tendría que responderla Alan García, pero lo que yo puedo decir es que dentro de mi tarea lo seré en la medida en que no esté haciendo una política de obstruccionismo.
¿Y si García gana el 2016? Castañeda parece ser su debilidad. Lo ha elogiado muchas veces en el pasado. Y en la campaña, su primer tuit de apoyo a un candidato municipal fue para él, no para usted.
¡Buena memoria! Y obligó a que luego de unas declaraciones (mías) se suscitara un tuit a favor del candidato del Apra (risas). Esa fue una historia interesante.
Así es. Entonces, es comprensible la sospecha de que García será condescendiente con Castañeda.
A ver, hablemos claro. Alan García ha planteado que en esta campaña electoral el Apra va a buscar un frente y me imagino que Solidaridad Nacional está dentro de la idea de ese frente. Hagamos la hipótesis de que se forma ese frente y de que Solidaridad está dentro de él. Esa actuación hacia una votación nacional puede ir en forma paralela a una actuación municipal en la que si hay que llamar la atención sobre un tema, no creo que nadie me diga que no lo haga.
Quizás lo que ocurra es que usted actúe solo, como en la campaña.
Si eso es así, me corresponderá hacerlo así.
¿Después de la campaña le preguntó a García por qué no lo acompañó?
Hemos conversado de manera muy corta. Me ha felicitado por el resultado de la campaña y lo que dijo –no exactamente a mí pero lo repitió Mauricio Mulder– es que era parte de una estrategia de no acercarse mucho al candidato para no cruzar los temas políticos que estaban en discusión con la candidatura municipal.
Dijo que no quería "alanizar" la campaña.
Más claro ni el agua, como dijo en su Twitter (sonríe).
Acompañarlo sin duda le habría dado una mayor exposición mediática, que –según usted dijo– era lo que necesitaba para crecer.
El principal error del partido con respecto a mi candidatura no fue ese. El principal error fue demorarse mucho en tomar la decisión de mi candidatura. Porque si los tres meses que pasé de precandidato los hubiese pasado, oficialmente, recorriendo Lima, no hubiese partido de 3%.
¿Le costó mucho convencer a los dirigentes de que podía ser un buen candidato?
Fue a la dirigencia a la que le costó mucho perder los miedos que siempre ha tenido sobre Lima. Que Lima no es una plaza aprista, que el Partido Aprista no es municipalista y que cualquier desastre electoral en Lima podía tener implicancias en la campaña nacional. Bueno, mi campaña ha demostrado que si hay una buena propuesta, el "anti" (aprismo) se deja por un momento.
¿Alan García fue uno de los dirigentes que sentía ese miedo?
No, él no, hubo otros en la Comisión Política. Y la verdad es que yo fui candidato cuando, el día en que la Comisión Política estaba decidiendo si sí o si no, la dirimencia la hizo él. Yo fui candidato porque, finalmente, él puso su voto a favor.
¿Jorge del Castillo fue uno de los que sintió ese miedo?
No, Jorge más bien fue uno de los que me acompañó.
¿Alguno de esos dirigentes temerosos se le ha acercado después a decirle 'Enrique, me equivoqué'?
Mmm, no todavía, pero espero que tal vez ocurra. No que me lo digan a mí pero sí que cambien de actitud. No presentar candidatos en determinadas plazas, no solo en Lima, como producto de especulaciones de posibles resultados es un error gravísimo para un partido político, cuya obligación es estar en todos los partidos del campeonato y no solo en los que se piensa ganar.
Es evidente que el resultado de la elección municipal lo ha reposicionado dentro del Apra. Mi impresión es que ahora a Enrique Cornejo uno lo puede ubicar en esa primera línea de dirigentes en la que están Del Castillo, Mulder y otros.
Yo lo diría de esta manera: antes de esta elección yo era el técnico que estaba aspirando a un cargo político. Ahora la misma gente me dice que soy un político que sabe de aspectos técnicos.
Eso es en cuanto a su imagen pública, yo me refiero a su ubicación dentro del partido.
No, es indudable que después de la elección Enrique Cornejo tiene un espacio ganado políticamente que no tenía antes.
Eso le puede traer problemas.
Sin duda. Los principales problemas pueden ser en mi propio partido.
¿Cómo cuáles?
Por ejemplo, yo he tranquilizado a varios de mis compañeros. Lo primero que les dije, y lo dije en la campaña, es que yo no iba a utilizar la elección como una plataforma para otra elección. Les he dicho que no voy a ir en la lista al Congreso en 2016 por Lima, y yo he sentido que varios de mis compañeros se han sentido un poco aliviados.
Han suspirado de alivio.
Sí. Y, bueno, es natural. Algunos de ellos tienen un espacio ganado en ese perfil de parlamentarios y, además, tienen el talento y el carisma para hacerlo y yo, sinceramente, no quiero generar ese tipo de circunstancias porque no es mi propósito. Yo no hice esto para estar a la expectativa de un cargo; lo hice porque sinceramente creí que podía ayudar a transformar Lima.
Este espacio que ha encontrado, que no es el espacio parlamentario, es el espacio municipal, que nadie tenía en el Apra.
Sí. Hay una tarea que, aunque no la quisiera hacer, ya es, naturalmente, la primera que tengo, que es seguir los temas de Lima y ayudar a que podamos acercarnos a algunos de los temas que planteamos en la campaña.
¿Y se va a lanzar a la secretaría general?
Ahí yo planteo un cambio. Yo me enamoré del Apra cuando era universitario no solo por los escritos de Haya de la Torre, sino porque había mucha gente que valía por sí misma y no por el cargo que tenía. Había personas que no necesitaban ser senadores ni diputados para pesar. Creo que para realizar cambios en el partido no se necesita ser secretario general. Podría ser cualquier otro. Uno podría influenciar


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