PANTALLAZO No.19 : LAS RAZONES DE MIS DUDAS

PANTALLAZO No. 19: LAS RAZONES DE MIS DUDAS
Por: Marcial Guillermo Pérez Herrera
Las veces que he caminado y repasado las veredas de calles y plazas , cientos de ellas, las veces que en mis años de juventud primera, recorría los andes, los de a verdad, con el increíble ímpetu de sus rocosas paredes, combinadas con esos aires de pureza que no los cambiaría por nada, el sabor de sus aguas entrecruzadas y ocultas, frescas, lozanas y las entradas a los pueblos comunales, sembrados de verdaderas guirnaldas de retamas amarillas, como los rayos del sol, aromáticas como el más fino y candoroso de los perfumes.
Cuanta gente en verdad, conociéndolas, apareciendo, cual orquestada sinfonía o perfecta obra de teatro organizado. Personajes de todas las formas, de todos los sexos, de todas las etnias, de diversas ideologías, vericuetos en sus palabras, belleza en sus semblanzas, repitiéndose incesantes, comportamientos ladinos, fiebres de efímera grandeza, purgantes de ideas sin sentido, poses acalambradas de maromas, polichinelas y chirriados dientes plenos de miedo o acoplados a forzadas sonrisas, de halago, de mascarilla , de comedia saltimbanquesca, corolatura de canciones sin sentido, pero aplaudidas por infames, por ignorancias de momento o coyuntura.
Cuanto de recorrer, de cambiar de hábitat, de llevar cual carromato de arriero, las pocas cosas que tenía, primero solo, después con mi compañera de viaje, luego con el hijo que su amor me otorgó, pero, siempre tramontando, camellando y buscando pascanas temporales de esperanza. Muchas veces la exquisita palmada del aliento, el sencillo reconocimiento del mortal agradecido, otras, la puñalada sin filo, peor aún traicionera y blasfemante, la trampa, la mordaza el cepo de las ideas y las palabras, todo, pero todo desfilando raudamente , sin descanso, como proyector de cineasta encandilado, que gira y gira, miles de metros de película, hasta encontrar la escena que le gusta y embelesa.
Eso es la vida , que poca no es, recogí flores tristes y abandonadas para darles rocío de amanecer , hacerlas vivir nuevamente y luego dejarme, propuestas de nuevos y mejores tiempos, arrasados, aunque muchos de ellos se quedaron en mis carnes y pieles de tormento , me hicieron nevado el cabello, aunque fueron complacientes con mis células dormidas, avezados con mis sentidos y balbuceantes con mis mandatos de justicia.
He revisado una y otra vez la agenda vital de mis sueños, de mis arquitecturas reproducidas en mis simientes, de encontrar muchas y mejores oportunidades de existir, las he tenido cerca, algunas las terminé, pero me levanto diariamente, y, pareciera por gestos, ademanes, arrebatos e impericias de los mortales que pasan por las ventanas de mis pensamientos, que poco o nada va cambiando: Tal vez, más y maravillosa comunicación virtual, inmenso software, robótica sin final, comunicaciones satelitales, pero, por momentos me gustaría tener el pequeño frasco de tinta, la pluma que la escoltaba y el papel terso de las tareas del momento. Movimientos enamoradizos, tiempo para reflexionar, menos ansiedad por subsistir, menos cemento que transcurrir, más labios para utilizar, más contacto de humanidad para disfrutar. Menos temores para levantar, menos alimento sublevado que ingerir, menos apremio, más lógica de sentimientos, inmensos parques de amplio bostezo y sabio consejo
.
Como no dudar, la verdad que no lo se, pudiera ser asaltado por las ventiscas densas y desquiciadas de la amargura, atizado por el vaivén repulsivo de la tristeza, total, como no notarlo en los pasos diarios, en las ofrendas inmisericordes de mensajes y decrépitos titulares de prensas corroídas y gonfaloneras. Insisto en creer, apuesto por las metamorfosis, los cambios del segundo, los bagajes y herencias de genéticas y sublimes culturas, a veces estrecho mis manos, esbozando oraciones de rancia historia y confirmada vigencia, mas, algo que se levanta, cual mole guerrera, cual freno cósmico y certero, me lo impide sin descanso, me atormenta, me lacera, me bloquea e interrumpe la bondad de una suave aura de silencio, de partida con regreso, de lecho recto, pero no inerte, de rigidez teatral, antes que de adiós corporal definitivo .
¡Que le hacemos por ventura! ¡Que vamos a hacer ante la incongruente amenaza escepticista marcada a fuego en reflejos y sentidos! Seguir caminando sólo queda, seguir haciendo parábolas de contenidos sorpresivos o tal vez, recorrer los vericuetos inexplorados del pensamiento original y primitivo. Tal vez todo, tal vez nada, tal vez la aurora, tal vez el ocaso. Tal vez el espejo cómplice del nihil obsceno o el karma adocenado de la entelequia hecha ceniza sin rastro y arena perdida.

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