HOMENAJE A FELIPE PINGLO, EL ALMA Y LA VIGENCIA DE LA CANCIÓN CRIOLLA

EL PLEBEYO

- Felipe Pinglo Alva -
La noche cubre ya con su negro crespón,
de la ciudad, las calles que cruza la gente
con pausada acción.
La luz artificial, con débil proyección,
propicia la penumbra que esconde en su sombra
venganza y traición.
Después de laborar, vuelve a su humilde hogar,
Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo,
el hombre que supo amar, y que sufriendo está
esa infamante ley de amar a una aristócrata
siendo plebeyo él.
Trémulo de emoción, dice así en su canción:
El amor siendo humano, tiene algo de divino.
Amar no es un delito, porque hasta Dios amó.
Y si el cariño es puro y el deseo es sincero,
¿por qué quitarme quieren la fe del corazón?
Mi sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
Ella de noble cuna y yo, humilde plebeyo,
no es distinta la sangre, ni es otro el corazón.
Señor, ¿por qué los seres no son de igual valor?
Así en duelo mortal, abolengo y pasión,
en silenciosa lucha condenarnos suelen
a grande dolor, al ver que un querer,
porque plebeyo es, delinque si pretende
la enguantada mano de fina mujer.
El corazón que ve destruido su ideal,
reacciona y se levanta en franca rebeldía,
que esconde en su humilde faz.
y el plebeyo de ayer es el rebelde de hoy,
que por doquier pregona la igualdad en el amor.


EL ESPEJO DE MI VIDA
- Felipe Pinglo Alva -
Ayer tarde me he mirado en el espejo,
pues sentía por mi faz por curiosidad,
y el espejo al retratar mi cuerpo entero
me ha mostrado dolorosa realidad.
Ya estoy viejo,hay arrugas en mi frente,
mis pupilas tienen un débil mirar
y mis labios temblororos y arrugados
saboreando están los besos
que ayer dieron y hoy no dan.
Tuve amores y mujeres a porfía,
fuí mimado y halagado con afán,
más aquella juventud que yo tenía
fue muy loca y no la pude remediar.
Con los años huyeron mis privilegios
uno a uno mis idilios vi fugar,
y hoy tan sólo de este apogeo me queda
bucles, retratos, pañuelos,
cartas de amor y nada más.
El espejo en que me ví hoy es mi amigo
porque mudo me ha mostrado la verdad,
hoy comprendo el secreto de mi olvido
y conozco el por qué de mi orfandad.
¡Pobre viejo! dirán todos al mirarme,
¡Pobre viejo! el eco repetirá
y este viejo enseñando una sonrisa
y un mueca de desprecio con orgullo ofreceré


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