LIDERAZGO Y AUTORITARISMO EN LA ESCUELA




LIDERAZGO Y AUTORITARISMO EN LA ESCUELA
Por : Silvia Del Solar, PIIE
El autoritarismo en el ejercicio del liderazgo directivo es un fenómeno instalado poderosamente en la cultura de la escuela. A tal punto, que para muchos es difícil visualizarlo como un problema ya que éste parece inherente al cargo directivo; es decir , o se invisibiliza a partir del acostumbramiento y la obviedad o se le hace a través de formas aparentemente democráticas de ejercerlo.______________________________________
Contribuir a la detección y comprensión del fenómeno del autoritarismo y su relación con el ejercicio del liderazgo en la escuela es una tarea importante, en el contexto de los procesos de democratización a nivel de la sociedad y, en particular, al interior de la escuela. En este artículo intentaré una descripción de las características esenciales del autoritarismo, para luego abordar, las formas clásicas con que suele presentarse.
A menudo se confunde el ejercicio de la autoridad con el autoritarismo. El autoritarismo es una modalidad particular de practicar la autoridad. Es un fenómeno ligado, por una parte, a la estructura de clases de una sociedad y, por otra, a la estructura patriarcal de la familia. A temprana edad, internalizamos un modelo jerárquico de las relaciones humanas que nos lleva a aceptar como natural que en el sistema en que vivimos exista quien dirija y determine lo que hacemos.
A tal grado parece natural ejercer la autoridad de un modo autoritario que, inclusive, personas, que se han rebelado al ser tratadas de esta forma repiten el mismo modelo cuando llegan a ocupar puestos jerárquicos. Sin embargo, en algunos procesos históricos - como el que actualmente se desarrolla en Chile - el autoritarismo, como práctica social, pierde legitimidad. Así los líderes formales e informales intentan dolorosamente algunas transformaciones, no siempre exitosas, pero posibles y deseables.
Poder y desconfianza

El autoritarismo es en esencia un fenómeno relacionado con el poder y la desconfianza. Tiene que ver, por una parte, con la forma en que concebimos a las personas y la relación entre ellas y, por otra, con la manera en que entendemos la estructura social y el orden jerárquico.
El autoritario, o las organizaciones y sociedades que lo son , suele categorizar a la gente en tres tipos fundamentales : una pequeña cantidad de personas bien dotadas y capaces, algunas escasamente dotadas , pero que si son bien guiadas pueden obtener algunos logros, y muchas que no tienen otra capacidad que la de obedecer órdenes claras, precisas y terminantes En consecuencia, aquellas personas más capacitadas, deberán ordenar , planificar, sugerir, decidir lo que hace la mayoría, mientras que las restantes deberán atenerse a las orientaciones, ideas, sugerencias, u obedecer normativas, instrucciones y decisiones que les sean dadas, de acuerdo a su pertenencia al segundo o tercer grupo.
Las personas del primer tipo controlarán a las segundas, puesto que por su menor capacidad requieren supervisión constante. En la medida que este control permita evaluar positivamente cierta capacidad de las personas medianamente capaces para lograr avances en las tareas asignadas, se les destacará y pedirá que ejerzan modalidades de control y orden sobre las del tercer tipo, últimas en esta estratificación por facultades. De esta forma , confianza y desconfianza se convierten en polos entre los que las personas se mueven , de acuerdo a su mayor cercanía o distancia respecto al cumplimiento y aceptación de las órdenes provenientes de fuentes ubicadas en la cúspide de la pirámide organizacional.
El Poder como fuente de satisfacción personal.
Mandar a otros es fuente de “bienestar” para muchas personas, pues suele favorecer la formación de valía personal y social. El o la que manda se ha asegurado un sitio en la pirámide social que le permite identificarse a sí mismo no como “cualquier persona”. El razonamiento lógico que sustenta el discurso de estas personas es que "siempre tiene que haber alguien que mande" y, por tanto, les parece altamente gratificante el no formar parte de los que sólo obedecen o de los que se ubican en el último tramo de la escala social .Se reproduce y legitima, de esta forma, una concepción de sociedad y de las relaciones sociales basada en el Poder como instrumento de movilidad social : “entre más poder tengo,. más valgo”.
De esta manera, los liderazgos formales en la empresa o en la escuela se constituyen en la convicción de que la autoridad se ejerce concentrando el poder, desplegando órdenes , controlando a los subordinados y desconfiando sistemáticamente de la capacidad de éstos para levantar liderazgos paralelos que contribuyan a la tarea institucional y a los fines buscados. Los subordinados deben limitarse a ser los medios a través de los cuales se cumplen fines pensados por la autoridad jerárquica, quien suele decidir, además, la forma en que ello se llevará a afecto.
Formas de liderazgo autoritario
Al menos cuatro formas de liderazgo autoritario se pueden encontrar en cualquier organización, empresa o escuela : el autoritarismo clásico, el paternalista , el bonachón y el alternativo
Autoritarismo clásico : el o la directora toman sobre sí la responsabilidad de diseñar las principales orientaciones para la acción del establecimiento escolar, cuidando que todos los responsables de llevarlas a efecto dependan , en último término, de su persona. De esta forma , pasa a ser un personaje omnipresente, que desarrolla “mecanismos” para controlar que todo lo que se haga o no en la institución cuente con su venia. A las personas que ejercen otros cargos directivos se las considera válidas en la medida que están de acuerdo con sus orientaciones, pero se ejerce al mismo tiempo una labor de constante chequeo o evaluación sobre sus actos y tomas de decisiones. A la vez, se les exige que ellas controlen al resto de los subordinados , asegurándose que las cosas funcionen como se ha diseñado. Este tipo de directivo /a se preocupa de la buena marcha del establecimiento, pudiendo jugar un rol activo en la defensa del mismo, en caso que éste fuese cuestionado.
Autoritarismo paternalista : Es una variante del autoritarismo clásico que se distingue por destacar (o apadrinar ) a algunas personas de la institución colocándolas en cargos de confianza, desde donde éstas ejercen su propia cuota de poder, cuidando de no trasgredir ni amenazar el poder del jefe/a. Si bien estas personas son consultadas, difícilmente logran el peso necesario como para influir en las decisiones del jefe /a, a menos que aprendan a manipularlo /a, camufladamente, a través del conocimiento de sus debilidades (poder encubierto). Este líder directivo frecuentemente asume un rol protector de sus subordinados, siendo capaz de castigarlos cuando caen en incumplimiento de sus responsabilidades o deberes.
Autoritarismo Bonachón. Se caracteriza por cierta debilidad en la asunción de su rol debido a la gran necesidad que tiene la persona de ser aceptada o estimada. De esta forma, se privilegia más la buena marcha de las relaciones que el funcionamiento efectivo de la escuela Sin embargo, el líder no sabe como generar condiciones para la desconcentración del poder. No confía mucho en sí mismo ni en los otros, pero llegado el momento de las dificultades y en su condición de director/a, ejerce todo el peso del poder entregado por el sistema o por la cultura escolar tradicional, actuando con muy pocos principios en la defensa de su cargo y su autoridad, si se ve amenazdo.
Autoritarismo alternativo o de buena clase . Este liderazgo autoritario es relativamente reciente en la escena educativa nacional. Se caracteriza porque sus protagonistas experimentan sentimientos de culpa por ser autoritarios y, a pesar de la desconfianza básica que sienten hacia sus subordinados, adoptan la forma de la democracia en las relaciones con éstos consultándoles permanentemente, hasta detalles innecesarios. Sin embargo, se las arreglan para que las decisiones las tome una elite que , por razones de clase, ideología u otras , tienen la posibilidad efectiva de hacerlo.
En este tipo de autoritarismo de nueva ley y forma , se replica la concentración del poder y la desconfianza en los subordinados, dando origen a un formato ligth que intenta sustituir y obstaculizar los reales procesos de democratización de las escuelas y de empoderamiento de los sujetos que allí laboran y estudian.

Comentarios