Pantallazo No. 30 :La Fibra del ya no estar...

Pantallazo No.30
La Fina fibra del ya no estar
Marcial Guillermo Pérez Herrera
Por: Marcial Guillermo Pérez Herrera
Dejar todo como está, en orden y sin perturbaciones mayores, o, tal vez, desordenar mucho para que nada ni nadie, encuentre el inicio del fin. Creer que nada es realmente posible, porque los dejavu atormentan y persiguen sin cesar. Comprobar que por momentos las fuerzas te abandonan y rutineas lo mismo, cada día, sin descanso, como animal dentro de la cadena de sobrevivencia, condenado a morir en bien de un gran objetivo, que otro u otros sobrevivan, ¡que desgracia!.
Que sueles lamentarte, por algo, que, en apariencia, jamás cambiará y volverás a la misma dinámica de inconstancia, informalidad lacerante y sombras de un territorio que jamás fue, pradera, sólo desierto, inane e inconsistente, de materias, sin forma, ni regreso. Eso por momentos, suele llevarte a la incertidumbre del presente, a querer ver en tus sueños, lo que mañana podría pasar u acontecer. Me dirán es que la existencia terrenal es así, hay que aceptarla como tal, en sinuosa pero lamentable caída, donde se crispan las tensiones, que un día provocaron mil derrotas y tal vez una linda y dulce victoria. Te caes, te persiguen los esbirros del lucro y la codicia, no te perdonan debilidades, acuerdos no cumplidos, encima, quienes debieran decir me equivoqué, cual potros sin rienda, creyentes que son amos del tiempo y del techo de los años, no asumen en lo absoluto autocríticas saludables y por lo menos esmirriadas.
No, si es una fibra muy fina, muy delgada, que separa la persistencia del abandono, la llamada fe del desasosiego y la huída sin retorno. Tal vez en ese escenario, estoy hoy. Es un circulo de individuos, sin colectividades, una tierra del que se cree fuerte y descarga sus complejas sinuosidades, frustraciones y arrebatos, en quienes puede ver indefensos, aunque, al estilo del hábil lenguaje comunicador del novo siglo, lo disfraza de risas, desparpajos, y adelgazadoras semblanzas de bondad encubierta de secreto cinismo.
Vivimos en la jaula grande de una ideología que nos programan desde un cubículo oculto, tal vez, de raíz sideral o de altas torres, somos pajarillos encerrados, a los cuales, nos dan la sensación de volar, de una plena libertad, cuando en realidad nos tienen entre rejas mentales y barrotes virtuales, de los cuales, como yo, pretendo librarme al escribir y escribir sin ataduras, ni cortapisas odiosas y maquinadas, desde un complejo proceso ecuacional  y matemático. Lo cierto es, que tampoco podemos eludir lo imperceptible, lo que no se muestra a la luz de los hechos y las metálicas o tal vez empapeladas unidades del poder económico y financiero. Lo que divide a quien sueña en bien pero no lo puede trocar, ni negociar, pues en sus manos , no posee los números de un billete o una moneda , que le pueda dar la satisfacción de creer en lo que diseña y hace, en muchos casos, demasiados prefieren, ingresar al valle sin retorno de la locura o algo más lejos, que los hace independientes, dignos , creyentes, inmortales y sabedores de su espectacular maravilla genética, acumulada, soberana, desafiante , desde el primer germen hecho existencia. Naturaleza humana al fin ¡Cuantos crímenes se cometen en tu nombre!, ¡Cuantos inocentes se inmolan sin saberlo! ¡Cuanta necesidad tenemos de halagarte y reconocer tu sabias enseñanzas!.  
Si pues, diría mi otro yo, estás en el momento justo de una historia sin retorno, donde no sabes si te escuchan o te compadecen, si te aman o te tontean, si te acogen o te toleran al no haber otro destino, si estás cerca de quien confías o te estás preparando una celada, ¿terrible obsesión esta que degrada y perfora las células del no retorno?, ¿Sólo una ingrata pesadilla? ¿Una paranoia delirante?, ¿Una reminiscencia de un inconsciente que te acosa por las noches y te revela lo pasado, tu abrazo prematuro y casi cósmico con la muerte?, ¿o de repente estupideces y laconias de un cerebro cansado de aventuras imaginarias?...
Revientan en tus vigilias, las cadenas del encierro, del humo somnoliento de la pasión cancelada, de la utopía archivada y entumecida, del freno, a saborear olores, sabores y colores, porque los átomos del ser, te están abandonando. Si, está haciendo impacto, el olvido, la soledad y la desesperanza real o aparente, la falta, tal vez de habilidad, para adaptarse a los inexorables cambios, de la espera previa a la no luz, a la falta de voces reales y a la inimaginable laxitud del cuerpo enmudecido. Van cayendo, como en una guerra encarnizada los escuadrones vitales, que un día fueron vanguardia militante,  en miles de todas y cada una de escaramuzas enfrentadas, uno a uno, guerreros leales, órganos concebidos desde las entrañas matinales, razón y producto de ternuras y cariños confirmados.
Pues, allí estas fibra delgada, desde lo alto, riendo complacida, esperando tu turno diletante, veremos más adelante, dentro de poco o dentro de mucho, me tocará probar de que material fueron hechos, quienes se ausentaron, antes mis propios ojos, cuando más los necesitaba, aceptando resignado, el decálogo, la ley, norma o imposición de la impotencia, ante lo desconocido y negado al hombre.

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