El sabio
hace, con mucha frecuencia un viaje al interior de todas las cosas, y con su
inteligencia penetra la realidad. No se deja llevar por el brillo aparente de
las cosas y no entra en estados de ansiedad para conseguir cosas ilusorias y
que acaban pronto valiendo poco o nada. El sabio es desprendido y no se apega a
las cosas o a las personas. Sabe vivir feliz con lo que tiene aquí y ahora.
El sabio
es alegre y afronta todo con sano optimismo.
El sabio sabe escuchar la voz del silencio. Obtiene información aunque nadie
pronuncie ni siquiera una sola palabra. El sabio hace cada cosa en el tiempo
que le corresponde. Vive en el presente. No ansía el futuro ni permite que su
mente pierda su tiempo contemplando cosas del pasado que nunca ha de volver.
Él sabe
que hay un tiempo para llorar y un tiempo para reír, que hay un tiempo para
sembrar y otro para recoger los frutos.
Sabiduría no es acumular
conocimientos y ciencia. Sabiduría no es imponerse a los demás por la amenaza o
la coacción. Sabiduría no es ocupar los puestos más notables ni gozar de un
indiscutible prestigio social.
Los
“sabios” y esclavos de otro (del dinero, del poder, de la fama, etc.) son
incapaces de penetrar lo esencial de las cosas y no disfrutan realmente de nada
de lo que poseen. Su ansiedad y egoísmo les lleva a querer siempre más y más de
lo que tienen, y acaban su existencia sin haber disfrutado realmente de todo
aquello que tuvieron y no supieron valorar.
El
verdadero sabio se deja guiar por la Sabiduría Absoluta, que rige al Universo.
A lo largo del tiempo que pasa, a través de las luchas y de las alegrías, en la
calma de su interior, dónde él es rey y señor de su vida, sin depender de
intereses de otros, el hombre sabio vive en profundidad y saboreando la
aventura humana que le corresponde vivir.
El hombre
sabio experimenta cada instante. Se adentra en la transcendencia que existe detrás de todas las
cosas. Detrás de la apariencia primera e inmediata hay “algo más”, y él (ella)
lo sabe.
Sabe que
el huevo no es sólo la cáscara externa que se ve, sino huevo es también el rico
contenido que hay en el interior de esa cáscara que actúa de envoltorio
exterior. Y, similarmente a como ocurre con el huevo, el hombre sabio analiza a
todos los acontecimientos que ocurren en su vida.
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