DESEMPLEO Y SUS EFECTOS EN LA SALUD HUMANA

DESEMPLEO Y SUS EFECTOS EN LA SALUD DEL SER HUMANO
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En la década de los 90, en los países desarrollados se sacrificó la seguridad en el empleo en favor de una mayor flexibilidad en el mercado laboral, acompañada de incrementos en las jornadas a tiempo partido, autoempleo y trabajo temporal. Los efectos de los cambios y de la inestabilidad laboral sobre la salud se constituyeron en nuevas áreas de investigación.
El desempleo es un fenómeno moderno y, aunque en las sociedades industrializadas se están haciendo grandes esfuerzos por alcanzar el pleno empleo, quizá sea el tributo que estamos pagando por anteponer la producción a las necesidades humanas. El trabajo es uno de los máximos valores de nuestro sistema, pero no hemos resuelto el problema de qué hacer con los individuos que no tienen acceso a un puesto en el mercado laboral. Obtener un empleo es una expectativa social y cultural adquirida desde la infancia y reforzada en la escuela y la familia. Cuando el individuo accede al mundo laboral adquiere una posición y una identidad social, el desempleo interrumpe este proceso generando una experiencia de fracaso Jahoda distingue entre las funciones manifiestas del trabajo, como el salario; y las funciones latentes, como la posibilidad de experiencias compartidas, la vinculación a metas, o el tener un puesto en la sociedad. A falta de estas funciones, incluso en los casos en los que están garantizados los subsidios, el desempleo puede resultar psicológicamente destructivo. El malestar psicológico de los desempleados no se debe únicamente a la falta de recursos económicos, sino sobre todo a la ruptura que supone esta situación y que puede propiciar trastornos afectivos o psicofisiológicos.
Han sido abundantes los estudios que se han ocupado de las repercusiones psicológicas del desempleo: pérdida de autoestima, sentimientos de inseguridad y de fracaso, experiencia de degradación social, vergüenza o sentimiento de culpa, aspectos todos ellos que revelan un cambio
importante en el autoconcepto del individuo . También han sido muchas las investigaciones que han estudiado el efecto debilitador que el desempleo, como factor de estrés, tiene sobre las personas afectadas propiciando una mayor incidencia de trastornos psicológicos, como depresión, ansiedad, etc. El desempleo conlleva una desvalorización ante los otros, especialmente ante la familia, y provoca la ruptura de contactos en el medio social y laboral. Una característica psicológica que proporciona el trabajo es que sitúa al individuo en una red de relaciones con un lugar definido y una determinada función dentro de una estructura social . De todas las variables implicadas en los efectos del estrés por desempleo, la que más apoyo empírico ha recibido es la del apoyo social. Hinkle demostró que los individuos con una rica estructura de relaciones sociales mantenían mejores niveles de salud que los sujetos con núcleos más reducidos, a pesar de que ambos grupos estuvieran expuestos a situaciones vitales amenazantes. El apoyo social tiene una relación indirecta con la salud al incrementar las habilidades de afrontamiento del estrés, pero la relación también es
directa . Una adecuada red de relaciones sociales modifica la severidad de las respuestas psicológicas y de salud de los desempleados. Moss lo define como el sentimiento subjetivo de pertenencia a un grupo, de sentirse aceptado por él, y demostró que, más que el apoyo real, lo que
importa es el apoyo percibido por el sujeto. El desempleo conlleva una pérdida en los nodos sociales por falta real de compañeros y por el descenso de la autoestima. Si tenemos en cuenta que el apoyo social aparece como uno de los más importantes mediadores en la amortiguación de los efectos negativos del estrés sobre la salud y que el desempleo socava este apoyo proveniente de las
relaciones de pareja, familia y compañeros, podemos afirmar que el desempleado es doblemente vulnerable a la enfermedad física y psíquica El desempleo es considerado un suceso vital mayor. La mera noticia de despido provoca Importantes cambios psicológicos , motivados por la valoración cognitiva del evento. Al hacerse crónica, la situación de desempleo suele ir acompañada de un mayor número de situaciones diarias de estrés diario –problemas económicos, maritales, familiares, etc.– y de una disminución de la capacidad para realizar logros instrumentales; todo ello, en conjunto, refuerza los sentimientos de baja autoestima, percepción negativa de sí mismo, desesperanza y fracaso.
Las investigaciones sobre los efectos del desempleo se han centrado tanto en los antecedentes de la pérdida de trabajo como en las consecuencias derivadas del desempleo de larga duración y normalmente han usado autoinformes y, con menor frecuencia, medidas fisiológicas de la respuesta al estrés. Fleming, Baum, Reddy y Gatchel estudiaron las respuestas conductuales y bioquímicas que acompañan al desempleo y los resultados indicaron que cuanto mayor era el tiempo de permanencia en esa situación, más se empobrecía el repertorio conductual de los sujetos y más aumentaban sus niveles de norepinefrina y epinefrina. Estudios longitudinales informan de un número mayor de cambios vitales y mayor frecuencia de quejas somáticas entre las muestras de desempleados que en las de empleados , evidenciando que el estrés asociado al desempleo puede provocar elevación en la presión sanguínea. Conocer los procesos psicológicos por los que atraviesan las personas sin empleo es necesario para determinar las medidas de carácter preventivo que las necesidades de esta población demandan, entre las que hay que incluir también la intervención psicológica como un servicio más, si aspiramos a un concepto integral de la salud. En este sentido, el interés del estudio era el de observar si existían diferencias significativas, tanto en el grado de estrés diario, como en la calidad de vida y en la salud autoinformada, entre el grupo de desempleados y el de empleados; así como analizar las relaciones entre las variables más significativas
que intervienen en el complejo estrés-salud.

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