PISANDO FUERTE No. 37 : la Importancia de luchar por esa y única vida que tenemos

PISANDO FUERTE No. 37: La importancia de luchar por esa y única vida que tenemos
Para Pepe, que lucha palmo a palmo, por cada segundo de su mortal estancia.
Por : Marcial Guillermo Pérez HerreraHola amigazos y amiguitas, aquí me tienen por esta virtualidad consentidora y profana, por momentos, tan enorme e intensa, por otros, casi reducida a la primera palabra que escribimos o escogemos, pero es ella, avanzando sin límites , con talentos, defectos , sencillos tripulantes y doctos registrados, con caprichos, piratas ocultos, otras veces avezados, pero, también con leyes que proscriben y sancionan, toda una gran escena, que nunca terminará, salvo con el colapso cósmico, avizorado por visionarios de toda categoría y certidumbre, pero, mientras eso pueda pasar, a seguir caminando caminantes, del invisible cielo de la comunicación sin hilos , ni complejidades materiales.De verás, este Pisando, creo, que como todos, parte y se nutre de lo que se va asimilando en el ring de la confrontación existencial, de todos los días, hasta que de tanto echarle los puños adelante, cubrirse el mentón y ensayar cara de insoluto, debes tener los minutos de descanso de reglamento y continuar una lid, que no la escogemos, por el contrario viene con nosotros, desde el momento, que el ser materno, arriesga, hasta lo imposible, por traernos a casita tierra.
Y vaya, que por momentos, cuando vas perdiendo por puntos, con la vociferación tremebunda de tus adversarios fortuitos y rivales entramados, incluida caída a la lona, te aferras a seguir peleando por esa inmensa e incontenible razón de ser, que es la vida, si esa misma, que solemos arriesgar sin piedad, cuando cometemos extravíos y excesos de naturaleza retorcida o pasión de coloratura , cuando hacemos de las hormonas y fluidos que nos tocan en suerte, en la rifa de la naturaleza, verdaderos torrentes de despilfarro y lujuriosa tentación anómica, acicateando riesgos sin sentido, arañando la delgada tela que nos separar del sin saber de un cerebro que nos gobierna y un corazón , que nos surte, hasta quedar sin reflejo, ni fortalezas concebidas. Solemos trazar horizontes, con mayor o menor madurez o sapiencia empírica o racionalizada, pero, existen vericuetos, cartas de azar inexplicables, los que nos van marcando, cual huellas, aparentemente nuevas, pero, quizás, delineadas desde milenarios orígenes. Sueles aparecer en el escenario con rostros, cuerpos, velocidades diferenciadas, mas, es una sola contienda, una sola oportunidad, la química que nos compone, tiene variadas ecuaciones, pero un solo desenlace, no hay mayor reflexión sesuda al respecto, por ello y en consecuencia, no queremos dejarla, acariciarla, con amor desesperado o blasfema indiferencia, pero es ella acabable en el tiempo, marcada por relojes de insospechada frialdad y contundencia,¡ es la vida pues…!, conceptuada en amores de otros mortales, como nosotros, que recién los conocemos al abrir los ojos de sospecha y quejumbrosa ilusión, o , tal vez, jamás los conocemos
, porque evadieron las cercas de la responsabilidad y la sensibilidad consecuentes. Somos distintos, como resultado de aleaciones biológicas interminables, recostados en pesebres, catres, frías camas hospitalarias o adocenados lechos, oliendo a perfume sincopado y fragancioso. Hemos cruzado umbrales de historias milenarias, callado y confidenciado, con la construcción de esquemas rutilantes y estructuras apoteósicas, llenado hojas de papel con sus secuencias, desenlaces y monsergas, unas coincidentes con nuestras egocéntricas creencias de sentirnos únicos e indivisibles en la suma de galaxias, otras, como para reducirnos a la nada de tanto llorarlas o masticarlas de rabia e hinojos.
Esa vida, tantas veces arrancada de sus raíces, sin mediar explicación, ni causalidad, por pocos contra millones, por maléficos peones de ajedrez, quizás, resentidos, por las risas de un rey o una reina, de populares reminiscencias, de claras inocencias, de sencillas palabras y pensamientos. Esa nuestra vida, que ve desfilar momentos, tan hermosos, tan bellos, que jamás podremos describirlos en su magnitud y mágica esencia, y, junto a ellos, los infaustos ratos de melancolía irresuelta, de incomprendido freno a sufrimientos, cuando de abuso, traición, ingratitud, olvido o desesperanza se visten.
Muchas veces, y, creo, que no es la primera vez, que lo siento, en estos tramos de mi vivencial pelea, me han recorrido los torrentes de las células que me sostienen, muchos arrebatos de desesperada pesadumbre, arrinconamiento e insensata cobardía, para salir nuevamente al cuadrilátero de lid autoasignada, y, de repente, he volteado la mirada, porque alguna palmada furtiva e invisible me lo indicaba, hacia muchas manos que temblorosas y agitadas, claman por seguir en escena, olvidadas, por todos los que algún día los alabaron, hasta esquilmarles el ultimo trozo de presencia corpórea, mas, sin poder triturarle el alma, o aquellas, que te van diciendo, ¡podrán quedarse , sin bases, la arquitectura humana, sin simiente de rojos torbellinos, en ríos de miniatura microscópica, cegada la visión que marca los pasos en el camino de centellas, fracturada la locomoción de bípeda nomenclatura, raída a tirones la carne nuestra de cada día, pero, seguimos siendo uno en el amanecer , con luz que te da la anunciación de milagrosa espera y rastro de seguir hacia una noche de tacto ilusionado y sonrisa embelesada!
Quizás, los términos matrices de la civilización y la cultura, nos marcan a fuego, con simbologías, aspiraciones, deseos formales, inquietudes de poder fortuito, remembranzas y pasajeras victorias personales o de colectivo frenesí. Tal vez, nos envalentonamos hacia el sol de la eternidad, desafiándolo, cual Icaro soberbio e impetuoso, o, nos vemos cercados por metas impuestas por el sistema, que nos va haciendo perder, sentimientos, percepciones y piedades, abrazamos lo concreto de las realizaciones, a todo costo y precio, temblamos, cuando se nos afectan los estatus, jalonados y amasados, en una imaginaria usina plena de egoísmo y marcado interés subalterno, dejamos de sentir miedo perder amor y ternura, compramos sin cesar, hasta lo incomprable, nos convertimos en planificadores obsesos de un futuro, sin mediar en los laberintos de lo impredecible, tememos comenzar de nuevo, cuando perdimos todo el sustento de nuestras caprichosas aspiraciones, queremos poner en una mano al mundo que diseñamos en las neuronas del desasosiego, arrinconando todo aquello, que se le oponga, o, que implique levantar en el presente un sueño, que nos acompaña y jamás lo atendemos, renegamos de los pasados que no están en el libreto, zurramos irrefrenables, la mayor paz terrena, que es hacer del compartir y la comprensión de las diferencias, las mejores armas contra el antisueño y el ahora lucrativo estrés.
Todo aquello, que antecedemos, vale nada, por un segundo más de vida, por un instante raudo de seguir aspirando la humedad, por dolosa que sea, el saberse libre de decir si o no, al próximo paso o camino que debe darse o escogerse, estrechar en la victoria o derrota, al ser que quieres, aún cuando solo dispongas de un aliento pálido y languideciente, tocar tus sentidos, saber que lates desde dentro, por más que rodeado estés de artificiosa maquinaria, presagiar el ritmo de tus párpados, cuando se cierran, porque sabes que se abrirán nuevamente, para ver lo que te hace consciente de belleza e ilusión, por pequeñas que sean las fronteras que te rodean o los espacios que te circundan; ver las pupilas de los tuyos, de los amigos y queridos seres de siempre, borrando la memoria luctuosa y grabando el nuevo presente de cambio incesante y renovación temporal de tus latidos , que son música celestial para tus oídos y fantástica energía para tus fibras más valiosas y exquisitas.
La vida hermano, amigo, una sola, finalmente ella, por más que se quiera pensar lo contrario, por ello mi homenaje, simple y encadenado, iletrado de simbologías, preñado de cuentos y relatos, recostado en árboles de sombra ufana, refrescado en el manantial de todos los días, de todas las experiencias, de todas las lisonjas y aromas.

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