23 MAYO 2014
El
aumento de la productividad en sectores no mineros, la diversificación de las exportaciones
y los encadenamientos hacia atrás acaban con esa historia. ¿Nuestros referentes
de desarrollo están equivocados? Tres ex titulares del MEF debaten.
POR PAOLO BENZA
Los tres ponentes habían sido, en su momento,
ministros de economía. Luis
Carranza, Mercedes
Aráoz y Pedro Pablo Kuczynski compartían la mesa
llamada “La Minería y su Rol en la Economía del Perú” en
el Simposium del Oro y de la Plata. Dadas las circunstancias, la
primera pregunta de la moderadora Patricia Teullet era casi una obligación: ¿Es verdad que la minería nos
ha hecho dependientes de nuestros recursos naturales y ha desincentivado la industrialización?Luis
Carranza tomó la palabra, interpretó lo dicho y respondió sin dudarlo: “El Perú, claramente, no es un país con un modelo primario
exportador”. ¿Por qué?
GANANCIA DE PRODUCTIVIDAD:
AGRO Y NO MINERÍA
Carranza inmediatamente añadió: “El país tiene recursos naturales, los cuales aprovecha, pero nuestra estrategia de crecimiento se basa fundamentalmente
en la economía de mercado, y la liberalización, apertura y mejora de la productividad“.
La productividad es la relación entre la cantidad de productos obtenidos de un
sistema productivo y los recursos usados para obtenerlos, ya sean naturales,
laborales o de capital. Dos factores que suelen incidir
en su aumento son la inversión en tecnología y la capacitación del personal. Ambos
incrementan la productividad por unidad, que se puede medir en relación a
personas, máquinas, hectáreas o a todos los factores combinados.
“El agro es
lo que más ha crecido en productividad en los últimos diez años, no la minería. Al
agro le siguen servicios,manufactura y construcción. La minería está en la cola en ganancia de productividad“,
continuó Carranza. Según cifras del Ministerio de Agricultura, entre el 2001 y
el 2011, la productividad en el sector agrario creció 65%, mientras que la
productividad nacional media lo hizo en 38%. A pesar de ello, aquella es
todavía más de cuatro veces menor a ésta. Mientras que en minería la
productividad fue siempre muy alta, en el agro ocurría todo lo contrario.
Sin embargo, en los últimos años y con la
aplicación empresarial de tecnología agrícola avanzada, la distancia entre ambos sectores se ha ido recortando, lo
que supone un proceso de inversión importante y, por ende,
de dinamismo para la economía peruana. “En el 2000, el Perú tenía 18
empresas que exportaban más de US$50 millones y todas eran extractivas,
fundamentalmente mineras, petroleras y pesqueras. En el 2013, tenemos 99 que exportan más de esa cifra y cerca de la mitad
no tiene nada que ver con el tema extractivo, sino que tenemos industrias y agroexportación“, completó
Carranza.
EL VALOR AGREGADO NO SÓLO
SIGNIFICA ENCADENAMIENTOS HACIA ADELANTE
Así, tal cual, lo dijo Mercedes Araoz: “El valor agregado no sólo significa encadenamientos hacia
adelante”. En realidad, el
valor agregado de un producto es la resta del precio que se
paga por él en el mercado menos lo que se pagaría en el comienzo de todo su
proceso, lo que en el caso de los minerales sería el derecho sobre las
extensiones de tierra que los cobijan. Esto significa que la
extracción supone ya una creación de valor. Incluso, si tomamos
como ejemplo el cobre, cuya libra cotiza alrededor de los US$3, su refinación y
su transformación en alambre sólo le agregan 10% al precio del mineral en
bruto, lo que quiere decir que el mayor valor agregado está en el proceso
previo.
La extracción minera, además, genera
encadenamientos hacia atrás. Según
cifras citadas por Carranza en una entrevista a Canal N, en
economías como Australia se calcula que de cada dólar generado en
ingresos mineros, la mitad se gasta en bienes y servicios para esta actividad
(maquinaria, alimento, vestido, transporte, etc.). Asimismo, el ratio de
empleo indirecto del sector, que hace unos años se calculaba en 1 a 5, hoy se
ubica en 1 a 9, para un alcance de empleo directo de 1.5% de la PEA del Perú.
A MIRAR LA PELÍCULA Y NO SÓLO LAS FOTOS
Fue Kuczynski el que, con su actitud distendida de
siempre, señaló entre el público al embajador de Australia y utilizó a su país
como ejemplo de uno que aprovecha la exportación de sus materias primas.
Carranza lo puso en una metáfora: “Lo que pasa cuando ven a un país
desarrollado y nos ven a nosotros es que están comparando dos figuras. Ven diversificación, manufactura y salarios altos. Entonces
dicen que hay que diversificar y mejorar los salarios del mercado interno para
crecer más. Pero se olvidan de lo más importante: que no se trata de
comparar dos fotos, sino de ver la película del desarrollo“.
Según este planteamiento, es errado
pretender imitar el modelo de crecimiento de Estados Unidos “que desde
1870 viene expandiéndose a una tasa más o menos constante basado en el
desarrollo tecnológico”. En cambio, deberíamos observar qué ha hecho
Australia (minerales), Noruega (petróleo) o Canadá (petróleo), y “basar
nuestro modelo de desarrollo en nuestras fortalezas”. El factor
tecnológico será incorporado con el tiempo y debido a la necesidad del
crecimiento. Los países no tienen las mismas ventajas comparativas y, por ende,
no todos deben seguir el mismo camino para la generación de riqueza. Nuestra
película es, entonces, la que mejor podamos escribir. Aunque aún
estemos lejos del desenlace.
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