MISIÓN BOGOTÁ, CONSTRUYENDO CIUDADANIA

El abrazo amarillo de misión Bogotá construyendo ciudadanía con las y los vendedores informales
Por : Rosario Calle Bernal
En el último año, hablar de espacio público se ha asimilado a hablar de vendedores informales y de la responsabilidad que tiene la Administración Distrital de recuperar los andenes en los cuales estas personas ofrecen sus productos.
Sin embargo, una mirada hacia otros espacios diferentes a los que ocupan las y los vendedores informales, y que a diario nos convocan a las y los bogotanos, nos recuerda los avances en la democratización del espacio público que ha tenido la ciudad, y las distintas maneras de apropiarnos de ella: el incremento y mantenimiento de los parques metropolitanos y zonales; los espectáculos realizados por la Administración Distrital y, también, los que ofrecen los artistas callejeros que le dan vida al espacio público; los Supercades y CADEs, centros modelo de atención a la ciudadanía; el esfuerzo del Terminal de Transporte por dotarse de nuevas tecnologías para informar; o el mismo Transmilenio, nos han incentivado a desarrollar una cultura ciudadana cada vez más armónica y respetuosa de la multiculturalidad que esta ciudad acoge con tanta generosidad.
El Espacio Público es un tema mucho más amplio que la venta ambulante. Incluso, la solución de la venta informal compromete no sólo a la Administración Distrital, sino también a la ciudadanía en la recuperación de los espacios públicos y en cómo garantizar el derecho al trabajo de estas personas.
En ese sentido, Misión Bogotá, un Proyecto comprometido con el buen uso y el goce del espacio público que vincula población vulnerada en sus derechos, trabaja actualmente en alianzas estratégicas con este fin. En convenio con el Fondo de Ventas Populares estamos vinculando vendedores informales como Guías Ciudadanos y Ciudadanas, como una alternativa complementaria al proceso de capacitación que reciben del SENA para su formalización, que les brinda la posibilidad, no sólo de generar ingresos durante seis meses, sino de formarse en el ejercicio de derechos y deberes, competencias ciudadanas y promoción de cultura ciudadana solidaria.
Como Guías Ciudadanos y Ciudadanas, las y los vendedores informales realizan una importante labor para la ciudad: promueven la apropiación segura del espacio público con el acompañamiento que realizan a las niñas y los niños de la localidad de Kennedy, en las rutas críticas que la Secretaría de Educación ha determinado para su seguridad en los desplazamiento hacia escuelas y colegios.
Es una oportunidad para que estas personas retornen a la ciudad la “experticia” que tienen en el espacio público y ponerla al servicio de caminos seguros a la escuela. Quienes se han desempeñado en la venta ambulante desarrollan “un sexto sentido” que les permite identificar situaciones o personas que ponen en riesgo la seguridad de niños y niñas en sus recorridos a la escuela: el “ladrón de loncheras”, el vendedor de drogas o el exhibicionista, por citar algunos ejemplos.
El objetivo del convenio -que tiene un costo de $1.402’ 728.000- es vincular entre 400 y 900 vendedores informales como Guías Ciudadanos y Ciudadanas. Actualmente, se encuentran vinculados al Proyecto Misión Bogotá 141 vendedores ambulantes, y 236 están en proceso de selección. La meta es ampliar la intervención a 24 centros educativos, incluyendo las localidades de Bosa y Suba, y hacer extensivo a 24.000 niños y niñas el abrazo amarillo de Misión Bogotá para construir ciudadanía, solidaridad y convivencia en la ciudad.

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