POLITICAS DE COMPENSACIÓN Y DESARROLLO EN LA INFORMALIDAD

Políticas de compensación y políticas de desarrollo en la Informalidad
Por : Gustavo Riofrio
Investigador DESCO
En la Cumbre de Dinamarca en 1995 las naciones acordaron dar seguimiento no solamente a los indicadores económicos de desarrollo, sino también a los indicadores sociales. Ello ha sido cumplido con relativo éxito en algunos países del continente. Subsisten aún economistas que piensan que la economía no es una ciencia social, así como hay gobiernos que firman acuerdos internacionales que no tienen la intención de llevar a la práctica. La esencia de la propuesta consistía en integrar las políticas económicas con las políticas sociales, de manera que ambas sean congruentes en la búsqueda de la superación de la pobreza y, valga la pena señalarlo, en la búsqueda del desarrollo socio económico.
Las implicancias para el tema que nos ocupa son muy claras. Las acciones respecto de la informalidad de acumulación no pueden tener una esencia diferente de aquellas respecto de la informalidad de sobrevivencia. Ambas debieran buscar aquello que el movimiento social urbano en el Perú coreaba como consigna a inicios de la década del ochenta:
“buscamos atender la emergencia y orientarnos al desarrollo”
No todos los países han desarrollado organismos ad hoc para atender a la vez las dimensiones de sobrevivencia y de desarrollo en la lucha contra la pobreza. Más frecuente es la presencia de programas orientados hacia uno u otro sector, situados en organismos públicos que no siempre muestran que las políticas son coherentes.
En algunos casos, la actividad no es ejecutada por el organismo competente. Probablemente el caso de la micro empresa sea más ilustrativo que el de los organismos de compensación social. Si el desarrollo de la micro empresa -mayoritariamente informal en ciertos contextos- es un tema importante, ello debería expresarse no solo en la magnitud creciente de los créditos destinados a ella, sino en el hecho que haya importantes departamentos o secciones en los ministerios o secretarías de industrias y de desarrollo dedicados a los asuntos de la micro empresa. No obstante, encontramos a veces programas muy interesantes que se desarrollan al margen de los organismos de industrias o de desarrollo. Los departamentos o las secciones de micro empresa de nuestros ministerios no poseen en su planilla una cantidad de personal que sea congruente ni con la cantidad de micro empresarios existentes, ni con la magnitud de la economía informal del país, ni con la novedad e importancia estratégica del asunto. Para las autoridades nacionales en industria y comercio, la estrategia respecto de las micro empresas pareciera ser únicamente la de su multiplicación (como si fueran huertos familiares), mostrando así que no avalan los enunciados de los programas que el mismo Estado o las ONGs propugnan en este sector. La política hacia la micro empresa informal es todavía una política residual que no cree en sus propias palabras
Este tema institucional tiene una relación directa con la gobernabilidad en las ciudades. En diversos países puede encontrarse que hay instituciones con programas tanto de desarrollo como de asistencia para los pobres urbanos. No puede afirmarse, sin embargo, que todos sus potenciales usuarios los conocen y saben como acceder a ellos sin intermediaciones de carácter político
Las estrategias no pueden ser contradictorias
Más importante que lo anterior es el relativo aislamiento entre las políticas para las micro empresas de acumulación y para las de sobrevivencia. Ahora estamos autorizados a decir en voz alta que el goteo (ó trickle down) en caso de ocurrir no es un proceso automático. Las acciones respeto de los más pobres que se autoemplean no pueden limitarse a mantenerlos vivos, sino apoyarlos en sus esfuerzos, lo que constituye todo un asunto que debe revisarse y que abordaremos mejor en la sección siguiente. Por el momento es necesario enfatizar que ni aún el mejor check list de actividades informales nos podrá ayudar en el gabinete a determinar si un zapatero en su tienda o puesto en el barrio pertenece al grupo informal uno, dos o tres enunciado al inicio de la presente sección. La realidad económica y social es tan dinámica que nuestro conocimiento no puede discriminar (y, por tanto focalizar) con tanto detalle las actividades informales. Si esto es así, ¿con qué criterio se condena a ese “informal” a ser objeto de una política de compensación o de desarrollo?
Una conveniente combinación de acciones resulta asunto imprescindible dentro de una política facilitadora, puesto que lo que ella permite es el acceso a las oportunidades de desarrollo. Los programas de compensación social deben estar estructuralmente relacionados con los de desarrollo, puesto que inciden sobre un mismo universo poblacional.
Resumiendo, los programas antipobreza recientemente tienden a contemplar los aspectos de desarrollo y sobrevivencia, pero no con los mismos criterios. Las políticas frente a todo el espectro informal no solamente deben permitir que las micro empresas (o su PEA) superen el umbral de la pobreza, sino que se involucren en procesos efectivos de desarrollo sostenible. Además, se plantea un problema práctico: la relación entre las estrategias de desarrollo y de compensación social es necesaria, debido que los límites entre uno y otro subsector informal no son fáciles de apreciar. Atender a la franja situada entre un extremo y otro de la informalidad puede hacer la diferencia sustancial que decida el futuro del grueso de pobres urbanos.


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