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Domingo, 24 de junio de 2012 | 4:30 am
Pasado. Cisneros muestra foto de batallón que integró.
Excesos en el cuartel. Basilio Cisneros contó que en 1983 ayacuchanos detenidos en batidas eran sumergidos en piscina.
Elías Navarro/
En la continuación del juicio oral por la desaparición forzada de 54 personas, un ex soldado reveló haber visto los peores vejámenes dentro del cuartel Los Cabitos, luego de haber sido arbitrariamente detenidas por miembros del Ejército, durante intervenciones militares llamadas “batidas”, en 1983, en Ayacucho.
Basilio Cisneros Cerda (48) ingresó al servicio militar en agosto de 1981, cuando tenía 16 años, y pertenecía al Batallón de Infantería Motorizada Cabitos Nro. 51 (BIM 51), que estaba precisamente bajo el mando de uno de los ex oficiales acusados, el entonces comandante EP Humberto Bari Orbegoso Talavera. Esta unidad del Ejército tenía cinco secciones, cada sección conformada por 40 soldados, y se encontraban acantonadas en diferentes distritos de la región.
“El comandante Humberto Bari Orbegoso Talavera, que está sentado aquí, era el jefe del Batallón Los Cabitos 51. Aquí tengo mi libreta militar en la que él firma cuando salí de baja con el grado de Sargento 2do. A su cargo estaban cinco secciones cada sección por unos 40 soldados”, narró.
La sección del ex soldado Cisneros se encontraba acantonada en la base militar de Minas Canaria, en la provincia de Fajardo, y retornó a Los Cabitos en agosto de 1983, un mes antes de ser dados de baja.
“Vi que siempre traían en helicóptero a veces a 5, 10 o 15 personas. Había mujeres y varones quienes permanecían detenidos en un cuarto y permanecían vendados. Uno por uno eran sacados y llevados para ser interrogados y maltratados verbal y físicamente en un cuarto o al lado de la piscina y en la chanchería”, contó.
“Vi que siempre traían en helicóptero a veces a 5, 10 o 15 personas. Había mujeres y varones quienes permanecían detenidos en un cuarto y permanecían vendados. Uno por uno eran sacados y llevados para ser interrogados y maltratados verbal y físicamente en un cuarto o al lado de la piscina y en la chanchería”, contó.
Agregó que los soldados tenían prohibidos acercarse al cuarto de detención. "Los amarraban de la mano y pies con soga, los metían a la piscina y revolcaban una y otra vez hasta dejarlos ahogados", dijo.
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