Chile: gobierno recuerda con homenaje a Allende golpe militar
La presidenta Michelle Bachelet dijo el viernes que todos los sectores políticos chilenos tienen la convicción del respeto de la democracia y los derechos humanos al conmemorarse 36 años del golpe militar que derrocó al presidente socialista Salvador Allende.
Bachelet expresó que tras esos 36 años se ha establecido un reencuentro que "se construye a partir del nunca más" (violaciones a los derechos fundamentales), pasando por la justicia hasta arribar a la convicción de todos los sectores hacia la democracia y el respeto a los derechos humanos".
En una ceremonia en uno de los patios de la sede de gobierno de La Moneda, acompañada de su madre Angela Jeria, viuda de un general de la fuerza aérea torturado y muerto en prisión por colaborar con Allende, de dos hijas sobrevivientes y de nietas del mandatario, Bachelet rindió el habitual homenaje a los caídos durante el golpe militar.
La mandataria, socialista como Allende, dijo que junto a sus colaboradores muertos son "mártires de la democracia".
Entre unos 250 invitados al acto oficial se encontraban veteranos colaboradores de Allende .
A su vez, los militares, que tras la muerte hace casi tres años del ex dictador Augusto Pinochet conmemoran privadamente el aniversario del golpe que los llevó al poder por 16 años, recordaron la fecha con una misa privada por sus caídos en la Escuela Militar.
Un capellán católico y una capellana evangélica leyeron cada uno homilías y la mandataria y los familiares de Allende pusieron ofrendas flores en una placa recordatoria de Allende y en la restaurada oficina que ocupaba el gobernante, donde puso fin a sus días para evitar caer prisionero de los militares alzados.
Bachelet, quien vestía un traje negro, resalto también que tras el golpe surgió el acuerdo entre los progresistas chilenos en su lucha contra la dictadura, que originó la coalición de cuatro partidos que gobierna a Chile desde la restauración de la democracia en 1990. Y que ha dado "creciente bienestar a chilenas y chilenos".
Tal como Allende en su emotivo discurso de despedida mientras la sede gubernamental era atacada por los militares, Bachelet cerró su discurso con un "viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores".
Simultáneamente al acto oficial, decenas de personas de distintas organizaciones acudieron en romería con ofrendas florales a la estatua de Allende, erigida en una esquina frente a la sede de gobierno. Pero la cantidad de asistentes pareció menor a la de años anteriores.
El aniversario del golpe militar no ha tenido hasta ahora la magnitud de incidentes en los días previos, salvo algunos hechos esporádicos.
Hubo un ataque hace una semana a un cuartel policial y una bomba de ruido estalló frente a un edificio de un club policial, sin causar grandes destrozos. El jueves en la noche, una turba de jóvenes apedreó una comisaría en un pueblo vecino a Santiago. Siete personas fueron detenidas, cinco de ellas menores.
Varias universidades anticiparon vacaciones para evitar que sus alumnos participaran en desmanes callejeros.
De todos modos, el gobierno y la policía establecieron un plan de seguridad que consideró el despliegue de 3.000 efectivos en una docena de lugares donde habitualmente se registran disturbios nocturnos con barricadas y enfrentamientos con la policía.
La presidenta Michelle Bachelet dijo el viernes que todos los sectores políticos chilenos tienen la convicción del respeto de la democracia y los derechos humanos al conmemorarse 36 años del golpe militar que derrocó al presidente socialista Salvador Allende.
Bachelet expresó que tras esos 36 años se ha establecido un reencuentro que "se construye a partir del nunca más" (violaciones a los derechos fundamentales), pasando por la justicia hasta arribar a la convicción de todos los sectores hacia la democracia y el respeto a los derechos humanos".
En una ceremonia en uno de los patios de la sede de gobierno de La Moneda, acompañada de su madre Angela Jeria, viuda de un general de la fuerza aérea torturado y muerto en prisión por colaborar con Allende, de dos hijas sobrevivientes y de nietas del mandatario, Bachelet rindió el habitual homenaje a los caídos durante el golpe militar.
La mandataria, socialista como Allende, dijo que junto a sus colaboradores muertos son "mártires de la democracia".
Entre unos 250 invitados al acto oficial se encontraban veteranos colaboradores de Allende .
A su vez, los militares, que tras la muerte hace casi tres años del ex dictador Augusto Pinochet conmemoran privadamente el aniversario del golpe que los llevó al poder por 16 años, recordaron la fecha con una misa privada por sus caídos en la Escuela Militar.
Un capellán católico y una capellana evangélica leyeron cada uno homilías y la mandataria y los familiares de Allende pusieron ofrendas flores en una placa recordatoria de Allende y en la restaurada oficina que ocupaba el gobernante, donde puso fin a sus días para evitar caer prisionero de los militares alzados.
Bachelet, quien vestía un traje negro, resalto también que tras el golpe surgió el acuerdo entre los progresistas chilenos en su lucha contra la dictadura, que originó la coalición de cuatro partidos que gobierna a Chile desde la restauración de la democracia en 1990. Y que ha dado "creciente bienestar a chilenas y chilenos".
Tal como Allende en su emotivo discurso de despedida mientras la sede gubernamental era atacada por los militares, Bachelet cerró su discurso con un "viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores".
Simultáneamente al acto oficial, decenas de personas de distintas organizaciones acudieron en romería con ofrendas florales a la estatua de Allende, erigida en una esquina frente a la sede de gobierno. Pero la cantidad de asistentes pareció menor a la de años anteriores.
El aniversario del golpe militar no ha tenido hasta ahora la magnitud de incidentes en los días previos, salvo algunos hechos esporádicos.
Hubo un ataque hace una semana a un cuartel policial y una bomba de ruido estalló frente a un edificio de un club policial, sin causar grandes destrozos. El jueves en la noche, una turba de jóvenes apedreó una comisaría en un pueblo vecino a Santiago. Siete personas fueron detenidas, cinco de ellas menores.
Varias universidades anticiparon vacaciones para evitar que sus alumnos participaran en desmanes callejeros.
De todos modos, el gobierno y la policía establecieron un plan de seguridad que consideró el despliegue de 3.000 efectivos en una docena de lugares donde habitualmente se registran disturbios nocturnos con barricadas y enfrentamientos con la policía.
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