DESCENTRALIZACION Y PARTICIPACION


DESCENTRALIZACION Y PARTICIPACION
Por : Guillermo Pèrez Herrera
(Escrito para la Revista INTERQUORUM, dirigida por CAROLINA HERRERA)

Quienes nos desenvolvemos en el trabajo de acompañamiento de organizaciones sociales, en la búsqueda que sus integrantes, hombres y mujeres de nuestro pluridimensional país, logren mejores condiciones de vida, nos resulta muy aleccionador escribir sobre dos temas íntimamente relacionados como son la Descentralización y su construcción procesal ,a través de la participación popular.

Si partimos de definiciones como la de descentralización “delegación de poder y toma de decisión hacia núcleos periféricos de una organización” (1) o la que dice, “...es parte del proceso de democratización, implica transferir capacidades reales tanto políticas, técnicas financieras y administrativas a instancias regionales o locales” (2), nos encontramos con evidentes contradicciones, con lo que actualmente se viene perfilando y haciendo ostensible el desconcierto, cuando no, descontento de amplios sectores de la ciudadanía, ante un hecho que se sabe vital para el cambio y el desarrollo, pero exento, de los impactos sociales que son tan necesarios para aquilatar su ejecución.

Lo cierto es, que conceptualmente, la población entiende descentralización como un Gobierno que hace obras de infraestructura, como lo dice Olarte “contrariamente a lo que se piensa en círculos intelectuales y políticos, la idea de los peruanos sobre descentralización, no está vinculada a competencias o funciones de los distintos niveles de gobierno, sino a construcciones, escuelas, puentes, carretereras...”. Esta percepción, cercana a la dependencia, a esperar oferta estatal, aleja las posibilidades de concordar la lógica de gobernantes y ciudadanos, nos lleva a la perspectiva ancestral de estado paternalista y “generoso”, con quienes demandan ayuda.

Es cierto, existen iniciativas reconocidas e incluso audaces por lograr la integración nacional y regional, entendemos que una de las principales debilidades radica en la lectura equivocada de la realidad, en el desconocimiento de las auténticas necesidades de quienes habitan los diferentes ámbitos socioeconómicos, pero, algo más, en la falta de inclusión de estos componentes, en las dinámicas de sensibilización, planeación, organización, ejecución, fiscalización, entre otros factores, que hacen de la descentralización una política de esfuerzo compartido de las diferentes fuerzas sociales.
Otro aspecto que nos parece decisorio es el del ordenamiento territorial, que es complejo, requiere de voluntades, de motivación, amplia gama de recursos para el diálogo y negociación, sustentado en Instituciones confiables, prestigiadas, plurales y democráticas, hacia la construcción colectiva de una nación. Es apuntar hacia una visión política, cultural y social, que no se resuelve con presiones de grupos interesados en lograr ventajas, de la acción bienhechora del estado, todo lo contrario es el universo donde nuestras raíces y proyecciones históricas alcanzan su síntesis. Es así como podremos pensar en real delegación de poder, autonomía de decisión, control de recursos, mayores responsabilidades y competencias en lo regional y local, es tener en cuenta la “Cosmovisión de la sociedad” (3)

El tema crucial de Modernización del Estado, sigue siendo frágil en las posibilidades de llevar adelante una concepción de descentralización exitosa. Las estrategias implementadas, muchas de ellas, auspiciadas por soporte económico de cooperación internacional, acabaron en reacomodos de grupos burocráticos de poder, informes inmensos, pero poco aplicables o en el mejor de los casos medidas sesgadas, al margen de quienes son los interesados, las mayorías nacionales .

Por ejemplo, ¿es acaso, flexibilizando contratos en la administración pública, creando parafernalias remunerativas, haciendo inmensos organigramas y duplicando sin cesar funciones como se quiere aprestar a los trabajadores públicos para su compromiso real con la descentralización?, obviamente que no.
Se requiere, Carrera Pública, de verdad, con capacitación, reconocimiento a la meritocracia, absoluta transparencia en selección y promoción, modernización tecnológica pero también, modernidad en cuanto a convicciones, valores y roles de actuación frente a los usuarios.

Y por donde va la participación? Partiendo que es la acción colectiva de individuos orientada a la satisfacción de determinados objetivos, lo cual supone una identidad, teniendo como soporte valores intereses y motivaciones compartidas, podríamos afirmar, parafraseando a Vallejo “hay hermanos muchísimo que hacer”.

En principio, vemos en el quehacer diario de interrelación con la gente, profundos desarraigos en cuanto a plasmar y homogenizar identidad colectiva, paradigmas y aspiraciones comunes. Tal vez, hay la constatación que los problemas existen, que deben resolverse, pero el “Vamos a hacerlo”, “Somos uno”, es muy difícil de encontrar.
Es un tramado complejo, pero me atrevería en afirmar que mucho ayudarían la transparencia en los mensajes y acciones que realizan los organismos e instituciones articuladas a la realidad del desarrollo, creemos que esa especie de exagerada “especialización”, o "posesión" de “territorios”, que establecen algunas organizaciones no colaboran al emprendimiento masivo organizado. La resistencia a compartir conocimiento, por parte de quienes lo poseen en el “stage” de las diferentes problemáticas y nudos críticos del sistema, limitan la potencia de quienes deben ser actores y autores de su destino. Es necesario “abrir”, de cara al futuro, la inserción de mayores contingentes de núcleos, líderes abiertos al aporte intelectual, propositivo, emprendedor y actuante, es ese el reto y el riesgo si queremos colaborar a viabilizar descentralización desde el corazón de los pobladores que son su razón de ser.

Técnicamente, también definida la participación, “como una relación de interacción en la que el usuario y planificador confrontan sus puntos de vista, aprenden sus lenguajes y la validez de sus posiciones” (4), nos lleva a sustentar que el involucramiento del ciudadano debe conducir a otras formas de relación con el Estado, dado que se da preferencia a una caracterización asistencial, gestionar comunalmente para lograr , de alguna forma, recursos que solucione problemas de coyuntura o alimentados por el estacionamiento en el tiempo, asociándose a formas, manifiestas de intermediación de los partidos políticos, que no necesariamente expresan el sentir, las vivencias y las necesidades de todos, cuando no, su relativa fortaleza y credibilidad.

Hoy debemos apuntalar, desde la sociedad, una relación con el estado donde la comunidad organizada, incida en el diseño y aplicación de las soluciones, desde sus raíces de concepción programática. Para ello, considero, debemos retomar el ejercicio de la formación in situ, junto y con la gente, redimensionando la importancia de entregar herramientas para que las personas puedan ayudarse a si mismas.

Participar de las estructuras diseñadas para concordar ideas opiniones, en los escenarios de la Descentralización, no son los más apropiados; pero, si debe llevar a una revisión de los procedimientos al interior de las Organizaciones. Uno de ellos, el principal, democracia interna, renovación por tercios, acabar con la mecánica, de lo que popular y enjundiosamente se dice, “atornillamiento” a los cargos , equidad de género, asunción de responsabilidades de mujeres en todas y cada una de las instancias y responsabilidades; jóvenes a la obra, acabando con los temores de la “inexperiencia” o el “deben pasar primero por otros trechos”, alejar esas poses engañosas, patoteras de ¡SI A LOS JÓVENES...!, en público, cuando en privado, en Leyes y ordenanzas, se postula lo contrario.

Debemos entender el sentido de compromiso, trabajo en equipo, consecuencia, deberes en función a los derechos reclamados, cuando hacemos cultura organizativa. Hay que hacer de la verdad y la moral en su plenitud ética una forma de vida, desterrando el doble discurso, el comportamiento dual, el frenesí de ser oveja o lobo, según las circunstancias. Fácil no es, pues pareciera que los cinismos protagónicos, que han dominado nuestras imágenes en muchísimos años, han logrado deteriorar , las más aceradas y férreas convicciones.

Un elemento adicional, hagamos de las innovaciones, en los emprendimientos de descentralización participativa, experiencias educativas, ejemplificantes, nunca definitivas o panfletarias. Ratifiquemos la posibilidad de hacer docencia y realimentación con los éxitos, antes que discursos e inauguraciones magnificentes y no convirtamos a los desenlaces negativos, producto de un trabajo edificado desde sus bases, un sinónimo de juicio popular o producto desechable. En los éxitos y errores están las simientes de los procesos , apuntalando creatividad para mejorar, sapiencia y humildad para mantener y ductibilidad para transformar.
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(1) Diccionario Virtual Wilkipedia
(2) Gonzáles De Olarte, Efraín en Actualidad Económica, Setiembre 2001
(3) Rodríguez, Carlos, en Revista CUT Colombia
(4) Sánchez Euclides, en “Todos con la Esperanza”, 2004


RESEÑA PERSONAL
GUILLERMO PÉREZ HERRERA
Educador y Diplomado en Ciencias Sociales, Graduado en las Universidades Federico Villarreal y Mayor de San Marcos, Con estudios de Especialización y Post Grado en Centro de Políticas Públicas de la Universidad de Chile, CEDAL de Costa Rica, Universidades del Pacífico , y Agraria, La Molina, Perú , San Francisco de Antigonish, Canadá. Consultor Internacional en Temas de Economía Informal, Proyectos, de la CIOSL ORIT, Consultor Externo en Asuntos Específicos de OIT, MECEP-Banco Mundial, GTZ FES, ISCOD Fue Director de Capacitación del INIA Perú; Egresado del IV Interquorum de la Fundación Friedrich Ebert, Director del KADIPS, Integrante de FyG Consultores en Políticas Sociales, Miembro del International Coordination Commite Informal Economy , Profesor Universitario y Autor de Diversas Publicaciones ligadas a su Especialidad.
Mails : yanaruna2005@yahoo.es yanaruna@hotmail.com hombrefuerte@gmail.com

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