Pantallazo No. 32 : Entre quirófanos y hospitales

Pantallazo No. 32: Entre quirófanos y hospitales
Por : Marcial Guillermo Pérez Herrera
Hola amigos y amigas, por aquí saludándolos, felizmente, y aún “hinchadito” después de los 1º puntitos, luego que una sabia cirujana, me paró la hernia epigástrica que ahogaba, mis intestinos y auscultó, junto a sus colegas, con profusión, sin dudas, todo mi sistema digestivo, a ver, si no existían rasgos de necrosis, que pudieran tener efectos , realmente de crisis, y obviamente en la seguridad de este organismo, que ya se coronó con su segunda operación quirúrgica , en la adultez, luego de haber tenido dos anteriores de singular riesgo en su primera infancia.
Pues bien, aquí estamos, recuperándonos, despacito, despacito, como diría una dilecta amiga, algo mareadito aún, con un dolorcillo en la parte baja del abdomen, producto del corte y la manipulación que significa, recorrerte con una cámara, por todas las intimidades de tus paredes gástricas y bueno, siempre, con el amodorramiento, propio de una buena ingesta de anestesia total, que no necesariamente desparece a las 48 horas de haber pasado por el episodio médico.
Ese 27 que comenzaron los síntomas, tuve el apoyo de dos buenos amigos, que me dijeron, in situ, vamos a llevarte para que te hagan un chequeo y ya puedas venirte aliviado y más tranquilo, porque, el dolor, si que era recio, en las cuatro paredes de la casa. Cual sería la sorpresa en el Hospital Almenara de ESSALUD, cuando luego de innumerables aventuras de inserción, en medio de decenas de pacientes que ululaban por ser atendidos, hincadas, agujas, sueros, medidas de presión y Sonda nasal incluida y bien a la prepo, una afable y serena cirujana, muy joven ella, me dijo, mire señor, hay dos posibilidades, (donde no hay retroceso respecto a hacer el clásico corte), encontramos una hernia, que no ha avanzado mucho, eliminamos la obstrucción, cerramos , parchamos y listo (¡Gulp!) , claro está, también procedía el recorrido turístico por las profundidades de mis intestinos y sus allegados, ¿Y la otra opción?, pregunto casi con timidez, bueno, pues, que encontremos una obstrucción necrosada y haya que cortar y son 5 días críticos, que superados nos darían el resultado final…(¡¡¡Críticos , joder!!!), se me vinieron todos los prolegómenos, desenlaces, de lo que antes había visto y escuchado con ese tipo de comentarios, con otras personas, y, francamente, no eran precisamente buenos resultados, en un segundo, o tal vez en un microsegundo, mi vida desfiló imperturbable por mi  mente y de verás que me agoté, más de lo que hubiera pensado.
Al toque la bonita cirujana, me dijo y “sabe que, necesitamos que firme la autorización, pues urgimos de ingresarlo”, y tas!!!, cual lapicero de lujo, me ofreció uno de esos precarios, que acompañan a nuestros médicos, en los hospitales, si esos lapiceritos de 50 céntimos para que suscriba mi contrato con lo indecible, con lo imperturbable del destino, con lo frio, que a veces suele ser, un contrato con lo que venga, con lo que salga, con lo ya no sé que pasará, y, ciertamente, mi mano derecho se asentó y sin mayores miramientos…¡Firmó!, misma acta de negociación ….fiel a mi tradición de trade unión.
Luego, realmente me entró un aire de tranquilidad, que yo mismo reconozco, era ese airecillo, de quien se va a un juego de azar, casi seguro, de que va a ganar la fortuna del día, del que entra al ring y ganará por KO., o de repente fue, la cobertura de un miedo, que se hizo vapor en todo el cuerpo y sábana fresca en el alma, no sé, pues esto jamás tiene explicación.
Historia conocida, fue lo demás, pues a fines de Mayo del 2009, en un Policlínico de la Seguridad Social, ya me habían volado vesícula, piedras y demás hierbas incluidas. Digo esto, porque igual despiertas en una sala, llena de camas, con pacientes, de diferentes tonos y dolores, de historias , muchas de ellas, que más parecen sin regreso, como de novatos ingresos, tal cual, por ejemplo, mi vecino, un muchachito de 24 años, con tremendo corte abdominal o más allá, en otra dimensión cual tragedia, tragedia, dos hombres , en apariencia, fuertes, intactos, pero que afrontaban, la incógnita de seguir viviendo o no, pues su diagnóstico era pancreatitis aguda, ni más, ni menos, llevaban casi 3 meses hospitalizados, incluso siempre, voy a recordar, lo que uno de los, musitó frustrado “A todititos los que han venido por aquí, los he visto desfilar a su casa y mírenme a mi, aquí sigo , sin saber que pasará”…realmente duro en verdad. Ese es pues el drama de nuestros establecimientos hospitalarios, todos juntos, los primarios, elementales, con otros que de repente ya no abrirán los ojos, mujeres y hombres de distintos candores y temores , en un secuela de circulo de Prometeo, que requiere de mucho coraje, para asimilarlo, sobre todo, por quienes desde su sensibilidad fina, no entienden la lógica de esta “prueba”, a la cual somos sometidos fortuitamente, por las circunstancias, de un cuerpo que siendo mortal, es imperfecto, soluble, maleable, afectable y redimible.
Claro está, agréguele a este escenario churrigueresco, unas noches con luces encendidas, que hacen imposible dormir con mediana regularidad, radio prendido, con música chicha o la que le apetezca al técnico de turno, durante toda la madrugada, nadie a quien llamar, pues no hay timbres  de contacto en las camas, estos oídos escucharon hasta la saciedad, a uno de los pacientes con pronóstico reservado gritar hasta el cansancio, para una atención específica, ¡Licenciada!, ¡Licenciada!, ¡Licenciada! a la enfermera  de turno y nada de nada….Valgan verdades, para equilibrar el asunto, que también, hay trabajadores y trabajadoras muy comprometidos, que desafían con heroicidad, las limitaciones visibles y ostensibles, y, en esa misma objetividad, decir, que son los menos, menos.
Mano dura en la mañana, el técnico, que levanta las sábanas…antes de las 6 de la mañana ¡A bañarse!,¡ Ya es hora! , ¡Vamos vamos!, muy impetuoso y rendidor,…después me enteré que el hombre era un eventual, que luchaba desesperadamente por quedarse en la planilla, y, seguramente, creía, que lo actuado le daba puntos antes sus jefes…Cada efecto tiene su causa indudablemente, los humanos, que no entienden o comulgan, con la vocación de servicio, suelen desempeñarse tal cual, se lo mandatan sus instintos y necesidades básicas ¡¡¡Pura sobrevivencia!!!. Uf, el médico, ese anónimo, sin fotocheck,  que cree ser el Mayor de la cuadra de detenidos, que lejos de aliviar, y, en público, no suelta lisonja alguna al enfermo y doliente, todo lo contrario lo sacude con un vozarrón de raíz wiskera y le hace sentir , que el que manda en la chacra es el, nada más que él y solamente él, así, que a dejarse de tanta niñería y si es posible, a saltar, a bailar e irse a misa, porque tu cortecito, no afecta a nadie. Si pues, puede parecer exageración, lo que os narro, pero eso lo vi, y, no estaba bien de fuerzas, sino, hubiera sido el primero en protestar y de repente armarle el bochinche a quien   desde su situación prioritaria y expectante dejó el Juramento de Hipócrates en algún lugar apartado o tumefacto de su conciencia, o, peor, de su elan vital.
Bueno, lo vamos dejando, aquí estoy, con la pancita hinchada aún, pero, animándome, como comprenderán agradeciendo al divino, a mis buenas almas, a mis mortales y queridos familiares, amigos y compañeros, a todo aquel, que pensó en mi y me deseó lo mejor, y les digo, gracias y una  y mil y millones, con calor, propio del cambio,  pero, disfrutando de la luz, del viento, de la energía, de la música, del respirar, del pensar, y agitarme, del deber a cumplir, y de las satisfacciones de reconocimientos sencillos pero inmensos, indescriptibles e invalorables,  y de todo lo que me pueda gustar y animar a transitar por esta vida, tibia , a veces lejana, coqueta, forzada, apretadora, juguetona, pero… la mejor que me pudo tocar  .
Allí nos vemos. Me voy a tomar mis pastillas y mi dieta….seguimos en línea…

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