PANTALLAZO No. 25 : LOS RECUERDOS...¡ AH LOS RECUERDOS!

PANTALLAZO 25: LOS RECUERDOS... ¡AH LOS RECUERDOS!

Por: Marcial Guillermo Pérez Herrera
Cuando se vive intensamente, se cambia d escenarios, con fragor y se busca responder a las preguntas de inconscientes no explicados, el recuerdo tiene doble valor, en positivo y negativo. Cuando, tuviste manos buenas que velaron tu sueño, dejaron parte de su existencia por ti, para que crecieras fuerte, seguro y protegido, el recuerdo puede hacernos reir y llorar, de tan inmenso y magnánimo que es.
Cuando afrontaste las desdichas y alguien te sostuvo, cuando supiste del recelo furtivo, la caricia amada y la sinrazón de la pasión desenfrenada, un sabor de dulzura y añoranza invade tu sueño y exalta tu psiquis, hasta dejarte en el umbral delo desconocido.
Vaya que recordar es vivir, dice el dicho, tal vez, como complacencia o compensación a los años que se fueron, a las energías del ayer y los encantos desaparecidos del sentido y la conciencia felina de los jóvenes arrebatos. Queda atrás, seguramente, el beso arrancado en las sombras o en el audaz recodo, de un camino oscuro, a propósito, cómplice y dulce.
A veces me pasa, me invade la melancolía del ayer, pues veo a mamá ofreciéndonos la inmensidad de su ternura y la majestad de sus consejos, a papá, saliendo tempranito en su heroica bicicleta, para llegar a la usina, a la fábrica estirada, para sudar el pan nuestro de cada día, para luego verlo agotado, pero siempre alerta en el hogar para ofrecernos una sonrisa o tal vez, una de sus acostumbradas bromas. Ambos, siempre juntos, en el corsi y recorsi de los conciertos y desacuerdos, pero, siempre juntos, haciendo de nuestros deseos, hermosos sueños compartidos y enhebrados con paciencia y amor desbordante.
Si pues, esos o son los recuerdos, la pierna rota en Costa Rica, luego de un infausto accidente, del ojo cerrado, del compañero y amigo guatemalteco, allá en la siempre lejana, pero querida y tica, Heredia. Luego, el ya no ya, del martirio de no encontrar hospital disponible, el mal ensamble de la coyuntura de un tobillo destrozado y largos meses de recuperación, de la mano, con mi cancerbero amado ,en la dieta nostra del diario, mi hijo, el único, pero a la vez varios, allí juntos , en el siempre grabado, Atocongo, la tierra de Tito, Pachito, la chilindrina Yovana y la inefable comadre y casera Doña Virginia, de reniegue en reniegue, pero de un corazón de dulce. ¿Acaso no recordarlo?.
Y sigue cual desborde mental nuestra convivencia en Huaura, Huacho, Hualmay, Santa maría, Carquín, lugares a los cuales me llevó la ocupación y el trabajo. Creyeron, en ese momento, que me deportaban, luego de haber sido funcionario del Gobierno en Ayacucho, pero..se equivocaron, fui y fuimos felices, disfrutando del mar, el aire fresco, el pescado frito, los tallarines y el agudo sazón, de doña Anita Villarreal, casi un eslabón de la familia, a pesar de haberla conocido recién. Como no recordar, su acción valiente, cuando Irma perdió al bebé que se preparaba a acompañar a Paco, seguramente, sin su intervención, no la hubiéramos tenido con nosotros, doloroso, cierto, pero recuerdo al fin, siempre en el eterno vaivén de la vida, del bien y el mal, de la esperanza y el abandono, de la risa y el llanto, de las bondades y las maldades, de los sanos y los enfermos, de la plenitud y la inopia, del beso y la traición, balance y más balances, el destino, sin atenuantes del ser humano. Cuanta razón tienen, y , vuelvo al saber popular los dichos “no escupas al cielo que te puede caer en la cara”, “ todo da vueltas”, “quien a hierro mata a hiero muere” (¡uf terrible adagio!) y muchos más. Por ello es mejor andar por la vía de los hechos del diario devenir, con la mayor de laos realismos y despojado de las inutilidades de la mezquindad y la atrofia de la razón y el criterio, es mejor así, de verdad.
Saben, yo recuerdo mucho, casi a diario, tan fuerte y tan visible, que suelo interrumpir mi sueño, despertar sin razón evidente, incluso, hasta transformarlo en cuadros de incidencias, que van más allá de lo posible, ¿Será cierto eso?.
Y allí estoy, remember and remember, aunque también reconozco, que muchos archivos se borraron, tal vez, por necesidad, de repente, porque no forjaron molde, o quizás, porque las neuronas se agotaron, ¡no sé!..

¡Hasta pronto!

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