Crece el número de mujeres candidatas en Arequipa

Lunes, 12 de mayo de 2014

Procesos electorales regionales y municipales en cifras. (La República)
Procesos electorales regionales y municipales en cifras. (La República)
¿TENDENCIA AL CAMBIO? Según ley, las listas electorales deben tener una cuota de 30% de mujeres. La medida que apunta a abrir los espacios públicos ha servido para alentar la presencia de ellas en el poder. La pregunta es si en algunas regiones donde persiste el machismo se elegiría una alcaldesa o presidenta.
María Chauca. Arequipa
Las elecciones regionales y municipales en Arequipa de este año  podrían ser marcadas por un matiz: una mayor presencia de candidatas mujeres.
 Arequipa, Tradición y Futuro, que lidera Juan Manuel Guillén, lanzó al ruedo a Yamila Osorio, una  joven militante de 28 años, actual  consejera regional por la provincia de Camaná. Ante la renuncia de Guillén a la reelección, Osorio espera recibir el consenso interno para oficializar su postulación. La abogada Alejandra Aramayo es otra de los bolos fijos al municipio provincial de Arequipa en una coalición que  conformarían el Partido Popular Cristiano (PPC) con Fuerza Arequipeña del renunciante congresista Marco Falconí.  
El sociólogo José Luis Vargas plantea en su blog la siguiente interrogante: ¿Mujeres al poder? y explora sus posibilidades de ganar. Señala que si bien la presencia femenina en la política nacional e internacional avanza, duda  que Arequipa esté preparada para “dar ese salto y elija a una mujer de autoridad”. Persisten los rasgos machistas, de que solo los hombres pueden gobernar. 
Cristala Constantinides fue la primera presidenta regional mujer de Moquegua (2003-2007). Ella saluda que los últimos gobiernos de turno han entregado la gestión de ministerios  a mujeres profesionales. El caso de Pilar Mazzetti es ejemplificador. En el régimen de Alejandro Toledo se convirtió en la historia del Perú en la segunda ministra mujer de Salud y la primera que se hizo cargo de la cartera del Interior en el gobierno aprista, un sector que engloba a la Policía y que perfila a "un ministro con mano dura". A esa causa, dice Constantinides, ha abonado la primera dama, Nadine Heredia, aunque es cuestionada porque le resta autoridad al presidente. Para el Premio Nobel Mario Vargas Llosa esas críticas están enraizadas en el machismo de la sociedad.
“La Primera Dama no es un adorno que solo está para repartir un poco de leche, pan o regalar algunas cosas. Hay un celo político exagerado. Quieren hacer ver que el trabajo de la esposa del presidente tiene que ser escondida detrás de una columna”, dice Constantinides. 
El analista político Ángel María Manrique sostiene que el ciudadano se va enrumbando en la decisión de votar por una mujer, no solo por una capacidad de gestión que pueda demostrar, sino porque la imagen femenina refleja mayor confianza en la lucha contra la corrupción.
“Debido a los errores ligados a la corrupción con los hombres, la sociedad no tendría problemas de confiar en una mujer, pero es un proceso lento”, acota Manrique.
EN LAS REGIONES
A nivel nacional, Junín fue la única región donde la presencia femenina se impuso de manera importante. En las elecciones de 2002 registraban un 9.09% mientras que en el 2010 ésta aumento al 30.76%. En cuanto a autoridades mujeres electas, el mapa del JNE reveló que en 12 regiones el porcentaje aumentó. 

“No creo que las mujeres y la cuota del 30% ayude. Discrimina de forma positiva porque pretende dar la oportunidad a personas que estamos históricamente rezagadas, pero pienso que los partidos políticos y movimientos regionales deberían incorporar con un criterio de conciencia a mujeres profesionales, líderes naturales, estudiantes”, señala Alejandra Aramayo.
EL MACHISMO COMO LIMITANTE
Cristala Constantinides, presidenta del Gobierno Regional, diputada y alcaldesa en Moquegua explica que muchas veces la barrera para postular no recae solo en la cuota de participación ni en apoyo electoral que se pueda tener. Muchas veces los problemas son más internos y están involucrados con la familia. Asegura que la actitud incomprendida del esposo o pareja puede limitar su participación en el campo político. El machismo domina la situación.

Otro problema radica en que muchos hombres tienen el erróneo concepto de que la mujer no puede dirigir una organización sindical o un movimiento políticopues creen que ese es trabajo exclusivo de ellos. 
Otras mujeres, señala Aramayo, tienen que soportar los acosos que sus colegas puedan ejercer. "Las campañas pueden ser bien sucias, todo dependerá de la fortaleza que tengamos"

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