
El primer Top 25: Los CEO más rentables del Perú —concebido
y elaborado por SE— arroja resultados llamativos: las cifras más destacadas se
reparten entre líderes de empresas diversas en coyunturas y, sobre todo, en
sectores que no necesariamente son los grandes protagonistas del crecimiento del país.
El 17 de noviembre del 2003 es una fecha curiosa en los archivos de Semana
Económica. Aquel día esta revista publicó, por última vez, dos
noticias con el rótulo “Reestructuraciones”, una sección que había
caracterizado sus páginas durante casi dos décadas. Desde luego las
reestructuraciones no desaparecieron del entorno empresarial peruano, así como
tampoco lo hicieron las quiebras o los cierres. Sin embargo, como
refleja el desuso de la sección mencionada, este tipo de mala noticia dejó de
ser moneda corriente en las publicaciones económicas. Éstas pasaron, por el
contrario, a reseñar cotidianamente grandes proyectos, anuncios de inversiones,
aperturas de locales e incursiones en bolsa. La economía peruana ha vivido más de una década de auge y
crecimiento sostenido, que por lo general se ha traducido en resultados
positivos en los estados financieros de las empresas.
¿Quiénes han sido los protagonistas
de esos resultados? Muchos ejecutivos y empresarios. En primer lugar, los líderes que dieron vida
a su visión y gestionaron el crecimiento. Es decir, los gerentes generales o
CEO. Este ranking tiene el propósito de analizar sus
gestiones en un ejercicio comparativo que permita descubrir quiénes
han sido realmente los que mejor supieron manejarse en esta década de auge de
la economía peruana. Quiénes tuvieron la habilidad para aprovecharla
mejor y agregar un mayor valor para sus accionistas.
El Top 25: Los CEO más rentables
del Perú es un ejercicio ambicioso y minucioso. No sólo busca reconocer la magnitud de las
cifras, sino también identificar a sus protagonistas en función del ámbito
específico de sus gestiones y de sus logros más mensurables. El ranking,
construido principalmente sobre la base de la rentabilidad generada por los
CEO, tiene en cuenta su misión de aumentar el valor de la empresa (y el de los
accionistas) en el corto y largo plazo. El resultado, tras semanas de
cálculos, es llamativo. Refuerza la idea de que la economía peruana ha
aprendido a diversificar sus principales fuentes de ingreso sectorial.
Este es el ranking general del Top
25: Los CEO más rentables del Perú:
Las consideraciones y los
considerados
El índice Top 25: Los CEO más
rentables del Perú está compuesto por indicadores asociados
directamente a la rentabilidad, así como a otros aspectos vinculados a
una adecuada gestión gerencial. Entre los primeros se consideran los
niveles de crecimiento interanual promedio de las ventas y del EBITDA de
las empresas listadas en la Bolsa de Valores de Lima (BVL). Entre los
segundos se pondera a las empresas reconocidas por la BVL por sus
buenas prácticas de gobierno corporativo, así como a las que están
incluidas en el ranking Las Mejores Empresas para Trabajar en
el Perú de Great Place to Work Perú. Además se otorga una ponderación
adicional a las empresas con un nivel de ventas superior a los S/.1,000
millones, en reconocimiento a sus mayores dificultades para alcanzar y
sostener crecimientos importantes. Por último, cabe mencionar que sólo
han sido tomadas en cuenta las gestiones de aquellos gerentes generales que han
estado al menos cinco años en el cargo, por considerarse el tiempo mínimo
requerido por un CEO para desplegar su visión, implementar su estrategia y
cosechar sus primeros resultados.
Según esas condiciones, el listado
configura una relación de casi cien casos analizables. Los ejecutivos incluidos
han participado hasta en 15 sectores económicos distintos. Sorprende observar
que entre los primeros 25 apenas 4 casos corresponden a empresas dedicadas
a la actividad extractiva —todas mineras—, la cual históricamente ha
predominado como la principal en la economía peruana.
La última idea se refuerza con la
lectura del top 5, cuyos casos son ampliamente
desarrollados en perfiles individualizados que Semanaeconómica.com publicará
en los próximos días): son extremadamente diversos en giros y en
realidades de negocio. La gestión del colombiano Carlos Alberto Uribe,
gerente general de Lima Caucho, es la mejor ubicada (tiene el índice
de 100), y se explica principalmente por su alto nivel de crecimiento
interanual promedio de EBITDA (80%, el más alto del listado). Se trata
de una empresa que en el 2005 debió suscribir un acuerdo global de
refinanciación a partir de una deuda concursal de US$6.4 millones,
asumida por sus accionistas Season Group Limited y Comercializadora de Llantas
Unidas; esta última de origen colombiano y la que colocó a Uribe en el cargo
(SE 1016). En dos años, la compañía consiguió superar el punto de
equilibrio y generar utilidades. Para el 2008 logró repartir
dividendos entre sus accionistas por primera vez en dos décadas (SE 1271). En
este caso, el resultado refleja el desempeño de una empresa industrial de
capital extranjero especializada en un único producto que consiguió capear la
crisis.
Muy diferente es el caso de Heraclio Ríos al frente de Compañía Minera
Raura, perteneciente al Grupo Breca. A diferencia de Uribe y de los demás
ejecutivos listados en los primeros ocho lugares del ranking, Ríos
ya no está en el cargo. Pasó al retiro en el 2010 luego de más de 15 años al
frente de la compañía. Su caso es el de la gestión de una minera
polimetálica de perfil bajo que se preocupó de invertir en tecnología para
optimizar sus procesos de producción, y cuyo período de análisis coincidió con
el auge de precios de los commodities. Raura estaba tan
bien preparada para aprovechar el rally alcista que en sólo
tres años equiparó su producción de plomo con la de zinc –su histórico
producto principal– y consiguió más que duplicar el precio cobrado por una
tonelada de concentrados de plomo (SE 1007). La gestión de Ríos alcanzó
un crecimiento interanual promedio de EBITDA similar al de Lima Caucho: 79%,
lo que le reporta un índice global de 93 y que la sitúa en el segundo lugar del
ranking.
La tercera ubicación recae en la
gestión de una empresa financiera: el BBVA Banco Continental. Su director gerente general, Eduardo
Torres-Llosa, inició su labor en el 2007, en reemplazo de Jaime Sáenz de
Tejada. Actualmente supera la media de permanencia de un gerente general en ese
cargo en su entidad, que para sus antecesores osciló entre los cinco y los seis
años (SE 1381). En ese lapso, coincidente con la crisis financiera
internacional desatada en el 2008, el BBVA Banco Continental se enfocó en
renovar su imagen, que incluyó remodelar su edificio corporativo y su
acercamiento a rubros muy afines a la peruanidad, como la gastronomía o la
música, mediante sus vínculos con íconos como Gastón Acurio o Pedro
Suárez-Vértiz. Cabe destacar que la gestión de Torres-Llosa (junto con
la de Mariano Paz Soldán en Profuturo
AFP) es la única de las casi cien empresas analizadas que ha sido
incluida en el Índice de Buen Gobierno Corporativo y en el ranking Las
Mejores Empresas para Trabajar en el Perú. Así, con un crecimiento promedio
interanual de 14% tanto en sus ventas como en su ingreso antes de impuestos,
depreciación y amortización —no antes de intereses como el EBITDA, pues es una
empresa financiera—, alcanza un índice global de 85.2 puntos.
Más parecidos entre sí son el cuarto
y el quinto caso: gestiones al frente de empresas familiares de larga data en
el mercado, reconocidas por su solidez e
influencia en sus respectivos sectores económicos, vinculadas a negocios
emblemas del país, y, acaso lo más importante, inmersas en acelerados
procesos de diversificación. Además, en ambos casos, se trata de
gerentes generales que debieron reemplazar a ejecutivos de reconocida
trayectoria vinculados a la propiedad. La referencia remite a las gestiones
de Mariela García de Fabbri al frente de Ferreycorp y
de Mario Alvarado en Graña y Montero, sucesores en sus cargos de Óscar
Espinosa y José Graña, respectivamente. Mientras Alvarado asumió el cargo en
1998, por lo que es el único ejecutivo del top 5 cuya gestión abarca todo el
horizonte de análisis, García de Fabbri entró en funciones diez años después,
en el 2008. Sus casos también difieren en el enfoque de la diversificación: mientras
Alvarado (índice global de 75 puntos) impulsó una ampliación de líneas de
negocio cada vez más alejadas de la ingeniería de construcción –el
negocio original de la empresa–, García de Fabbri (índice global de
85.1 puntos) optó por comprar subsidiarias en varios países de América Latina,
siempre con base en su actividad principal: la venta por representación de
maquinaria de la marca Caterpillar para la minería y afines.
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