¿ Y como andamos en la economía informal de Latinoamerica?

Por : Marcial Guilermo Pérez Herrera


La Informalidad en Amèrica Latina, según estadìsticas recientes y coincidentes, del Banco Mundial, La OIT y la CEPAL abarcan el 57% de todo el empleo urbano en Latinoamérica y la cifra aumenta desde los años noventa de manera "sorprendente y preocupante"..
Los informales independientes, que trabajan a cuenta propia o son dueños de microempresas, dan cuenta en promedio del 24% del empleo urbano en la región, desde un 20% o menos en países como Argentina (15), Brasil (19), Chile (18) y Uruguay (20), hasta más del 35% en Bolivia (36), Colombia (39), Perú (35), Venezuela (35) y República Dominicana (37), destaca el documento.
Por su parte, los trabajadores informales asalariados representan el 33% del empleo urbano, y varían desde un 17% en Chile, hasta los niveles de Bolivia (41%), Ecuador (49), Guatemala (41), México (44), Nicaragua (47), Paraguay (48) y Perú (46).
Los enigmas del crecimiento y el impacto en la pobreza son causas de incidencia para la economía informal aunque ningún país del orbe está exento de la pobreza porque siempre existirán grupos humanos marginados y excluidos. Los problemas del crecimiento están presentes tanto en las economías menos desarrolladas como en las industrializadas. Por ende, no puede culparse al crecimiento en exclusiva.En cuanto al crecimiento y la pobreza, como presuntas causas de la economía informal, al utilizar únicamente esta correlación tendríamos que desmenuzar primeramente el por qué de los bajos crecimientos y de la pobreza, para lo cual abriríamos un amplio abanico de externalidades, cuantitativas y cualitativas, unas susceptibles de medición y demostrables; y otras subjetivas. Una premisa tiene que ver con el PIB per cápita: a menor PIB per cápita, mayor propensión hacia la pobreza. Tal puede llevar a la informalidad como vehículo de subsistencia.Si, por ejemplo, partimos de los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) encontramos que “el nivel de pobreza para toda la región llega al 25% en el promedio de los últimos 10 años después de un crecimiento del producto bruto de solamente el 2.3% anual”.
La evidencia existente indica que, en parte, la informalidad es simplemente una etapa del proceso de desarrollo: la microempresa que se encuentra en todas partes refleja las opciones no atractivas en un sector moderno pequeño y la dependencia tradicional de la familia y la comunidad. Sin embargo, también hay evidencia que sugiere que, en parte, la informalidad es una voz de alerta, el síntoma de políticas inadecuadas y, más profundamente, una falta de confianza en el Estado y quizás en nuestros conciudadanos.De acuerdo con información recabada en la Cepal, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Comunidad Andina , el PIB para la década de 1990 al 2000 registró una media de 1.9% para Bolivia; 2.1% para Perú; 2.1% para Brasil; y 2.4% para México.Con esta evolución del PIB es entendible la razón por la cual el escaso crecimiento no ha podido dar respuesta a las necesidades internas del mercado laboral, esto es el hecho de que la curva de oferta y demanda laboral presenten inelasticidades ocasionadas por la constante caída de los tabuladores de las empresas para el pago de los salarios, sueldos, remuneraciones y prestaciones.Estos indicadores de la economía informal, nos lleva a una mayor actuación desde el movimiento sindicaL, tanto desde la perspectiva de organización, como desde la capacidad para proponer salidas coherentes a este fenómeno, en la lógica de cumplimiento de los derechos laborales, pero, también, en el raciocinio de una mayor y mejor estrategia comparida de desarrollo y superación de la pobreza en nuestros países.

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