LA EVIDENCIA DE LA NATURALEZA


Por : Guillermo Pérez Herrera


Cuando el terror nos invade, al ser confrontados por la furia de la naturaleza, probablemente resentida, por los abusos, que cometemos con ella, nos acordamos que somos humanos, que sabemos tener miedo, que tenemos padres, hermanos, amigos, socios, clientes leales, esposos, esposas, hijos, en fin , volvemos a lo que perdemos, por la incesante velocidad del sistema formal, que nos agobia, nos desdice y desidentifica, hasta el colmo de hacernos anònimos entre nosotros, aun, con los seres màs cercanos y lìmpidos.

¿Es acaso que debemos esperar que el ser natural, que nos gobierna, desde las profundidades y desde las alturas, de su mano firme, en el escritoria de la historia de vida, para saber que no estamos solos, que interdependemos y somos algo màs que individualidades?¿ Porque esperar este chasquido terrible, para entender, que tener billetes en las manos, chorreando soberbia y facilismo, no son , sino solo eso, papeles, cuando la vida nos entierra debajo de una estructura de cemento o nos quita algo que queremos o alguien que nos esperaba , a pesar de nuestro desdèn irracional e ingratitud inmisericorde?

¿ Porquè recièn darnos cuenta que nos rodea impenitente, la pobreza, el dolor de los que poco o nada tienen, mientras que ostentosas fortunas, llenas de nùmeros y colores, afrentan elementales derechos de los hombres y mujeres a vivir en equidad y con esperanza ?

Pueden seguir las preguntas y seguramente la respuesta serà evadida por muchos , no respondida por otros y timidamente respondida por los cuantos, pero la realidad, es innegable. Somos nada, ante el gigante natural, somos sólo proyecto de polvo, cuando la magnificencia de la tierra y el mar, que nos dan alimento, piso y abrigo, se altera, ante lo que no entiende , al darnos generosidad y responderle nosotros, los terrenos habitantes, con golpes y maltratos, abusando de su bonachona altura y dimensiòn.

Intentemos revisar nuestros adentros y nuestros exteriores frente a los demàs, frente a todo lo que hace de nuestra condiciòn humana, un privilegio poco comùn en la inmensidad del cosmos, que a veces nos inspira a ser grandes, pero a la vez humildes y sencillos.

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