Pisando Fuerte No. 63
La política peruana, entre el “dejavú” y la “pendejada”
Por: Marcial Guillermo Pérez Herrera
La política peruana, entre el “dejavú” y la “pendejada”[1]
Por: Marcial Guillermo Pérez Herrera
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La verdad, que antes de publicar
estas líneas, estuve precedido, por la observación de varios hechos y las
sensaciones propias de diversas experiencias vividas en estos meses, incluso,
el título, lo medité con singular preocupación, por si pudiera resultar
festivo, altisonante o procaz, sin embargo, la decisión fue tomada, luego de
los acontecimientos, que menciono, como cómplices de estos párrafos.
Primero, la larga secuencia de
muertos frescos, reapareciendo en la política, como santos ángeles y devotos de
las calidades morales, cuando, son artífices de la decadencia y el malbaratamiento
del valor político, y, allí están Alan Garcia y sus compinches, pegándola, de
reserva viviente de la ética y la vigilancia, Fujimori victimizado, teatralizado y hasta cinematográficamente
maquillado como un mártir, estando detrás, uno delos más voraces genocidas y
corrompidos de la historia reciente del país , entre ambos nomás va gran parte
de la corrosión de la peruanidad, el
talento crítico, la ponderación de lo bueno y lo malo, y, la satanización de
todo aquello que pueda construirse, sobre la buena fe, la palabra empeñada y la
razón.
Otro hecho, lo constituye, la dedicación
a sátrapas de la más rancia y feudal derecha en el Perú, como el “patriarca”
Bedoya Reyes, “el caballero”, “el ejemplo”, cuando en su noventa pico de años,
está escrita, una historia de desprecio por los pobres, por la democracia, por
todo aquello que signifique convivencia y subsanación de las casi eternas
brechas sociales del país, la prueba, nunca pido ser presidente de la
república, porque detrás de su fachada partidaria, que de paso, nunca llego a
calar en los amplios territorios provinciales del país, circunscribiéndose a su
cautivo, diletante y “apitucado” 30% limeño. Detrás de él y sus cogotudos
acompañantes estuvo siempre, los jerarcas del agro, los dilapidadores del
Estado, los abogados imperantes de las mineras trasnacionales de la época
setentera, ochentera , noventera y hoy en el nuevo siglo, persisten en esta
sujeción, con sus nuevos patrones, que en nombre de la productividad acumulada
y la pseudo competitividad, son causantes de que existan millones de
trabajadores sin derechos laborales, informalidad de pobreza multidimensional y
los odiosos clasismos, que ellos
alientan y distribuyen, en las mentes inocentonas de la supuesta representación
izquierdista del país.
El tercer hecho reside, en la
evidencia, que el narcotráfico ya ronca y nada en nuestra aquilatada economía y
su hija mayor, la política, entroncada con los chicos malos de la delincuencia
de todos los colores y peligros, con los medios de comunicación de dueños
anónimos , pero con las mismas y perversas ideologías de sus patrones
multinacionales y los operadores nefastos de la denominada seguridad interna,
léase montesinismo ramplón y siniestro, y las complejas marañas de los DEA, CIA
y sucedáneos.
Para culminar, y, no menos
importante, pero si inducido por mis simpatías, ver lo sesgado el técnicamente
buen documental de Pancho Adriánzen, denominado “Desde el lado del corazón”,
que reseña “el romanticismo” de los setentas izquierdistas, que toma como
paradigmas, a quienes, precisamente y con todo el respeto de personajes como el
prematuramente desaparecido Iván Degregori, fueron los directos responsables de
las quiebras, conspiraciones y auto suicidios de toda una generación. En el
documental, lo rural no existe, los mártires , que en nombre de sus sanas
creencias por el cambio social, fueron liquidados, por miles, por el senderismo
homicida y la salvajada estatal, de la
denominada “Tierra arrasada”, no reciben, siquiera una línea, un mini testimonio
o una glosa, los Quichca, Llamoja, Huaytallas, Mamani, Quispe y todos las raíces
de la fe aymara y quechua, no existen, para quienes creyendo , hacer un
testimonio de buena voluntad, acrecientan las distancias con las nuevas
generaciones ,dilapidan los patrimonios históricos, ocultan consciente o
inconscientemente verdades que debieron ser puestas en toda su dimensión, salvo
error u omisión, vengan nuevos capítulos que cuentan el argumento de 30 años y
mas de historia de manera más imparcial y objetiva.
Estas consideraciones, la
violencia estructural, que hoy no tiene nombre de asesinatos en masa, de
cuerpos y vidas latentes y la total falta de autocríticas de los que debieran
ser los sectores más lúcidos, que si existen, que si piensan, peo que callan,
me lleva a opinar, en la humildad y sencillez del recodo transcurrido, que debe
darse urgentemente serios y fuertes cambios en el derrotero del poder.
Las poses de “culto al estado físico y la
perfección corporal”, “la intolerancia”, la falta de dedicación a la ética y
los valores, el desgobierno mental y la falta de una cultura de paz, por la más impenitente y cuasi brutal de las
violencias ideológicas, esparcida, cual bombas piña, en las frescas mentes de
las juventudes y la niñez ; la candidez, de una educación política, inexistente
en la práctica de las grandes mayorías nacionales, a través de las
corporaciones comunicacionales, las torpezas del sistema educacional y la
entronización de la corrupción, nos dicen, que guardando las distancias,
estamos en una crisis , sólo comparable, con las prédicas, diseminadas con
valentía y sin tapujos por el discurso del Politeama del venerable González
Prada, en la etapa de la post guerra con Chile.
La política, tal cual está, se
encuentra en su punto, de condenado a muerte, esperando agónicamente su
ejecución, y con riesgo de ser conservada con una improrrogable taxidermia y
embalsamamiento, para seguir engañando, a quienes nacen en el nuevo siglo,
desde su experiencia, sea en la vida diaria o en las aulas, de Universidades
cada vez, más decadentes y reservadas al pensamiento lineal y subordinado a un
sistema, encubierto de post modernidad, pero conservador a sangre y fuego, generador de las más salvajes
contaminaciones de cuerpos y pulmones humanos, en nombre del denominado
progreso o “boom” industrial, la misma caterva, que entre cuatro paredes, decide la
vida y obra de millones de seres humanos, los aísla del mundo real y liquida
con fría sistematización, todo aquello que pueda ser creativo, independiente,
sano y verdaderamente sensible a la naturaleza de los seres vivientes.
Si pues, bendito DEJAVU, que
devora, lo sueños de futuro, porque todo está anunciado todo se repite
pendularmente , pero, también que
pendejada, asociada al cinismo, otro jinete apocalíptico del deterioro global ,
que quienes debieran salir del escenario, por un mínimo de dignidad, (¿Existe
para ellos?) siguen tejiendo laboriosa y ceñudamente, los tejidos aguzados de
la frustración colectiva y la entrega , cual mosca a la llama, de ilusiones,
futuros y destinos, que merecen hace rato, un norte de luz y auténtico cambio
revolucionario.
[1]
La experiencia del déjà vu suele ir acompañada por una
convincente sensación de familiaridad y también por una sensación de
«sobrecogimiento», «extrañeza» o «rareza». La experiencia «previa» es con
frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos casos se da una firme sensación
de que la experiencia «ocurrió auténticamente» en el pasado.
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