Negociaciones UE-CAN : El RETORNO DE LOS PIRATAS

Ronda de negociaciones entre la Unión Europea y la CAN

El retorno de los piratas
Por : Eduardo Tamayo G./ALAIQuito

La tercera ronda de negociaciones para un acuerdo de asociación económica entre la Unión Europea y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que se lleva a cabo entre el 21 y el 25 de abril en Quito, se inició discutiendo las asimetrías que existen entre las dos regiones.Los TLCs tienen mala fama en América Latina. La palabra misma ha quedado marcada en el imaginario social como sinónimo de falta de transparencia, cesión de la soberanía, precariedad laboral, depredación del medio ambiente, ruina de los pequeños campesinos, enriquecimiento sin límites de las transnacionales, imposición de Estados Unidos.
Quizá esta última sea la razón por la que, en las negociaciones que se llevan a cabo desde hace un año entre la Unión Europea con los países de América Central y de la Región Andina, se haya sustituido la denominación de Tratados de Libre Comercio por la de Acuerdos de Asociación(AdA).Los AdA ciertamente no han concitado la atención suficiente de las organizaciones sociales ni han provocado las masivas y prolongadas movilizaciones que en su momento se llevaron a cabo para rechazar el fracasado ALCA en todo el continente o los TLCs en Ecuador, Colombia, Perú, Costa Rica y otros países centroamericanos.Sin embargo, vistos el contenido, los fines y los actores de los AdA, es momento de reaccionar.
Hay algunas diferencias entre los TLCs y los AdA, pero ambos mantienen la esencia mercantilista.Como para diferenciarse de los TLCs, los AdA vienen acompañados de términos como “diálogo político”, “cooperación para el desarrollo”, “participación de la sociedad civil”. En estas negociaciones se verá si no son mas que palabras, porque los objetivos de la Unión Europea están claramente definidos en el documento denominado “Una Europa global: competir en el mundo”, elaborado en 2006 por la Comisión Europea .

En el documento señalado se definen claramente los objetivos de la Unión Europea:- Acceso a los recursos para la industria europea como energía, las materias primas, metales y la chatarra.- Nuevas áreas de crecimiento: derechos de propiedad intelectual (DPI), servicios, inversiones, contratación pública y competencia.- La contratación pública de terceros países debería estar abierta a los proveedores europeos.Los más interesados en la concreción de los AdA son las transnacionales europeas que, en las últimas décadas de neoliberalismo, se han beneficiado de los procesos de desregulación, privatización y flexibilización laboral. Las empresas europeas han alcanzado una relevancia cada vez mayor en la región. Tres de cada cinco transnacionales son europeas. En la rama del petróleo, Repsol YPF y Shell ocupan los primeros lugares por el volumen de ventas. En las ramas de las finanzas, lideran los bancos españoles BBVA y Santander; en las telecomunicaciones: Telefónica y Telecom de Italia, y en minería BHP Billinton, Angloamericana y Xstrata, para citar unos pocos casos.¿Cuál debe ser el punto de partida de las negociaciones?
Mientras Bolivia plantea que deber ser lo ya establecido en la Organización Mundial de Comercio, la Unión Europea“En la reunión de la OMC en Cancún en 2003, los países en desarrollo rechazaron de la agenda de la OMC tres temas de Singapur (compras gubernamentales, inversiones, competencia) por ser políticas contrarias al desarrollo. No es aceptable que la UE, a través de la AdA, vuelva a colocar en la agenda de sus negociaciones comerciales estos temas”, señalan organizaciones en una carta enviada a Joao Aguiar Machado, jefe negociador de la Unión Europea.Así mismo, la UE no ha aceptado partir del Sistema General de Preferencias Arancelarias del que ya gozan los países andinos. Según la Red Peruana por una Globalización con Equidad, la oferta arancelaria presentada por la tercera ronda ha incluido en las canastas de desgravación a 3, 5 y 7 años, productos andinos que hoy tienen libre acceso al mercado europeo. En este sentido, “la Unión Europea está replicando la estrategia que usaron los Estados Unidos en el TLC, con el ATPDEA. La UE incluye en las canastas a productos centrales de las exportaciones andinas, que son hoy beneficiarias del SGP+. Por medio de ello busca presionar sobre la negociación y probablemente generar mejores condiciones para temas de interés europeo como son servicios, compras públicas, propiedad intelectual entre otros”, señala la Red.En la región Andina existen diversas perspectivas respecto a las negociaciones con la Unión Europea dada el cambio de la correlación de fuerzas en la misma. Como es conocido, Venezuela se encuentra fuera de la CAN. Perú y Colombia, favorables al “libre comercio”, están incondicionalmente alineados con Estados Unidos y han acordado un TLC con este último -aunque el TLC con Colombia está empantanado en el Senado estadounidense-. Ecuador y Bolivia, por su lado, cuestionan frontalmente el neoliberalismo, y han rehusado subirse al tren de Washington al tiempo que desarrollan, no sin dificultades, procesos constituyentes que ponen en primer plano la defensa de la soberanía y la capacidad del Estado de establecer políticas que favorezcan el desarrollo del mercado interno. En estas circunstancias, un acuerdo comercial con la Unión Europea que contradiga los principios antes señalados estaría reñido con los procesos en marcha.Estas diferencias de fondo en los países del área andina se reflejan en los ritmos y los tiempos que se quiere imprimir a las negociaciones.
Mientras Colombia y Perú quieren un acuerdo fast track (por la vía rápida), Ecuador y Bolivia prefieren tomarse su tiempo para ir debatiendo los temas de fondo.Bolivia participa, junto con Cuba, Venezuela y Nicaragua, en el proyecto de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) que se aleja de las lógicas de mercado y plantea otro tipo de integración basado en la complementariedad, cooperación, reciprocidad y respeto a la soberanía de los países. La complementariedad frente a la competencia, la convivencia con la naturaleza en contraposición a la explotación irracional de los recursos naturales, la defensa de la propiedad social frente a la privatización extrema, el fomento de la diversidad cultural frente a la monocultura y la uniformización del mercado. (4) Estos aspectos guardan una notable distancia con lo que se discute con la Unión Europea.Bolivia, en las negociaciones con la Unión Europea, plantea un sistema de desgravación basado en metas concretas. Partiendo de que se reconoce las asimetrías entre ambos bloques y el trato especial y diferenciado, Bolivia considera que éste no sea automático sino que esté sujeto a logros objetivos concretos, equivalente a un tercio de sus exportaciones a la Unión Europea.Ecuador, en esta tercera ronda, está prestando mayor atención a las negociaciones con la Unión Europea.
El Gobierno de Rafael Correa no quiere la reedición de un TLC al estilo del que se negociaba con Estados Unidos. Pero el problema es que hay un equipo negociador que es “exactamente el mismo que negoció con Estados Unidos y que fuera rechazado por el movimiento indígena en el 2006”, según hizo conocer la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), cinco días antes de iniciarse las negociaciones. La organización indígena, así mismo, pidió al Presidente Rafael Correa revisar los nombres del Equipo negociador y que el actual rinda cuentas ante la Asamblea Nacional Constituyente de los textos consensuados en las mesas de negociación hasta la fecha. El Presidente Correa ha adoptado algunas medidas para reorientar la posición ecuatoriana. Esta se puso de manifiesto, cuando la Ministra de Relaciones exteriores del Ecuador, María Isabel Salvador, planteó, al inaugurar al III ronda UE-CAN, que el Acuerdo de Asociación “debe contemplar disposiciones eficaces para salvaguardar políticas industriales y en general, políticas de desarrollo, de los países andinos, tanto de los que están ejecutando actualmente, como aquellas que se requieran ejecutar en el futuro”. Esto significaría que el Ecuador no desea quedarse como país exportador de productos agrícolas o de materias primas, como es la pretensión europea, sino que busca dejar espacios para proteger y desarrollar su incipiente industria.

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