PANTALLAZO 18 : DESDE QUE SE FUE...MUY SOLO ME QUEDÉ

Por : Marcial Guillermo Pérez Herrera
Pareciera ayer, casi , 2 meses y 9 días. Se paró mi tiempo vital, se fueron las estrellas de mi horizonte, cayo sin rumbo el sol de mis ojos, se empequeñecieron las esferas de la sonrisa para convertirse en tristes gotas de lágrimas , unas de repente visibles, otras invisibles, tremendas las noches sin sentido, manifiestas y dolorosas las mañanas, buscando en el silencio, las respuestas de lo que ya no puede ser. Si extraño cada instante, cada punto de la tierra se hace imposible, pues ya no lo puedo ver, porque ella no está. Se acabó para siempre, el remanso de mis penas, la alegria y las palabras de bálsamo silente, a pesar de sus demacradas manos y sus esmirriados hombros .
La soledad me va invadiendo día a día, quizás, porque nada reemplaza lo que ella fue y será siempre para mí; me digo a mi mismo, asi no debe ser, me aconsejan, me trato de aferrar a las caricias más dulces, casi diafanas de inocencia, casi comenzando a vivir de un pulso pequeño y grácil, tal cual es el niño, que hoy acompaña esta nueva era , pero se estrellan mis sentimientos con el profundo oscuro de la ausencia. Es un gólgota secreto, una vía crucis indeseada, de caer una y otra vez, sin encontrar el apoyo que necesito, para no hincar definitivamente las rodillas de mis ilusiones quebrantadas, de mis sueños encandilados cruelmente vituperados, de saber, que en medio de los sufrimientos y la añoranza del hijo ausente , del Roberto de todas sus oraciones y rememebranzas , ella se dio los tiempos para mi, para hacerme sentir, que todavía hay esperanza, que todavía puedo ser querido y estimado en mis casi imposibles sueños y confianzas en la inocencia del presente y del futuro, que los odios y desenfrenos de la raza humana, siempren tienen la oportunidad de un oasis de ternura, sin condiciones, de manantial transparente y sosegado.
A veces mis actos me traicionan, me parece llamar un teléfono para hablarle, escoger un regalo para llevarle, o un fresco pan para compartirlo, pero, fue mi primera semana santa sin ella, el aniversario de la partida de mi padre ,sin ella, sin sus manos quietas y pegadas dedicándole una oración y pidiéndole con fruición y ritual entrañable, que nos cuide, a todos, aún a quienes no se lo merecieron, y, mi primer viaje sin llamarla, sin desesperarme por decirle que llegué bien, que ya estoy en el lecho anónimo, pero seguro, de una cama, de una cobija al llegar al puerto que me tocó en suerte. Ya no escojo el adorno, o el fugaz dulce, que le diera ese sabor interminable a sus labios apretados , o, galas a su ocasional y siempre renovado rincón de recuerdos y homenajes.
Ya no está conmigo, no está pues, no está su aliento, su beso de medicina espiritual y duradero, sus manos recogidas , para decirme por su ventana observadora, el hasta luego del más tarde, la bendición invisible hecha carne, en cada uno de mis pasos y debilidades.
No está, sólo estoy, si tan solo, tan descabelladamente solo, esperando tal vez que en el misterio de la trascendencia, la pueda ver en algún momento, para contarle lo que debo de contarle, para conversar inerminablemente diciéndole, lo que carcome mi alma, escarnia mis pieles y lacera mis sentidos, el que vaya dejando el mundo, habiendo perdido calor de vida, reflejo de vital sensibilidad, desaparición de besos cercanos, de mujer que yo pudiera querer y me pudiera querer, que mios los aprieten y me digan ¡te amo!. Todo eso pude decirtelo, a ti madre mía, fuiste confesionalmente, la depositaria de mis escondidos sufrimientos y frustraciones, pero, también el aplauso incondicional, el viva certero de lo que alcanzaba, a pulso, a puro sudor , a pura cima de montaña escalada.
¡No estás! ¿Donde estarás?...pero donde te encuentres te pido estés cerca por si pueda caer y tal vez ya no levantar, ayudame a marcar la senda de lo que me tocará recorrer, pues ya no se a donde ir....

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