PISANDO FUERTE No.15: PERÚ, A PROPOSITO DEL “MOQUEGUAZO”Por . Marcial Guillermo Pérez Herrera 
Hola a todos mis amigos, amigas (incluso a los que ya no me llaman por teléfono, seguramente por hacer e
conomías para los saldos, cada vez más costosos o porque simplemente, no les apetece conversar conmigo ), igual, grandes saludos para mis eventuales enemigos ( les doy parabienes, porque el insomnio les hace daño, mata neuronas, envejece en vano y deteriora los nervios) . Aquí nuevamente, luego de un bonito
día del padre, como les conté, en la edición 14 de este sencillo canal de comunicación, que tengo con ustedes.
Hoy, a manera de “Reflexiones en borrador “, escribo sobre las implicancias, remembranzas , efectos, figuras, en fin, lo que se pueda deducir del reciente “Moqueguazo”, léase asonada sureña, producida por serios desencuent
ros con la aparente mala distribución del Canon minero y otras garrafales postergaciones o desinformaciones, que terminaron en huelga de hambre de los Alcaldes moqueguanos en Lima, como teloneros de una descomunal bronca en el lugar de los
hechos, Moquegua, donde miles de pobladores tomaron el puente de salida y entrada a Tacna, sitiaron Ilo el principal puerto departamental y uno de los más mentados a raíz del Corredor hacia Brasil, o de la famosa “Bolivia Mar” cedida por Fujimori, con lavaditas de pies en el “Mar de Graú”, con Paz Zamora, en su momento Presidente de Bolivia, hoy, un naufrago de la política. El libreto se completó, con una batalla campal, a lo macho, por un lado cientos de policías, disparando lacrimógenas a diestra y siniestra, y por otro lado, “guerreros y guerreras puquinas”, como se hacían llamar, por casi quince mil, desplazándose, sin cesar, haciendo una suerte de estrategia de movimientos, y respondiendo con piedras lanzadas hábilmente desde las alturas, con Hondas, (las mismas que usaban los antiguos pueblos del ande para combatir entre ellos, sólo derrotados por la magistral maquinaria militar de los Incas, tal vez superior a las arrasadoras Centurias Y/O legiones romanas). El resultado de esta batalla masiva, decenas de policías heridos, casi 100, tomados como prisioneros, el General en Jefe de la Región Policial de Arequipa golpeado y tomado como rehén, obligado a “pedir perdón al pueblo de Moquegua”, con u
na turba enseñándole fieros garrotes y una bien acomodada soga, para “amoldarla en su cuello”. En Lima, en Moquegua, los funcionarios públicos , unos más nerviosos y vacilantes que otros, “es inmanejable” “ se nos ha ido de las manos”, “el pueblo ha desbordado”, “se le pasó la mano a la policía”, la palabra Oficial, vociferando “No hay diálogo mientras no se despeje el puente y las carreteras”, “se sancionará drásticamente a los culpables de esta violencia”, un Presidente de la República, pálido, sin dormir, pidiendo
cordura, diciéndole al Premier, “sálvame”, no quiero más problemas con derechos humanos (tal vez recordando su pesadilla de los 80, a raíz de la masacre en la isla del Frontón, entre otras). Al otro lado “Los/as puquinas”, tremebundos y alentados por su ocasional victoria “Puquinas unidos jamás serán vencidos”. Encima Tacna, el departamento en disputa, el amigo-enemigo, el vecino “peleón”, ya amenazaba con movilizarse al no poder llegar combustible, mercaderías y lo principal, alimentos y una medida colectiva siniestra ¡Vamos a cortar el abastecimiento de agua a Moquegua…!.

Hola a todos mis amigos, amigas (incluso a los que ya no me llaman por teléfono, seguramente por hacer e


Hoy, a manera de “Reflexiones en borrador “, escribo sobre las implicancias, remembranzas , efectos, figuras, en fin, lo que se pueda deducir del reciente “Moqueguazo”, léase asonada sureña, producida por serios desencuent





De todo esto, que pasó finalmente, pues a dar marcha atrás, a reconciliarse a firmar actas, a bajar la mostaza, la temperatura de las amenazas, a limpiar el puente de las miles de piedras, con un colofón a lo Serrat, en su canción LA FIESTA (“Se acabó, que el sol nos dice, que llegó el final, por una noche se olvidó que cada uno es cada cual, vamos bajando la cuesta, que arriba en mi calle se acabó la fiesta”).
Obviamente, que la canción aguanta todo, que el papelito manda, pero esto, es ciertamente motivo de un serio y auténtico análisis y revisión, por parte de quienes, de alguna manera, ejercen ese detonante llamado PODER, sea desde el asiento apoltronado de la Burocracia estatal, desde los tronos efímeros del Parlamento o el Palacio de Gobierno o desde las alternativa

Se está juzgando a un sátrapa en público (Fujimori), (el otro-Montesinos- en la Base Naval está calentando cuerpo, como atleta sempiterno del mal y la injusticia) pero estoy seguro, que con lengua o sin ella, debe estar sonriendo a mandíbula batiente, por estos interminables péndulos de egoísmos, indecisione



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