MILITARES USA EN PERÚ : MÁS ALLA DE LOS HECHOS

DESCO OPINA


Colaboración : Ramiro García

Fuente : Monica Pradel (DESCO)
Militares USA en Perú: más allá de los hechos
El ingreso al país de mil militares estadounidenses, entre ellos unos cien armados, difundido por la agencia EFE, ha generado una intensa polémica. Estos efectivos permanecerán en la zona del VRAE (Ayacucho) y otros dos puntos más de la costa peruana, para participar -entre el 1 de junio y el 31 de agosto- en los programas Nuevos Horizontes, Promesa Continua y Amistad y Cooperación por las Américas.
De una u otra forma, las críticas se han formulado considerando, básicamente, que el territorio donde permanecerán estos militares está dominado por el narcotráfico. En ese sentido, las preguntas que se formulan son acerca de la necesidad que ha impulsado esta decisión y, en segundo lugar, los peligros que conlleva en tanto que podría provocar una crisis de magnitud insospechada, ante la eventualidad de que este personal se vea involucrado en enfrentamientos con narcotraficantes o remanentes subversivos existentes en esa zona.
De otro lado, como también ha venido remarcándose, este hecho debiera interpretarse a la luz de lo que acontece actualmente en la región Andina. Los Estados Unidos han variado sustancialmente sus percepciones respecto a nuestros países durante los últimos años, asignándoles roles que carecían en el pasado.
En esa línea, el Perú y Colombia han cobrado importancia para los objetivos estratégicos del país del Norte. Todo lo contrario sucede con Bolivia, Ecuador y Venezuela, cuyos gobiernos expresan su autonomía ante los planes regionales de los Estados Unidos y, en mucho casos, la confrontación es explícita.
Además, un tema que cruza el entretejido de relaciones que se ha formado en la región es la ejecución del Plan Colombia que implica, entre otras cosas, el alineamiento y la movilización relativa de las fuerzas armadas de los vecinos de ese país, con la finalidad de evitar que el conflicto interno se desborde. Pero, los derroteros políticos seguidos por bolivianos, ecuatorianos y venezolanos han complicado la consecución de los objetivos que se traza el referido plan.
Por ejemplo, el gobierno ecuatoriano decidió no renovar el permiso de funcionamiento de la base aérea militar que tenían los norteamericanos en Manta. Como se sabe, su instalación fue uno de los resultados del fin de la presencia del Comando Sur en Panamá, luego del tratado firmado con el presidente Omar Torrijos. Fue así como empezó a formularse la idea de trasladar esta presencia militar hacia el sur del continente, buscando que guarde relación con los nuevos escenarios de seguridad que empezaron a configurarse desde fines de los años 80
.

Ahora que los militares estadounidenses deben salir de territorio ecuatoriano, se sospecha que la alternativa es el Perú. En efecto, desde años atrás se conjeturaba con esta posibilidad, algo que ha vuelto a ponerse sobre el tapete con el permiso de ingreso del contingente que hemos referido, aun cuando para algunos analistas no habría nada que temer en tanto esto se circunscribe a simples acciones humanitarias.
En todo caso, la ofensiva contra las FARC que se escenifica en Colombia, los peligros desestabilizadores que emergen en Ecuador y Bolivia, el armamentismo venezolano y el paulatino endurecimiento de la política interna en Perú podrían ser señales de la implementación de una política de contención ante las correlaciones adversas a los objetivos estadounidenses que se han manifestado en los países andinos.
Por ello, no deja de llamar la atención que uno de los destinos de los militares norteamericanos que ingresarán a territorio peruano en los próximos días sea el VRAE
.
Sumado al hecho de ser actualmente la zona de narcotráfico más importante y trajinada por rezagos senderistas, es importante recordar que el gobierno viene ejecutando allí un Plan que fue expuesto ante la opinión pública como una herramienta para el desarrollo, pero todo parece indicar que ha devenido en algo esencialmente militar: casi una réplica en menor escala del Plan Colombia.

desco Opina / 27 de mayo 2008

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