Conoce las 11 prisiones de lujo donde los presos parecen huéspedes

Jueves, 17 de abril de 2014 

Prisión de Sark, Isla de Sark en Guernesey.
Prisión de Sark, Isla de Sark en Guernesey.
Cómodas salas de estar, cocina integral, pantallas planas, equipados gimnasios y hasta un estudio de música; se pueden encontrar los reos en sus centros penitenciarios.
A comparación de nuestros centros penitenciarios, donde el hacinamiento y el caso es un día a día, los prisioneros de otros países viven en cárceles que parecen hoteles y hasta pueden tener trabajo y vivir en ellas, junto a su familia.
Un ejemplo de ellas es la prisión ubicada en la isla de Bastoy, en el golfo de Oslo de Bastiy, en Noruega, donde cárcel mantiene un nivel de seguridad mínima y alberga a poco más de 100 reclusos, mismos que viven en pequeñas casas de campo y trabajan en la granja de la prisión. Tomar el sol, jugar tenis, pasear a caballo y pescar son algunas de las actividades de los prisioneros.
Por su cercanía a la ciudad neozelandesa de Milton y sus cómodas celdas, la prisión de Otago ha sido llamada como "Milton-Hilton", y cuenta biblioteca, gimnasio y pantallas planas en áreas comunes, mientras que a los reclusos se les permite tener su propia televisión en su celda. El sistema de esta prisión opta por el deporte y la rehabilitación a los presos enseñándoles habilidades de electricidad, ganadería y cocina.
En Austria, las instalaciones de vidrio, madera y hormigón de la prisión del Centro de Justicia Leoben, son más parecidas a las de un moderno centro de negocios, y cuenta con capacidad para 205 presos únicamente. Aquí cada reo tiene su propia celda, con baño privado cocina y televisor. Además tiene acceso a cómodas salas comunes, gimnasio, cancha de baloncesto y área de recreación al aire libre.
La prisión Halden, en Noruega cuenta con espacio para 252 prisioneros, con amplias habitaciones individuales, cuarto de baño privado, mini-refrigerador y TV de pantalla plana. Sus ventanas no tienen barrotes, pero lo que destaca es el estudio de grabación al que los reos tienen acceso.
A diferencia de los casos anteriores donde los reclusorios se encuentran en países con economías favorecidas, la prisión de Pondok Bambu en Indonesia contrasta con la imagen de un país pobre. Señalada por algunos como consecuencia de la corrupción, la comodidad en algunas celdas de esta cárcel es innegable: aire acondicionado, refrigerador y máquina de karaoke, son algunas de las ventajas de la reclusión en este centro del país asiático.
En Escocia, el centro penitenciario de HMP Addiewell, de máxima seguridad, es administrada por una empresa privada que gestiona los servicios de otros cuatro centros penitenciarios en el Reino Unido, y tiene un sistema de aprendizaje y construcción de habilidades para el trabajo como camino para la reinserción de los reclusos a la sociedad.
La prisión de Champ-Dollon, en Suiza, conocida por ser la más sobrepoblada ese país, en el 2011 anexó un nuevo edificio a sus instalaciones y cuentan con un diseño más amplio con cuarto de baño que se parecen mucho a las residencias universitarias de Estados Unidos.
JVA Fuhlbuettel es la prisión de lujo de Hamburgo - Alemania para los internos que cumplen con condenas largas. Reabierto en 2011, este reclusorio cuenta con celdas espaciosas con cama, sofá y baño; además de que los presos disponen de cuarto de lavado.
Al norte de Estocolmo se encuentra otra de las cárceles consideradas como las más lujosas del mundo. La Prisión Sollentuna cuenta con el servicio cerca de 175 empleados, entre personal médico, de seguridad, administrativo y de cocina. Las celdas de esta prisión cuentan con baños privados, además de que los reos tienen acceso a sala de pesas, cocina integral y áreas comunes con sofás y televisiones.
Otras cárceles consideradas como lujosas son: la prisión del Estado del Este en Filadelfia, donde se encuentra la Celda Al Capone. Esta cárcel tenía una alfombra oriental, muebles costosos y su propia radio.
La Prisión de Sark, Isla de Sark en Guernesey, es la más pequeña del mundo, pues solo tiene capacidad para alojar a dos personas.
Y la cárcel de San Pedro, en Bolivia, donde los reclusos tienen trabajos dentro de la comunidad, compran o alquilan su vivienda, y a menudo viven con sus familias.

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