LAS INVERSIONES CHILENAS EN EL PERÙ


El Oro y el Morro
Cortesía : Revista Caretas, Perú

Para el presidente García, “Chile es un banco que tenemos al lado”.
EL MINISTRO DE ENERGÍA Y MINAS, Juan Valdivia, remacha la idea por el hilo telefónico con aquel tono de voz menos oscilante que los precios de los minerales: “No hay ningún contrato de exportación de gas a Chile”, repite. “Los 500 millones de pies comprometidos con Repsol se irán a México y hay 100 millones más que estamos negociando para el mercado nacional”.
¿Y acaso Repsol no podría venderle a Chile?, insiste CARETAS. “No tienen conversaciones”, vuelve a responder pacientemente.
Pero mientras la ley siga como está podrían hacerlo. “Si bien es cierto la ley le da libre disponibilidad al concesionario, sí podemos tener una intervención. Tienen que escuchar la posición del gobierno”.
Se puede aludir, dado el caso, a razones estratégicas.“Todo manejo de hidrocarburos es estratégico”.
ESTRATÉGICO.
Conflictiva palabreja que vuelve a coletear en los últimos días.
Se comenta que Chile podría invertir centenares de millones en nuevos proyectos agrícolas en el Perú. La conveniencia de que capitales chilenos controlen –o tengan participación– en el 75% de operaciones portuarias en el país vuelve a ponerse sobre el tapete. Sodimac, Tottus y Falabella anuncian nuevas importantes inyecciones de inversión para centros comerciales que serán inaugurados en los próximos dos años.
La cascada de noticias en los últimos días continúa con el decreto 03/2008 del Ministerio de la Producción peruano, que permite a las embarcaciones industriales ingresar a zonas artesanales desde el paralelo 16º hasta el límite marítimo del sur. Según el vicecanciller chileno, Alberto Von Klaveren, la decisión afecta la pesca de anchoveta en su país, pues la biomasa es compartida por ambos. Anunció que llevaría el caso a la Comisión Permanente del Pacífico Sur. En el vecino la preocupación se redobla porque el Perú acaba de demandarlo ante la Corte de La Haya precisamente por esos límites marítimos.
Esta última racha de tensión diseminada entre varios sectores enrarece de nuevo la relación bilateral. Consultado, el primer ministro Jorge del Castillo señala que “el Perú es un país serio. No va a tratar las inversiones chilenas como (Hugo) Chávez trata a los inversionistas de los países con los que se pelea. Ninguna discrepancia de orden jurídico va a variar esa posición”.
ESAS INVERSIONES suman unos US$ 6,500 millones entre 1990 y 2007. Solo el año pasado fueron de US$ 1,276 millones, número que según la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) cuadruplicó al de 2006. El Perú, con el 26% del total, pasó así a ser el principal destino de las inversiones chilenas en el exterior y desplazó a la Argentina.
¿Cuánto resiste una relación de esta intensidad con una demanda de límites marítimos en marcha, amén de un sector chauvinista de la prensa y halcones que se liman las garras en ambos lados?
La lista publicada en estas páginas fue proporcionada por una entidad gubernamental. Ojo, se trata de las empresas que cuentan con algún grado de capitales chilenos, no necesariamente mayoritario.
Entrevistado, el ex ministro de Turismo y Comercio Exterior, Alfredo Ferrero, considera que el Perú debe mostrar cautela con esas inversiones. “La teoría dice que no, pero la práctica dice que sí. Sobre todo cuando la relación entre vecinos es diplomáticamente armoniosa, pero realmente no tanto. La inversión chilena nos ha servido mucho, tampoco seamos ingratos, pero habiendo temas pendientes, hay que tener cuidado”.
Ferrero no duda en enumerar las áreas sensibles: “El sector comunicaciones, energético, hidrocarburos y la línea de frontera”.
El economista Alan Fairlie está entre los expertos que más tiempo le han dedicado al tema. Con Sandra Queija de la Sotta publicó el año pasado el libro “Relaciones económicas Perú-Chile: ¿Integración o conflicto?”.
Para Fairlie, la lista de empresas con capital chileno “corrobora lo que nosotros encontramos y se trata de un número que coincide con el de la CCS”.
Considera preocupante, “más que un sector específico, el volumen y la magnitud que esa lista permite graficar. Se está cerrando el círculo. Si no se ponen algunas restricciones el control va a ser irreversible”.
El economista también releva la importancia del sector de comercio, “muy importante para Chile”, y recuerda que las grandes cadenas de tiendas por departamentos están entre las más ingentes importadoras de textiles chinos, con las ulteriores consecuencias para el sector de confeccionistas nacionales. Los episodios de falso etiquetado, sancionados por el Indecopi, y la adquisición de Wong todavía están frescos en la memoria.

Hay quienes detectan un acento apocalíptico en las advertencias de Fairlie, pero él insiste en pintar la figura completa. “El tema central es la asimetría de la relación comercial, que es un patrón norte-sur. No hay ningún punto de comparación con las inversiones chilenas acá y los pocos restaurantes que hay allá”.
Dicha inversión peruana en Chile se mueve alrededor de los US$ 20 millones.
La balanza comercial es favorable a nuestro país por, aproximadamente, US$ 400 millones al año. La exportación a Chile de minerales como el molibdeno explica mayoritariamente el superávit peruano.
De otro lado, el diario El Mercurio informó esta semana que el Perú ha reemplazado a Chile en productos estrella de agroexportación, como los espárragos y la páprika.
ENTRE QUIENES ven con buenos ojos las inversiones chilenas figura Ricardo Vega Llona. El empresario, consejero presidencial y organizador de la próxima cumbre en Lima con la Unión Europea, aclaró en conversación reciente con CARETAS que muchas de las empresas que se originaron con capitales chilenos han cambiado su estructura “y cotizan en bolsas españolas o de otros países”.
El ejemplo más saltante: la lista en cuestión incluye las plantas térmicas e hidroeléctricas propiedad de la española Endesa que en un principio, luego de la privatización de 1994, eran chilenas. Según el ministro Valdivia, Primax, que está asociada con el grupo Romero, es ahora la única empresa chilena en el sector Energía.
Aunque el caso explica la deslocalización de los capitales, en el libro de Fairlie se apunta que “la empresa chilena Enersis, si bien se encuentra controlada por el grupo español Endesa, aún mantiene una participación importante de capitales chilenos. Además, esta empresa se encuentra constituida bajo las leyes chilenas, por lo que Chile vendría a ser una plataforma de las inversiones de Endesa España hacia Perú”.
Vega Llona también considera que la forma más efectiva de distensión también es la intensificación de las inversiones. De nuevo, Fairlie responde que “efectivamente, hay enfoques teóricos que postulan que una mayor relación comercial es un factor clave para la disminución de conflictos. Pero se plantean algunas precondiciones para que esto ocurra: principalmente el hecho que ambos países se beneficien en base a una relación simétrica. Desde el propio enfoque liberal se advierte que si se crean asimetrías pronunciadas, el efecto puede ser el inverso al previsto”.
Es un ping pong en el que todo argumento recibe su contraparte.
EN ENTREVISTA con el Diario Financiero de Santiago, el presidente de la CONFIEP, Jaime Cáceres Sayán, no dudó en calificar de “bienvenidas” las inversiones chilenas. “Lo que esperamos es que sean buenas inversiones, con respeto a los derechos laborales y al medio ambiente, cumplimiento de las normas y respeto a los trabajadores”. El hombre fuerte del empresariado peruano no parece tener en cuenta sectores restrictivos: “Hay muchísimo por hacer en turismo, infraestructura, puertos, aeropuertos, caminos, electricidad, agua, en la parte agroindustrial, en la parte comercial también y hay que invitar a que vengan más empresarios chilenos a invertir en el Perú”.
El propio presidente Alan García ha resumido la situación: “Chile es un banco que tenemos al lado y ha llegado a un nivel de capitalización enorme, sin tener la capacidad brasileña transnacional de ubicar sus empresas en África o Estados Unidos. Cuando uno compra en la bodega o se atiende con un cirujano no está buscando ser simpático con el cirujano o el bodeguero. Pide sus servicios
La simpatía –o falta de ella– volvió a primar con la respuesta chilena de poner en la congeladora la ratificación del TLC con el Perú tras la demanda ante La Haya. AGP y su canciller, José Antonio García Belaunde, han pasado por momentos frustrantes en la relación bilateral, planteada en el tope de las prioridades al inicio del mandato.
El ex ministro Ferrero sostiene que se dio apresuramiento del lado peruano, porque “el gobierno lo suscribió a pesar de que quedaban asuntos pendientes como la apertura de su mercado financiero y temas de propiedad intelectual como el del pisco”.
El innegable papel que Chile tiene en la bonanza económica peruana se opone a las complejidades de la relación bilateral. En palabras de Vega Llona, si Europa pudo profundizar su integración, acá el asunto debería ser pan comido. Pero, como García Belaunde le respondió a su homólogo Alejandro Foxley hace un par de semanas, el futuro común solo se hace posible con el pasado ordenado.







































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