África: Hace falta voluntad política pare enfrentar el problema del hambre

África: Hace falta voluntad política pare enfrentar el problema del hambre
Por : Ana Bueno

La falta de voluntad política para invertir en agricultura ha socavado las oportunidades de reducir la pobreza y el hambre en África antes de 2015, según confirma un oficial superior de Naciones Unidas.
«La inversión en agricultura, más que en otros sectores, proporciona cuatro veces los rendimientos», explicó Kanayo Nwanze, vicepresidente de Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura, un organismo de las Naciones Unidas que trabaja para acabar con la pobreza en las zonas rurales.«Hay algunos países, como Ghana y Uganda, que han hecho unos progresos increíbles en los últimos siete años. Podríamos incluir a Kenia (antes de la crisis política actual), que tiene muchas posibilidades de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir la pobreza antes de 2015».
Tres de cada cuatro personas en los países en vías de desarrollo –883 millones¬- vivían en zonas rurales en el año 2002, de acuerdo con World Development Report 2008: Agriculture for Development (Informe Mundial 2008: Agricultura para el Desarrollo), el informe del Banco Mundial sobre la agricultura publicado en 2007.
«La mayoría de la gente depende de la agricultura para vivir, directa o indirectamente, por lo que una agricultura más dinámica e inclusiva podría reducir de manera espectacular la pobreza rural, lo que ayudaría a cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio sobre la pobreza y el hambre», muestra el primer análisis sobre agricultura del Banco Mundial desde 1982, que cita algunas historias exitosas para ilustrar su teoría basada en el hecho de que invertir en la producción de alimentos puede reducir los niveles de pobreza.África ha tenido algunos éxitos, particularmente Ghana, donde la agricultura hacía disminuir los niveles de pobreza de un 51,7 por ciento en los años 1991 y 1992 a un 39,5 por ciento en 1998 y 1999 y, más tarde, a un 28,5 por ciento. Entre 2001 y 2005, la agricultura creció un 5,7 por ciento cada año, más rápido de un 5,2 por ciento que el total de ingresos de los productos domésticos.Desde 2001, la producción de cacao en pequeña escala ha contribuido a un expansión agrícola de un 30 por ciento aproximadamente, y «Ghana se ha beneficiado del gran crecimiento de la horticultura, –casi un nueve por ciento del total de las exportaciones en 2006- mayoritariamente de piñas», apunta el informe del Banco Mundial.
Uganda ha adoptado unas políticas económicas que habían resultado de un boom en la producción de café.Asia proporciona muchos más casos de decisiones políticas efectivas llevadas a cabo por los gobiernos para estimular el crecimiento agrícola: en Vietnam, la reforma agraria, junto con la liberación del comercio y de los precios, se implementó; en Bangladesh, las nuevas tecnologías han producido un aumento en el cultivo rural y en las ganancias que no provienen de la agricultura, con una reducción en el precio del arroz y los alimentos de primera necesidad.
«La agricultura fue también la clave en la reducción de la pobreza rural masiva y sin precedentes en China, y de la lenta pero importante disminución a largo plazo de la India (en el número de casos de pobreza rural)», apunta el informe del Banco Mundial.
Asia está recogiendo los frutos de la revolución verde de los años 70, mientras que los líderes africanos fracasaron en su intento de aprovecharse de ese momento, explicó Nwanze. «Mira la India, en los años 60 era considerada un caso perdido, mientras que ni un solo país de África era considerado así en lo que se refiere a la alimentación. Después de 30 años, la India se convirtió en exportador de alimentos y, mira África».Los gobiernos de Asia han ayudado a los agricultores económicamente, además de recibir apoyo en los precios y las subvenciones en las aportaciones. «En África subsahariana, los gobiernos intervenían totalmente en los mercados pero la agricultura pagaba más impuestos que en otras regiones, y todavía es así», según el informe del Banco Mundial.A pesar de que Kenia, Malawi, Zambia y Zimbabwe iniciaron las revoluciones del maíz utilizando semillas híbridas y fertilizantes, ha sido difícil sustentar los programas debido a los altos costes del mercado, el drenaje fiscal y los frecuentes desastres ambientales.
Queda mucho por hacer.Para reducir la pobreza, África necesita invertir en agricultura ya que se espera que la demanda de alimentos alcance los 100 billones de dólares en 2015, el doble del nivel en el años 2000.El informe sugiere mejorar los incentivos, incrementando la calidad y la cantidad de las inversiones públicas, un mejor aprovechamiento en los productos del mercado, un acceso efectivo a los servicios financieros con una exposición reducida a riesgos no asegurados, un aumento en el rendimiento de las organizaciones productoras y, fomentar la innovación a través de la ciencia y la tecnología. La agricultura debería de ser más sostenible, además de una fuente de servicios medioambientales.Un reciente informe conjunto llevado a cabo por la universidad del Estado de Michigan y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) intentó estudiar más de cerca cuáles son las causes de que no haya ocurrido aún una «revolución verde africana» y los retos a los que se enfrentan los pequeños agricultores en África.«Aunque también muchas haciendas en Asia eran muy pequeñas en tiempos de las revoluciones verdes, muchas de ellas tenían irrigación, los beneficios del uso de fertilizantes a través del control del agua, y de más de una temporada anual para las cosechas», explicaron los autores Tom Jayne, catedrático de desarrollo internacional en la universidad del Estado de Michigan, David Mather, anteriormente en la Universidad del Estado de Michigan y, Eliot Mghenyi, del Banco Mundial.
«Estos factores mejoran sustancialmente la productividad agrícola asiática y, parcialmente limitan el problema de las pequeñas dimensiones de las parcelas entre los pequeños agricultores. Por contraste, la gran mayoría de los agricultores africanos dependen de las lluvias y de una sola temporada de cosecha al año».Nwanze explicó que «en África, a diferencia de Asia, existe un sistema agrícola incompleto, no es homogéneo, como en Asia».
El legado colonial ha dejado en África grandes desigualdades entre los pequeños agricultores, y los cultivos a gran escala o de propiedad estatal, poniendo de relieve la necesidad de una reforma agrícola.El informe del Banco Mundial también considera la necesidad de un desarrollo en infraestructuras, cuya falta ha incrementado los costes de transacción y los riesgos mercantiles, y la inversión en fertilizantes y riego.Alrededor del 75 por ciento de la tierra cultivada en África está afectada por la disminución de los nutrientes de la tierra y, en el África subsahariana, sólo el cuatro por ciento de las zonas cultivadas son regadas, una mínima parte de las asiaticas.
La falta de inversión en investigación y desarrollo es otro obstáculo. La principal revolución verde de cereales en Asia fue de trigo y arroz, irrigado gran parte; el África subsahariana utiliza una amplia variedad de sistemas de cultivo y un gran número de alimentos básicos. Se necesitan variedades mejoradas para muchos cultivos con el fin de aumentar la productividad.En la mayoría de los casos, las tecnologías desarrolladas en otras partes del mundo no son transferibles directamente y hacen falta tecnologías específicas de África para mejorar la producción agrícola de la región.

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